El huevo de la serpiente
'Caso Tándem', comidas en Casa Piluca, filtraciones interesadas, cloacas del estado... el 'caso Villarejo' va a ser noticia durante algún tiempo. Si bien por la edad seguramente ingresamos en el Cuerpo Superior de Policía en años parecidos, nuestras historias no tienen nada que ver; podría hacer un "Plutarco" que se resumiría en que él termina en la cárcel y yo haciendo un ciclo reivindicando a Galdós, no tengo claro que valga la pena. Cuento brevemente en las líneas que vienen a continuación, copiando el título de una película de Bergman, lo que, a mi juicio, pudo ser el origen de lo que nunca se debió permitir.
Manuel Torres e Isaac García, periodistas que en su día escribían temas de Interior en Mundo Obrero (¡Qué tiempos aquellos!) y que ahora no les ubico en ningún medio, escribieron un libro titulado Policías sin censura en el año 1985. En su página 153, y con el subtítulo El ministro que nunca existió, nos cuentan con todo lujo de detalles cómo se pasó del ministrable Carlos San Juan de la Rocha, portavoz socialista en la comisión de Interior en el Congreso de los Diputados, a José Barrionuevo en las elecciones del 82. Por aquellos años un grupo de inspectores de policía jóvenes e ilusionados, nucleados en torno al sindicato con pretensiones políticas Unión Sindical de Policías (USP) estaban empeñados en "democratizar" los Cuerpos de la Seguridad del Estado, y trabajábamos a diario con el diputado que procedía de la UMD.
Voy a trascribir algunos párrafos que me parece de interés para el análisis de hoy: "En aquellos días de la transición hacia el 'cambio', una delegación del SPP se entrevista con Carlos San Juan. El motivo era que el próximo ministro les explicara cuales iban a ser las actuaciones en el Ministerio. La reunión no pudo ser más borrascosa. Desde el sindicato, desde la representación que ostentaban Yébenes y Villarejo, se criticó acerbamente al diputado socialista. Les parecía especialmente negativo la existencia de unas listas que habían empezado a circular con hombres de confianza del próximo gabinete... Yébenes y Villarejo realizaron una posición activa a los planes de San Juan y consiguieron entrevistarse con Felipe González para manifestarle sus desacuerdos y prevenirle sobre la posibilidad de una huelga salvaje en la Policía si se llevaban a cabo los planes de Carlos San Juan". Que yo sepa esta información no fue nunca desmentida.
Aquí se puede decir que comienza a incubarse el huevo de la serpiente, si lo que dice el libro es cierto. La presión a un inexperto González impidió el nombramiento de un ministro que tenía planes muy estudiados de renovación.
Han pasado muchos años y hemos sufrido muchos años de terrorismo de ETA, verdadero culpable de que la serpiente se haya ido desarrollando. Hoy, con las nuevas tecnologías, si se pincha en Google el nombre de Villarejo, nos aparecen condecoraciones, grabaciones a un presidente de Comunidad Autónoma, entramados empresariales... ¿Es el mismo Villarejo que el de la entrevista con González? Solicité (pido perdón por la alusión personal) la plaza de Jefe de la Unidad de Asuntos Internos con el compromiso de descubrir a los autores de los informes falsos sobre Cataluña en el plazo de seis meses. No fue posible, no estaba en los planes del actual portavoz del Partido Popular en el Senado, Ignacio Cosidó.
Stefan Zweig escribió un estupendo libro sobre Fouché, y en la cena de Jean Claude Brisville, Flotats nos mostró a un personaje que cambió de bando tantas veces como una serpiente muda su piel. Demasiados años mudando la piel, y encima haciéndose millonario. Si el periodista Álvaro de Cózar sigue investigando y termina su libro podríamos encontrar muchas respuestas.
El día 10 de marzo del 2015, un mes antes de jubilarme le mandé a Eugenio Pino, que tiene mucho que ver en la creación de la llamada "Policía Patriótica" el siguiente correo electrónico:
"Cuando leo y escucho lo que 'hacen y deshacen' dos comisarios a tus órdenes y me leo el expediente y la sanción de diez días que tuve que cumplir por no aceptar ser un mero juguete de las circunstancias y negarme a legitimar vuestras prepotencias, me entra la risa y desde luego me reafirmo en el concepto que de vosotros tengo, a pesar de vuestras misas diarias".
Es un correo iniciático que merece una explicación: me sancionaron con diez días de empleo y sueldo por negarme a firmar una orden de traslado al exigir que en la misma, como es preceptivo, se me indicara el motivo del cambio de destino, que lógicamente obedecía a una discriminación. Me sancionaron por desobediencia, ellos no sospechaban que me hicieron un honor al convertirme en el Thoreau de la policía.
"En mérito a tu magnífica trayectoria profesional no puedo responderte. Disfruta de tu jubilación", me contestó Eugenio... Y tant, molt tranquil-la meva vida.