El futuro de Melania Trump cuando deje de ser primera dama
La esposa de Donald Trump sabe desde hace mucho tiempo lo que quiere hacer.
Melania Trump quería un sugar daddy y terminó atrapada en la Casa Blanca. La exmodelo asumió el rol de primera dama de Estados Unidos cuando Donald Trump, con el que se casó en 2005, ganó las elecciones en 2016. Sin embargo, ahora que se sabe que el próximo en ocupar la residencia presidencial será el demócrata Joe Biden, Melania tiene muy claro qué quiere hacer. “Está contando los minutos” para divorciarse del magnate en cuando ceda el cargo el 20 de enero, según Omarosa Manigault, exasesora del todavía presidente.
La eslovena de 50 años se siente obligada a esperar. Si dejara a su marido mientras sigue siendo el mandatario en funciones sería una “humillación” que ”él castigaría de alguna forma”, explicó también Manigault en The Mail on Sunday.
Todo apunta a que en enero se romperá por fin un matrimonio de 15 años que muchos han calificado como transaccional, puro negocio, y que ella regresará a Nueva York, donde vivían antes de instalarse en la Casa Blanca. Tienen dos viviendas en la ciudad, una de ellas es el ático en la Trump Tower de Manhattan, valorado en 100 millones de dólares. Hasta las redes han bromeado con ello.
“Melania Trump ya no tiene que fingir”.
Melania jamás imaginó que Donald Trump pudiera ganar las elecciones. Cuando el líder republicano salió victorioso en las urnas el 8 de noviembre de 2016, directamente se echó a llorar. Según la información de su círculo más cercano, fue un gran golpe para ella y cuatro años después está cansada de fingir su papel de primera dama.
Desde hace mucho la pareja duerme en habitaciones separadas y pasan demasiado tiempo alejados el uno del otro. Ella apenas se presentaba en el Ala Oeste durante estos cuatro años. Su falta de amor también ha sido vox populi, y ha quedado evidenciada por los constantes momentos incómodos de sus apariciones públicas, por su rostro inalterable y por la decena de veces que ha soltado la mano de su marido y le ha dedicado gestos de desprecio.
Incluso el propio Trump reconoció en 2019 que cree que su mujer no lloraría si le disparasen en un intento de asesinato. Los planes de Melania para dejar a Trump vienen de lejos, según su exasistenta Stephanie Winston Wolkoff, y ya se estaban cocinando al principio de su legislatura.
Precisamente por ello, la eslovena tardó cinco meses en mudarse de Nueva York a Washington cuando Trump ya estaba instalado en la Casa Blanca. Lo hizo para cambiar el acuerdo prenupcial, de manera que el hijo que tienen en común, Barron (de 14 años), salga tan beneficiado como sus cuatro hermanos en la repartición de la fortuna de su padre, según Wolkoff. La firma de ese acuerdo garantiza que en caso de divorcio su hijo menor tenga un porcentaje de la herencia.
Divorcios millonarios
Lo que se desconoce aún es qué tajada se llevaría Melania con la separación, pero ninguna de las anteriores esposas del presidente se han ido con las manos vacías.
Ivana Trump, madre de sus tres hijos mayores —Donald Trump Jr., Ivanka y Eric—, recibió 25 millones de dólares, una mansión y una pensión de 650.000 dólares anuales mientras sus hijos fueran menores de edad. Se divorciaron en 1992. Por otro lado, Marla Maples, su segunda esposa y madre de Tiffany, recibió dos millones de dólares tras su divorcio en 1999.
Más de 20 años juntos
Melanija Knavs llegó a Nueva York en 1996 para trabajar como modelo y dos años después conoció a Donald Trump en una fiesta, con el que pronto comenzó una relación. Ella tenía 28 años y él, 52. La frialdad que se palpa ahora dista mucho de la imagen que daban entonces, cuando era habitual verlos dedicándose gestos cariñosos. Incluso concedieron una entrevista a Howard Stern en 1999 en la que hablaron de su activa vida sexual.
El tiempo ha arrasado con esa pasión. Con tantas ganas de huir, no es de extrañar que Melania le pidiera a Trump que reconociera su derrota frente al demócrata Joe Biden. Aunque sea por acortar su agonía.