El fracaso de la vacunación covid en niños: "Lo dejamos correr y ya no siento la urgencia"
Los expertos se confiesan preocupados porque la mitad de los niños no se ha vacunado de covid en España. Hablamos con padres y madres para conocer sus motivos.
Tres de los participantes en este reportaje han pedido mantener el anonimato. Sienten que han cometido una especie de pecado por el que los pueden juzgar, de modo que serán presentados con nombre ficticio. “Si mi madre me reconoce me mata, va a resurgir el conflicto”, dice Elisa, de 39 años. A Alejandro, de 36, le preocupa ser visto como un “cuñao”. “No avises a los Servicios Sociales”, bromea por su parte Julio, de 39. En realidad, son responsables de una ‘culpa’ que comparten con la mitad de padres y madres de niños de 5 a 11 años en España: sus hijos no se han vacunado frente al covid.
Ninguno de estos tres adultos se considera antivacunas; de hecho ellos se vacunaron contra el coronavirus de los primeros, y sus hijos llevan a rajatabla el calendario vacunal. “Venimos de una familia de sanitarios”, justifica Elisa. Ella es madre de dos niñas de 7 y 10 años, respectivamente, Julio es padre de un niño de 7 y de una niña de 5, y Alejandro tiene una hija de 7 y otra de 4 –ella no es elegible todavía para recibir la vacuna anticovid–.
Los motivos de estas personas para no vacunar a sus hijos difieren ligeramente, pero en general comparten algo: la pandemia ya no se contempla como una emergencia, no hay sensación de urgencia, de crisis sanitaria o de peligro grave. Al principio no vacunaron a los niños porque no lo vieron del todo claro, y luego simplemente lo dejaron pasar. Coinciden, también, en que su decisión no es definitiva, sino moldeable en el tiempo y según la situación sanitaria: si empeorara la epidemia, se plantearían poner la vacuna a los pequeños.
“Fue un dejarlo correr y no ponerse a ello”
En el caso de Julio, reconoce que sus hijos no están vacunados más por dejadez (de los progenitores) que por convencimiento. “Fue un dejarlo correr y no ponerse a ello”, explica. Él mismo considera “paradójico” su caso: “Cuando me tocó a mí, me vacuné en la primera semana”. En cambio, cuando la posibilidad de vacunación se abrió para los menores de 5 a 11 años en España, allá por el 13 de diciembre de 2021, Julio se dijo: “Cuando los vuelva a llevar al pediatra, pedimos cita”. “Al final no se han puesto malos y, como ahora ya no hay alarma, ya no siento la urgencia”, señala el hombre, afincado en Galapagar (Madrid). “Si en la próxima revisión nos lo proponen, lo haremos”, asegura Julio.
En España, el 92,8% de la población mayor de 12 años tiene la pauta completa (al menos dos dosis) de la vacuna covid; en niños de 5 a 12 años, ese porcentaje apenas alcanza un 45,5% de media nacional –55,4% si hablamos de una sola dosis–, con tasas que van de en torno al 30% en Baleares y Cataluña a casi el 70% en comunidades como Extremadura y Galicia.
Epidemiólogos, vacunólogos y pediatras tildan la campaña de “fracaso”, sin medias tintas. “Sabemos que esta vacuna ha salvado millones de vidas en el mundo; que sólo hayamos conseguido que se vacune la mitad de los niños es un fracaso, aunque la enfermedad grave en ellos sea poco frecuente”, apunta Quique Bassat, pediatra y epidemiólogo del Instituto de Salud ISGlobal. “No hemos sabido transmitir a los padres la importancia de que protejan a sus hijos, algo que claramente sí supimos hacer con los adolescentes”, sostiene.
Adolescentes vs niños: del éxito al fracaso
Pese a las dudas iniciales sobre su compromiso, el 96% de los jóvenes de 12 a 19 años tiene puesta la pauta completa, superando en porcentaje a todas las franjas de 20 a 59 años. Quizá por dar una lección tras haber sido uno de los grupos más señalados durante la pandemia, o quizá para disfrutar del verano con más tranquilidad, desde julio de 2021 los adolescentes se lanzaron en masa a por la vacuna.
“En los adolescentes fue un éxito”, corrobora Francisco Álvarez, coordinador del Comité Asesor de Vacunas de la Agencia Española de Pediatría (AEP). “En los niños ha sido un fracaso, y nos preocupa, la verdad”, admite. Quique Bassat considera que, “si se hubiera vacunado a la vez a niños y adolescentes”, la diferencia entre los porcentajes de vacunación no sería hoy la misma.
La mayoría de los padres y madres consultados por El HuffPost también aluden al momento y al contexto en que se ofreció la vacuna para niños. Refieren que poco antes habían escuchado dudas de algunos expertos sobre la idoneidad de vacunar a los menores –entonces no había estudios–, y que mientras se pensaban qué harían con sus hijos, la situación epidemiológica empezó a mejorar, fueron cayendo las restricciones, y en la primavera de 2022 ya casi nadie en España hablaba de coronavirus.
Cabe señalar que cuando España empezó a vacunar a los niños, sí había ensayos clínicos revisados por la Agencia Europea de Medicamento (EMA), que dio su visto bueno y confirmó que los beneficios de la vacunación superaban los posibles riesgos. Ahora hay incluso más datos: sólo en Estados Unidos se han administrado más de 8 millones de dosis en niños de 5 a 11 años “sin que se haya detectado ninguna señal de alarma”, apunta Sanidad.
“Los vacunados ya han pasado el test de prueba”
Alejandro, padre de dos niñas y residente en Madrid, reconoce que si los contagios vuelven a subir ahora “sí las vacunaría”. “Los vacunados ya han pasado el test de prueba”, confiesa. Hace unos meses tuvo “dudas”, y al final ganó el miedo a posibles efectos adversos, sabiendo que la enfermedad en menores es leve o asintomática en la gran mayoría de los casos.
Él y su mujer tienen “todas las dosis puestas”. Pero “si ellas tuvieran efectos secundarios no me lo perdonaría”, comenta Alejandro. “Con algo tan nuevo y con tanta información, me cuesta decidir por ellas en eso –asegura–; al final no duermes”.
Lo mismo que Alejandro piensa Elena (42 años, Badajoz), que decidió que sus hijos de 11 y 12 años no se vacunarían “de momento”. “Si hubiera algún error humano [en la fabricación de vacunas], una cosa es que lo suframos la gente mayor y otra cosa es que afecte a nuestros hijos”, plantea. Algo similar comenta Elisa: “Los padres nos vacunamos más por inercia, pero con los niños nos daba más cosa”.
La (no) presión de grupo
Por lo que refieren estos adultos, el ‘factor grupo’ también ha influido. Explican que, en su entorno, la mayoría de los niños no están vacunados y, al revés, saben de padres que accedieron a vacunar a los niños para que no se sintieran distintos del resto de sus compañeros. “Conozco familias que lo han hecho porque los niños se empeñaban –‘yo quiero, yo quiero’–, para no ser los raros de la clase”, afirma Elena.
Julio, por su parte, piensa que la vacunación infantil “tiene casi más que ver con un compromiso social”, en el sentido de aumentar la protección de la comunidad, y no tanto la individual, frente a una pandemia que durante más de dos años ha puesto en jaque al mundo, principalmente a las poblaciones más ancianas y vulnerables. Sus hijos, cuenta, “no han vivido lo de la vacunación en primera persona”, pero sí a través de los abuelos. “Cuando la bisabuela se vacunó, ahí entendieron que ya podían volver a verla”, dice.
La preocupación a futuro
Quique Bassat, epidemiólogo y pediatra, apela precisamente a esto: “Si estamos como estamos hoy es gracias a la vacunación”. “El covid ha dejado de ser una enfermedad importante porque nuestra sociedad está vacunada”, insiste. Bassat apuesta por “seguir siendo didácticos” desde la profesión: “Hay que reforzar el mensaje de la necesidad de vacunar a los niños para poder olvidarnos también del covid en pediatría”. Cuando Sanidad detallaba los casos covid en menores –ahora sólo notifica los de mayores de 60–, los datos cifran entre un 0,2% y un 0,5% los casos de niños de 5 a 11 años hospitalizados por covid. “El riesgo no es nulo”, recuerda Bassat.
Francisco Álvarez, de la AEP, incide en la preocupación de los profesionales ante los bajos porcentajes de menores vacunados de covid, y en que esto pueda ir más allá. “Nos da miedo que la gente piense que no pasa nada por no vacunar a los niños porque en ellos la enfermedad es leve, y además que eso lo trasladen a otras enfermedades y bajen las coberturas de vacunación tan buenas que tenemos en España”, advierte.
Este no es aparentemente el caso de los padres y madres entrevistados para este reportaje, que aseguran que sus hijos tienen puestas todas las vacunas del calendario, y con el covid tomaron una decisión distinta porque les parecía, de algún modo, precipitado. “No es que decidiera cien por cien que no las iba a vacunar, pero sí que prefería esperar”, apunta Elisa, de 39 años, en referencia a sus hijas de 7 y 10 años. “Nos parecía que la vacunación se hizo con prisa, cuando un mes antes decían que no había que vacunar a los niños”, comenta.
En este sentido, Francisco Álvarez reconoce errores “tanto del Ministerio y de las comunidades como de los profesionales”. “Parece que no hemos hecho suficiente hincapié en la importancia de vacunar a los niños, no ha habido ninguna campaña, y así estamos”, plantea.
Los cuatro padres y madres que han participado en este reportaje cuentan que no han hablado con los pediatras de sus hijos sobre este tema. El argumento que da Elena es especialmente inquietante: “En el centro de salud de nuestro pueblo no hay pediatra desde que empezó la pandemia. Era impensable ir al médico para eso”.