El FBI detiene a un funcionario de Trump por el asalto al Capitolio
El primer arresto vinculado al anterior Gobierno se produce con Washington como una fortaleza vallada por temor a nuevos ataques de milicias armadas.
La Oficina Federal de Investigaciones (FBI) detuvo este jueves a un funcionario del expresidente Donald Trump por el asalto al Capitolio del pasado 6 de enero, convirtiéndose así en el primer arrestado vinculado al anterior Gobierno, según informó el medio Politico.
Se trata de Federico Klein, un hombre de 42 años que durante el Gobierno de Trump trabajó en el Departamento de Estado como nombramiento político. Concretamente, el detenido fue asignado primero a la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental, en concreto en el departamento encargado de Brasil y el Cono Sur, y luego trasladado a la oficina que administra las peticiones de acceso a información federal, conocidas como FOIA.
Klein, que fue detenido en Virginia, había trabajado previamente para la campaña presidencial de Trump en 2016 como analista. Antes de implicarse en política junto al magnate, Klein sirvió en el Cuerpo de Marines en Irak.
Más de 300 personas han sido imputadas en tribunales federales por el asalto al Capitolio, pero Klein es el primero con claros vínculos con el Gobierno de Trump.
El FBI no detalló a Politico de qué delitos está acusado Klein.
La capital, tomada por riesgo de ataque
La detención se conoce cuando la advertencia de un supuesto plan de una milicia de irrumpir este jueves en el Capitolio ha provocado el refuerzo de las ya extremas medidas de seguridad en la capital de EEUU, que han convertido el centro de Washington en un fortaleza desierta, donde más de 5.000 efectivos de la Guardia Nacional protegen el edificio.
Este jueves, la Policía del Capitolio solicitó una extensión de 60 días de los miembros de la Guardia Nacional desplegados en la capital estadounidense y que en principio tenían previsto retirarse el 12 de marzo. “La Guardia Nacional debería quedarse todo el tiempo que fuese necesario”, afirmó en una conferencia de prensa hoy Nancy Pelosi, la presidenta de la Cámara de Representantes, cámara que precisamente canceló sus actividades hasta la próxima semana por la reciente amenaza.
Desde que el pasado 6 de enero una turba de seguidores del expresidente Donald Trump tomaron violentamente el Congreso, en unos tumultuosos acontecimientos que dejaron cinco muertos y cuyas imágenes dieron la vuelta al mundo, el Capitolio parece más una base militar que la sede del Legislativo estadounidense. Los asaltantes esgrimieron quejas, alentadas por el propio Trump sin evidencia alguna, de fraude en las elecciones presidenciales de noviembre pasado.
El perímetro de seguridad se ha ampliado y asegurado en los últimos días, con nuevas vallas, barreras de hormigón y alambre espino. Este jueves en los alrededores del Capitolio, según pudo constatar Efe, solo se veía a periodistas, ocasionales corredores y algún turista que tomaba fotos con su teléfono de la impensable estampa.
Por su parte, y también en una rueda de prensa, la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, remarcó que “la amenaza de extremismo violento doméstico, particularmente de carácter racial y por extremistas antigubernamentales, no comenzó y culminó el 6 de enero”. “El actual ambiente de elevada seguridad en la capital es una ilustración ello”, aseguró Psaki.
La Policía del Capitolio de Estados Unidos alertó el miércoles de que había obtenido información de Inteligencia que “muestra un posible complot de una milicia identificada para irrumpir el jueves, 4 de marzo, en el Capitolio”.
No obstante, remarcó que debido la “naturaleza delicada” de los datos de los de que dispone, no se podían ofrecer más detalles. “Ya hemos hecho actualizaciones de seguridad significativas -explicó- que incluyen el establecimiento de una estructura física y un aumento del personal para garantizar la protección del Congreso, del público y de nuestros agentes de policía”.
Qanon y la milicia Three Percenters
Según la información proporcionada por el FBI y el Departamento de Seguridad Nacional, las autoridades han registrado un incremento de las discusiones entre grupos extremistas, como la organización de ultraderecha Three Percenters, sobre un posible plan de atacar el Capitolio este jueves.
Los seguidores del movimiento conspiratorio QAnon creen que el 4 de marzo Trump sería investido de nuevo, basándose en que entre 1793 y en 1933 la investidura de los mandatarios cayó a menudo en torno a esa fecha.
El asalto del pasado 6 de enero se produjo precisamente cuando se celebraba una sesión conjunta de las dos cámaras del Congreso para ratificar la victoria del Biden en las elecciones de noviembre.
Debido a ese ataque Trump fue sometido a su segundo juicio político en el Senado, del que fue absuelto el pasado 13 de febrero, después de haber abandonado ya la Casa Blanca.
El enorme despliegue de seguridad ha obligado a aplazar el tradicional discurso del Estado de la Unión que suele ofrecer el presidente estadounidense, y que Biden no espera ofrecer hasta que el Congreso apruebe el tercer paquete de rescate financiero para superar la crisis por la pandemia.