"El Estado gasta muchísimo dinero en formar médicos que se ven obligados a emigrar"
Miles de estudiantes de medicina han sido convocados al examen MIR, una prueba a nivel nacional creada para que los graduados opten a una especialidad evaluando sus conocimientos. Jaime Lluch, cursó 6 años en la Universidad de Sevilla y una posterior preparación en el Curso Intensivo MIR Asturias. El pasado mes de febrero expuso su descontento en Facebook. Su publicación, a causa de los inconvenientes y atipicidades que la prueba supuso, ha recibido una gran difusión: 6259 reacciones, 864 comentarios, 4911 veces compartida. Y es que, los resultados son significativos: la nota de corte es la más baja de los últimos seis años. Incluso el número 1 de la lista, José Manuel Busto Leis, ha reconocido que su sensación fue de decepción.
El examen MIR no es obligatorio para obtener el título, ¿a qué otras opciones puede optar un graduado?
Jaime Lluch: En la teoría no, pero en la práctica necesitas obtener la especialidad. Para esta preparación, el estudiante de medicina tiene que repasar exhaustivamente no solo conceptos revisados en la carrera, sino también incidir en aquellas novedades que están pisando fuerte en un campo tan amplio como es la Medicina. Aunque en la mayoría de los casos empezamos a dedicarnos al MIR en sexto de carrera, a partir de cursos previos que ofertan las academias, no es hasta junio cuando comenzamos la preparación intensiva, durante la cual estudiamos entre diez y once horas diariamente alternando tres herramientas distintas de trabajo: libro teórico, test y clases. Una vez realizado el examen, existe un periodo de 4 meses de espera entre que se corrige el examen, se imparte el orden y se elige especialidad.
Actualmente la mitad de los médicos no consiguen acceder a una plaza; muchos de ellos eligen repetirlo y otros prefieren marcharse fuera para optar a esa especialidad. Los demás países de la Unión Europea tienen diferentes procedimientos. En el caso de Alemania, por ejemplo, existe un pequeño examen práctico basado en un caso clínico que tienes que resolver y que se convoca cada tres meses (y no anualmente como en España) para, una vez aprobado y tras una entrevista laboral satisfactoria, poder realizar la residencia en el hospital en el que estás interesado con una media de 4 años para las especialidades médicas y 5 para quirúrgicas. Sin el MIR puedes trabajar en ambulancias, en superficies comerciales, en aseguradoras, o en centros de salud cuando existe falta de médicos, por contratos de algunos meses; pero cuando entra alguien con especialidad tiene prioridad. A largo plazo no se puede vivir de la última opción. Esto ocurre tanto en un hospital público como privado.
¿Tenemos menos facilidades en España con respecto al resto de países?
Por supuesto, en España existe una gran formación médica. La residencia es muy completa, la preparación en las universidades no es mala. Algunas facultades enseñan a sus alumnos en torno al MIR, otras no, y habría que hacer autocrítica. Yo he estudiado en la Universidad de Sevilla, he aprendido mucha medicina pero es cierto que no me han enfocado la carrera al examen de acceso, al menos no tanto como me hubiera gustado. Teniendo en cuenta que un test de un día como el MIR barema el 90% y seis años de trabajo en la carrera solo el 10% creo que merece la pena centrar algunos tramos del grado hacia la prueba.
La conclusión es que el Estado gasta muchísimo dinero para formar futuros médicos para que luego se les impongan numerosas restricciones a la hora de ejercer en un centro hospitalario. Ese conjunto frustrado tan numeroso busca otras alternativas, ante la negativa que se les presenta en su país de origen y se ven obligados a emigrar, de manera que las grandes potencias terminan siendo los mayores beneficiados de una formación tan costosa y sustentada por los impuestos de los ciudadanos. En los países de la Unión Europea es más sencillo homologar los estudios -países como Alemania-, o realizar un MIR más asequible -en Italia, siendo la barrera idiomática lo más complicado-. Conozco casos cercanos que barajan esas opciones.
¿Al MIR se puede acceder sin ir a la academia?
Sí, pero está diseñado de tal forma que se necesita tener un método de estudio asignado y las academias están compuestas por profesionales que saben cómo orientar el estudio. Por eso, prácticamente la mayor parte de los aspirantes se apunta a alguno de estos cursos. Los profesores son médicos, aunque hace algunos años, al menos en mi academia, llevan una asignación distinta en cuanto a profesor y especialidad. Es decir, una asignatura de neumología, por ejemplo, la imparte un cardiólogo, así como una asignatura de pediatría un urólogo. El motivo es que prefieren que sean profesores que sepan explicar lo más relevante de cada asignatura de cara al MIR, ateniéndose principalmente a lo que han preguntado los años anteriores y consiguiendo hacer de la asignatura algo más llevadera.
Les dais hasta 5 vueltas a la Carrera.
Hasta hace 5 o 6 años se empezaba en junio, al acabar la universidad. Actualmente en sexto de carrera las academias ofrecen un curso pre-MIR, donde asistes a clase una vez por semana desde septiembre, le das 5 vueltas en ese caso. El que no puede permitirse los ochocientos euros que cuesta el pre-MIR además del precio del intensivo MIR repasa menos, es decir, tiene que apuntarse a la academia en junio y no en septiembre del año anterior. Durante el curso se hacen tres vueltas a la carrera, de la cual la última es el último mes, a asignatura por día; no todas las vueltas son el mismo número de días, ni con la misma intensidad, ni con la misma minuciosidad.
¿Cuál es el procedimiento?
Hay tres academias con metodología distinta. En mi caso, las clases eran diarias de manera virtual desde las distintas sedes y, una vez a la semana, los sábados, acudíamos a realizar el simulacro correspondiente y su posterior corrección. En las grandes ciudades están las sedes, lo que significa que puedes asistir un día a la semana y el resto vivir donde quieras. Lo prioritario es la metodología, de este modo te organizas. Tanto presencial como virtualmente veíamos en los distintos rincones de España el mismo temario y los mismos días, al menos en mi academia. El hecho de ir a clase ayuda a crear un horario con menores variaciones, aunque cada academia es una empresa distinta.
¿Cuál era tu horario?
Me despertaba, estudiaba, tenía clases de tres hasta las seis. Se suponía que antes de clase tenía que estudiar siete horas por la mañana, por lo tanto, si no te levantabas tan temprano después de clase lo recuperabas. Después de clase hacía dos horas de tipo test. La forma de estudiar era: teoría, clase y test. Esto era así de lunes a viernes. Los sábados teníamos 4 horas de examen con corrección y los domingos los teníamos de descanso.
No obstante, lo importante no es la nota, es el resultado frente a los demás; el número de orden. Eso debe que crear mucha competitividad.
Exactamente, pero de este modo se llegan a las mismas condiciones, eliminando diferencias entre lo privado y lo público. El 25 de febrero dieron las provisionales, el 21 de marzo las definitivas. No suele haber errores salvo a personas que le hayan valorado mal el expediente.
Este año se han incrementado las plazas pero hay más de 15.000 presentados, concretamente el mayor número en el siglo XXI. Medicina de familia tiene más plazas pero mucha gente no las querrá y repetirá la prueba. No obstante, al haber sido, no atípico, sino desorganizado -porque ha habido preguntas que no son de la preparación vista en la carrera y en las academias-; el repetir el examen no asegura tener una plaza al año siguiente. Mucha gente por la dificultad o por la desorganización cogerá plaza para asegurarse. Por lo tanto, yo creo que no variará mucho el número.
El director de la academia del MIR Asturias, Jaime Baladrón, ha alegado que el año pasado se dieron preguntas más complicadas.
La distribución de las preguntas era la esperada, pero no el contenido. Hay patologías muy prevalentes que he echado mucho de menos: cáncer de pulmón, hepatitis, tumores ginecológicos, sarampión, rubéola, ictus, celiaquía.
Por otro lado, el error de la plantilla. Una persona que lleva estudiando todos esos meses, al encontrarse con un error de tipo administrativo se desvía su concentración. Aún habiendo solventado el problema sobre la marcha, varias personas seguían preguntando, se crea desconcierto para todas esas personas. Los quince minutos extra no lo solucionaron. Esto no solo ha pasado en el MIR, que somos 15.000. Ha habido problemas en el PIR, en el FIR, en el EIR...
Ha habido preguntas consideradas capciosas, como la de homeopatía.
Los médicos han de estar informados sobre esta tendencia actual de la homeopatía. En mi opinión no es suficientemente contundente, es una ciencia muy mediática y está bien preguntarlo pero también creo que deberíamos haber recibido una preparación. La pregunta era un tanto ambigua pero no era difícil, quien lo ha acertado ha sido por leerlo en un artículo, pero no porque se lo hayan impartido ni en la carrera ni en las academias. También otras preguntas, como cuántas kilocalorías consume un gramo de grasa, pregunta puramente nutricional; la Declaración de Alma-Ata, un término trabajado en enfermería sobre la definición de atención primaria; la enfermedad de Kikuchi-Fujimoto, una pregunta de anatomía patológica apenas vista (la respuesta no la habíamos visto ni en la carrera, es extraña aún así menos infrecuente en Japón y en Asia, no en el entorno en el que trabajamos). Otras no estaban bien redactadas, por ejemplo: a quién no le pedirías una serología de VIH. En las respuestas, la correcta es que se pide a un paciente con 20 años sin factores de riesgo que se hace una fractura en el tobillo, en la práctica médica habitual eso no se realizaría. La mitad del examen han sido o preguntas muy azarosas por su dificultad o preguntas fáciles que cercioran que quien haya estudiado lo básico sabe responderlo; además de una serie de preguntas que corresponden a la formación de otras carreras que ciertamente nos han pillado desprevenidos. Por tanto, si uno de cada dos tiene acceso a una plaza y ya de por sí el azar en un tipo test tiene un componente importante, el hecho de aumentar las preguntas fuera del temario habitual que un médico tiene que conocer incrementa dicho carácter azaroso, por lo que los menos perjudicados son los que menos estudiaban o peor llevaban el examen, acercándoles a los que estaban sacando un rendimiento medio-alto y alejándose estos últimos de los que estaban teniendo resultados excelentes, pues los mejores pueden permitirse fallar y aún así optar a alguna plaza aunque no sea en el hospital deseado. Es decir, la desorganización del examen ha afectado a todos pero no con el mismo efecto.
¿Cómo es la distribución del examen?
En primer lugar, el expediente de los estudiantes de medicina es muy parecido, ronda en torno al 1,7 – 2,4 y se evalúa sobre 4, siendo 3 todo sobresaliente y 4 matrícula de honor. El dos es notable, la mayoría está en estos parámetros. A partir de una distribución de Gauss, en el examen se trata de discriminar entre ese grosso de estudiantes. Por lo tanto, tiene que haber una dificultad en base a conceptos que están en los libros de medicina y en los manuales. La polémica de trasfondo ha sido que, al discriminar se ha dado un exceso de preguntas azarosas. Según los datos de MIR Asturias ha habido 85 preguntas de dificultad baja (30 preguntas menos que en el año anterior) y 61 preguntas de dificultad alta (14 preguntas más que en el año anterior), aumentado considerablemente el número de preguntas de dificultad media u óptima (79 frente a las 63 del pasado año).
Es un examen de formación obligatoria y a efectos prácticos las restricciones son muchas, 7.000 médicos no pueden conseguir plaza de nada, uno de cada dos no entra. La personalidad de los estudiantes de medicina es poco habituada al fracaso, porque son personas que a lo largo de su vida han tenido resultados académicos notables y excelentes. El hecho de no poder seguir optando a lo que ellos quieren, crea una gran frustración.
El examen del año pasado estuvo mucho más preparado en cuanto a la finalidad: discriminar, crear un orden en función a conocimientos médicos. Hay para elegir cuatro respuestas, cada tres falladas resta -0.33 puntos, mucha gente deja cuestiones sin responder por miedo a esa penalización.
De este MIR no van a salir los médicos más preparados.
Efectivamente. Yo tengo compañeros que tenían peor preparación que yo, han sacado mejor rendimiento al examen y otros que iban mucho mejor preparados y han fallado más de las que se esperaban y, por tanto, se ven abocados a buscar otras alternativas o repetir el examen.
¿Qué solución habéis planteado? ¿Cómo surgió?
Yo escribí un post de opinión para expresar esa disconformidad con el examen, a partir de ahí me puse en contacto con compañeros, no solo de medicina, sino también de otras carreras que se han visto afectadas: EIR, FIR, PIR… Se creó un grupo de Facebook con distintos representantes. A partir de entonces contacté con Mar Fonruge del EIR, que ha puesto en marcha peticiones de Os oigo, de Change.org, también hemos entablado conversación con distintos medios de comunicación, políticos y el Consejo de Estudiantes Estatal de Medicina.
Esta movilización radica en dos motivos: mostrar nuestra repulsa ante cómo ha estado organizado dicho examen; y como consecuencia, se plantea crear un temario cerrado. Ante la gran cantidad de preguntas azarosas que se han formulado, vemos como método más justo esta solución, de manera que, aunque existan numerosos conceptos considerados poco relevantes en las universidades y en la preparación intensiva pero trascendentales para el Ministerio de Sanidad, al menos estamos avisados de que pueden ser preguntados y ya sería decisión del alumno si quiere estudiarlos o no.
Preferís tener un temario cerrado aunque amplio.
Claro. En todas estas carreras existen dos disconformidades importantes: las plazas (que es más complicado) y la obligatoriedad para la especialidad. En otras carreras el ratio de acceso es incluso menor, uno de cada trece enfermeros pueden conseguir una plaza, 1.092 puestos para 12.936 admitidos. Además, también en el EIR se han preguntado cuestiones poco comunes en el día a día de enfermería; preguntas sobre equilibrio hidroelectrolítico (coeficiente de filtración capilar de un tejido), preguntas en tratados de fisiología médica y componentes de prácticas reflexivas que no se utilizan en el día a día.
En el FIR se han hecho preguntas de medicina: dónde se coloca el electrocardiograma, glándulas de la uretra, cardiopatías congénitas. Además, en farmacia existe un ratio también muy pequeño, 5.77 aspirantes por plazas. En el PIR de psicología es 1 por cada 29; 141 plazas por cada 4.028 presentados, cifras desproporcionadas para acceder a un sistema de formación.
El otro gran problema de base es gastar el dinero para tener una preparación decente y docente. MIR Asturias es 3.800 euros con pre-MIR y MIR. El dinero que un estudiante medio se gasta en Oviedo, pagando piso, comida, limpieza, lavado de ropa, etc. son 750 euros de media al mes, más el curso. Otras academias rondan mil euros más barato, pero sigue siendo una cifra alta.
¿Cuál es tu visión de cara al futuro?
Se está haciendo del MIR un espectáculo del miedo, de inseguridades, donde muchísimos aspirantes terminan optando por una plaza que ellos mismos no esperaban desde un principio pero que ante la ambigüedad del examen o la desorganización o la atipicidad, terminan siendo médicos que se dedican a algo que no les llena completamente. Es una pena que estas profesiones tan dedicadas a la sociedad estén así de maltratadas; no solo hablo de la medicina, también la enfermería, farmacia, psicología. Son carreras muy vocacionales en las que el objetivo primero y último es mejorar la vida de los demás y pienso que personas que le están echando constantemente un pulso a la muerte no deben trabajar en esas condiciones. Hay que facilitar el acceso a dicho ejercicio, por lo menos con preguntas que sí valoren lo que tienen que conocer en su profesión antes que premiar la habilidad de resolver un tipo test.
En mi humilde opinión, creo que el Ministerio de Sanidad se está equivocando a la hora de preparar este tipo de exámenes, no solo por la falta de organización y de revisión, sino también porque la realidad es que hay falta de médicos, enfermeros y en general de profesionales sanitarios. Están recortando en sanidad y los grandes perjudicados son las personas que optan a estas pruebas. Debemos inculcar la constancia, el sacrificio por encima de la inteligencia, que por supuesto debe estar presente, pero insistir en que la persona trabajadora es la que realmente llega lejos en lo que se proponga.
También se tiene que considerar a las familias que menos tienen. El acceso al MIR es justo en cuanto a condiciones pero injusto en cuanto a resultados, porque si una persona no se puede permitir una preparación académica suficientemente elaborada no acabará obteniendo un resultado suficientemente óptimo para poder ejercer, hecho que da pie a que a la vez haya más alumnos que asistan a una academia. ¿Qué crea esto? Una burbuja cada vez más grande, una competitividad que va al alza y una preparación del MIR que comienza antes, lo que supone más dinero para las academias, diferencias entre los que se pueden permitir 800 o 1000 euros más en el pre-MIR y el que empieza en el intensivo.
Por tanto, ante eso la sociedad debe conocer qué está pasando. No solo saber que las condiciones en las que trabaja un médico no son las idóneas (eso ya atañe a otro tema), sino que la formación de por sí es muy complicada. Parece que no se asume que el MIR no es una oposición, es un examen de formación, no por sacar este examen tienes una plaza de por vida. Cada vez son más las personas afectadas, la frustración en estudiantes crece y como resultado cada vez más personas dejan a su familia y amigos para irse fuera. Quieren dedicar su vida a la medicina, la psicología, la enfermería, la farmacia y se van a zonas donde, no solo las condiciones laborales son mejores, sino que además son más valoradas. Desgraciadamente, es una pena que las mayores potencias europeas que no han desembolsado dinero en nuestra formación terminen beneficiándose de nuestra productividad.