El espejo boliviano
Toda la oposición estaba unida en una causa: desplazar a Evo Morales y lo que representaba del poder. Pero ahora se pelean a cuchillo.
No fue fácil digerir los acontecimientos ocurridos en Bolivia, en particular su desenlace, que significó nada menos que la derecha tomará por la fuerza del chantaje la conducción del Gobierno.
Ahora que la derecha tiene el Gobierno y está implementando parte de su plan, se enfrentan con un problema: ¿quién debe continuar administrando la victoria?. Todos estaban unidos en una causa, desplazar a Evo Morales y lo que representaba del poder.
Ahora se pelean a cuchillo por ver quién conduce el proceso de restauración y desinstala la mayor cantidad de avances. Ahora todos sacan sus hachas y se asumen candidatos. Hasta la autoproclamada presidenta, que en un principio sostuvo vehemente que no se postularía, lo pensó mejor y dio un paso adelante.
La oposición boliviana no logró hacerse on el Gobierno sin el apoyo decidido del Ejecutivo de los Estados Unidos de América, y son estos en definitiva los que buscan dirigir el proceso de cara a las elecciones, contando con parte del sistema de justicia, pero sobre todo con el apoyo del alto mando de las fuerzas armadas bolivianas.
Las elecciones en Bolivia están previstas para mayo y, a diferencia de su oposición golpista, el Movimiento al Socialismo ya eligió su fórmula: Arce-Choquehuanca.
En el sistema electoral boliviano, si un candidato no lo logra superar en una primera vuelta el cincuenta por ciento de los votos o una ventaja significativa con su competidor más cercano, se obliga a ir por una segunda vuelta. Es posible que los opositores a Evo Morales estén considerando el primer momento como unas primarias, frente a la incapacidad de generar consenso en su seno.
Toda elección en la cual la oposición boliviana vea comprometida su victoria, aunque tenga influencia sobre el tribunal electoral; se verá afectada de múltiples formas, incluso invocando al “gendarme necesario” otra vez.
Al ver los acontecimientos en el Estado Pluninacional de Bolivia, es inevitable pensar que son en parte un espejo de lo que ocurre en Venezuela.
La derecha venezolana solo tiene un motivo para estar junta: sacar a Nicolás Maduro; organizarse para emprender acciones les es conflictivo, a pesar del apoyo del mismo patrocinante: los Estados Unidos de América. Hoy se disputan el control de los fondos para su causa... imaginen si logran el objetivo, solo radicalizarán una fórmula: “hacha, cuchillo y machete”.