El ejercicio no es lo que te contaron
Entrevista con el profesor de biología evolutiva humana Daniel Lieberman: "La mayoría de suplementos deportivos están muy poco regulados y apenas se han estudiado".
El ejercicio físico nos beneficia por razones ligeramente distintas a las que nos han contado. No hemos nacido ni evolucionados para hacer ejercicio o practicar deportes; nos han contado todo tipo de relatos idealizados y medias verdades sobre la actividad física, desde la insólita capacidad atlética de los tarahumara a los problemas supuestamente derivados del esfuerzo físico (la artrosis de los corredores, por ejemplo), pasando por la necesidad de dormir exactamente ocho horas al día.
Ejercicio de Daniel E. Lieberman (Pasado & Presente, 2021) es un catálogo de mitos deportivos y un elogio moderado de la actividad física. Este profesor de Harvard desmonta algunas ideas sin evidencia científica suficiente que siguen planeando en torno a la condición física.
Mi hermano ha estudiado Educación Física y no creo que haya tenido la oportunidad de leer un libro tan perspicaz y contraintuitivo como el suyo. Nos habla del ejercicio en un contexto histórico que va desde los cazadores-recolectores a algunas tribus actuales. ¿Estamos ante un cambio de paradigma que no tiene tanto en cuenta los estudios epidemiológicos, como los hallazgos de la antropología?
Bueno, necesitamos repensar el ejercicio físico, porque la medicalización y la mercantilización actual del ejercicio no funcionan. En países como España y Estados Unidos tenemos una visión muy limitada de lo que es normal porque no se ha tenido en cuenta lo que se aprende de la evolución y la antropología. La biología evolutiva es necesaria para comprender por qué nuestra biología es como es (o por qué la actividad física es saludable), y la antropología nos ayuda a entender por qué nos comportamos del modo en que lo hacemos.
Cada vez conozco a más personas que de repente pasan de un estilo de vida sedentario a una vida deportiva tremendamente exigente. Pasan del sofá a hacer un Ironman, por así decirlo. ¿A qué se debe esa conversión?
Me parece genial que algunas personas presten atención al ejercicio físico, y eso incluye a un pequeño porcentaje de gente que practica deportes extremos como el triatlón. Hay muchas razones para explicar esta tendencia, pero una es que las personas con educación y oportunidades son cada vez más conscientes de que el estilo de vida sedentario es un problema.
En honor a la verdad, esos deportes extremos son algunas veces una forma de “exhibicionismo ético” y los deportistas pueden ser desagradables con quienes simplemente luchan por hacer algo de ejercicio. Por desgracia, la mayoría de la gente no tiene la oportunidad de intentar pruebas tan duras y si alguien no está en forma o tiene sobrepeso, será muy difícil que las termine.
Necesitamos ayudar a todo el mundo. Eso significa que algo de ejercicio siempre es mejor que ninguno. No hay que hacer maratones para conseguir los beneficios del ejercicio.
Suplementos deportivos como la creatina están de moda. ¿Los recomienda?
La mayoría de suplementos están muy poco regulados y apenas se han estudiado, al menos en Estados Unidos. En mi opinión, deberían evitarse. Es mucho mejor tener una dieta sana.
¿El sexo cuenta como ejercicio? O cuidar a los hijos.
El sexo es un tipo de actividad física, claro, aunque yo no lo llamaría ejercicio. Por otro lado, buena parte de la actividad física asociada al cuidado de los hijos es de lo más corriente. Desde una perspectiva evolucionista, es normal cargar con los críos, por no mencionar jugar con ellos o que se hagan largas caminatas juntos.
He sido nadador, así que tengo que preguntarle por la natación desde un punto de vista evolutivo. Doy por sentado que la hipótesis del simio acuático es falsa.
Esa hipótesis (muchos aspectos de la anatomía y la fisiología humanas habrían evolucionado como una adaptación a la natación) es realmente estúpida. Sin embargo, nadar es una magnífica manera de hacer ejercicio, siempre y cuando no haya cocodrilos cerca. Algunos humanos han aprendido a nadar muy bien, pero como especie no somos muy allá. No tienes más que ver cómo nada una foca o un castor para darte cuenta de que, comparados con los mamíferos adaptados al agua, incluso los mejores nadadores humanos lo hacen regular.
Los nadadores humanos más rápidos pueden llegar a velocidades de dos metros por segundo (unos siete kilómetros por hora). Esa es justo la velocidad en la que la mayoría de las personas cambia de andar rápido a correr lento. En términos de rendimiento, un nadador humano gasta en torno a siete veces la energía que se necesita para recorrer una distancia determinada corriendo, y unas catorce veces si se hace andando. La buena noticia es que esta falta de eficiencia hace de la natación un ejercicio muy efectivo para quemar calorías.
¿Recomienda algún ejercicio en particular?
La clave es hacer lo que disfrutas, mezclar actividades y mantener la forma física a medida que envejeces. Todo el mundo debería aspirar a un mínimo de ciento cincuenta minutos de actividad física a la semana con una intensidad entre moderada e intensa. Eso se puede conseguir nadando, corriendo, bailando, escalando o del modo que te plazca. También es útil hacer algunos ejercicios de fuerza, sobre todo a medida que te haces mayor, y llevar a cabo en alguna ocasión un entrenamiento de alta intensidad, siempre que no tengas ninguna patología. De hecho, si quieres mejorar tu resistencia, te vendrá bien hacer pequeños ejercicios de velocidad.
¿Piensa hacer ejercicio después de esta entrevista?
Ya hice doce kilómetros esta mañana y después algunas flexiones, mientras hacía café. Después pasé el resto del día en mi mesa, aunque fui al trabajo en bicicleta… y ya es la hora de sacar el perro a pasear.