El calvario que vive Murtaza Ahmadi, el "pequeño Messi", por amenazas de los talibanes en Afganistán
Ha tenido que escapar junto a su familia por segunda vez, por ser miembro de una minoría perseguida, por su fama y por su pecaminosa afición al fútbol.
La imagen de Murtaza Ahmadi con una bolsa de plástico celeste y blanca imitando una camiseta, con el nombre de Leo Messi y el número 10 del delantero argentino a la espalda, dio la vuelta al mundo. Los medios hablaban de "el Messi afgano", "el mayor fan de Messi", "la ilusión que gana a la pobreza"... Una oleada de solidaridad y cariño que acabó con el pequeño conociendo al futbolista del FC Barcelona en diciembre de 2016. Un sueño cumplido.
Entonces, Murtaza tenía cinco años. Pasado ese tiempo, sin embargo, cuando su rostro y su nombre se han hecho conocidos en su país, cuando su afición al fútbol se entiende como pecaminosa por los guardianes de la moral islámica -léase, los talibanes-, el pequeño y su familia están en peligro, en la diana por la fama y su pasión.
A sus siete años, el crío ya se ha visto forzado a abandonar su casa en el sureste de Afganistán y a trasladarse a Kabul tras recibir amenazas del Talibán, según informó su familia. Es la segunda vez ya que han tenido que huir de su hogar tras refugiarse temporalmente en Pakistán en 2016. "Militantes en la región estuvieron llamando y diciendo: 'Te has vuelto rica, paga el dinero que recibiste de Messi o nos llevaremos a tu hijo'", le ha dicho su madre Shafiqa a la agencia de noticias AFP.
La mujer agrega que no pudieron rni ecoger sus cosas -incluyendo la famosa camiseta- cuando huyeron de su casa, en medio de la noche, tras escuchar disparos.
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Aumento de la violencia
La familia de este niño forma parte de un grupo étnico de origen chiita -los hazara-, que ha sido atacado por las milicias sunitas. La provincia de Ghazni, donde residían, sigue bajo control del Estado, pero dada su importancia estratégica se ha convertido en un foco de los enfrentamientos entre el gobierno y el talibán.
El grupo radical lanzó una gran ofensiva en la región en agosto y ha reanudado sus ataques en noviembre, forzando a miles de personas a huir de sus casas. El estallido de violencia causó cientos de muertos en la zona.
El hermano de Murtaza, Humayoon, le dijo a la agencia EFE que no han podido enviar al chiquillo a la escuela en los últimos dos años debido a su fama y a que tampoco lo dejan jugar solo en la calle. Pese a todos los problemas, Murtaza sigue diciendo que extraña a su ídolo y que le gustaría volver a verlo.
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El encuentro de Leo y Murtaza.