'Never-ending Brexit' - El Brexit de nunca acabar
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De todas las maneras posibles, y en todas sus lenguas oficiales, la UE ha hecho cuanto ha podido para evitar el abismo -cliff edge- de un Brexit sin acuerdo. No han hecho su trabajo, sin embargo, quienes están al frente de las instituciones políticas británicas, ni el Gobierno en Downing Street, ni el Parlamento en Westminster.

El laberinto en que se encuentran atrapados todas las fuerzas del Averno, contradictorias entre sí, dentro de la House of Commons, satura el hartazgo de la UE y de los europeos/as que quieren permanecer. El Brexit de nunca acabar, Never-ending Brexit, rayano en el Brexit for ever (Josep Borrell dixit), ha consumido hasta ahora, sin vislumbrar su conclusión, tras años de negociaciones, una incuantificable enormidad de energía, recursos, personas y horas de sueño. Una mayoría de europeos/as desesperados ya de que tanto quienes se sientan en los escaños en la Cámara de los Comunes como el delicuescente y agónico Gabinete May, pidan que suene la campana o arrojen la toalla con algún mensaje claro en alguna dirección. Porque todos los intentos de que lo hicieran, hasta ahora, han resultado vanos.

Qué gran lección, esta británica, para aprender en cabeza ajena, para deducir lecciones de las malas experiencias y de los errores de otros contra la demagogia, la manipulación, la desinformación, la intoxicación y mentiras que han pulverizado el crédito y la reputación que la política británica tuvo durante tanto tiempo, y para malbaratar el prestigio de su diplomacia a la hora de identificar y defender con sagacidad y coraje sus intereses estratégicos.

De todas las votaciones confusas e inconclusivas, de todos los esperpentos y disparates sumados en estas últimas jornadas, la única señal legible ha sido la de requerir una “prórroga” o extensión del calendario inicial por el que el artículo 50 TUE (abandono de la UE por un Estado miembro) concluye de manera inminente el 29 de marzo. Si no hay Deal, será No Deal, pero Brexit sería, al fin.

Saturación ante el Brexit, y ante otra cumbre en que se falta a nuestro deber de hablar de todo lo demás, de lo importante: de la ciudadanía europea y del futuro de Europa.

Pues bien, ¿extensión, para qué? ¿“Prórroga”? ¿Con qué estrategia, con qué propósito, con qué garantías, por cuánto tiempo? Ninguna respuesta todavía ante un Consejo de la UE (en este caso, a 27) que deberá decidir por unanimidad sin que el Reino Unido aclare de una puñetera vez cuál es su plan de salida de bloqueo que nos atrapa, nos frena y demora a los demás y nos impide hablar de todo cuanto urge, e importa a quienes permanecemos: a los remainers de la UE, el resto de Estados miembros y su ciudadanía a bordo.

Triste y lamentablemente, el próximo Consejo de la UE (marzo 2019) vuelve a ser cuasi monográfico sobre el obsesivo (mono)tema del Brexit de nunca acabar. Ni empleo, ni cambio climático, ni Guerra Comercial (Trade War) China/EEUU y la alternativa europea ante el comercio mundial, ni respuesta a la ofensiva contra los derechos europeos de la extrema derecha xenófoba y nacionalpopulista.

Ni siquiera está en la agenda la insolidaridad entre los Estados miembros ante el hecho migratorio. Pero, ¿no habíamos quedado en que la inmigración era la prioridad sobre la que se decidiría la elección existencial del próximo Parlamento Europeo el 26 de mayo? ¿No era la mal llamada crisis de los refugiados el eje político y el epítome de la subyacente crisis existencial de la voluntad de Europa? ¿No es en realidad, más bien, epifenómeno de una crisis de la confianza mutua (artículo 83 TFUE) y la solidaridad proclamadamente vinculante (art. 80 TFUE), por más que hoy ignorada y violada por muchos Estados miembros?

Saturación ante el Brexit, y ante otra cumbre en que se falta a nuestro deber de hablar de todo lo demás, de lo importante: de la ciudadanía europea y del futuro de Europa.

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Licenciado en Derecho por la Universidad de Granada con premio extraordinario, Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid, becario de la Fundación Príncipe de Asturias en EE.UU, Máster en Derecho y Diplomacia por la Fletcher School of Law and Diplomacy (Tufts University, Boston, Massasachussetts), y Doctor en Derecho por la Universidad de Bolonia, con premio extraordinario. Desde 1993 ocupa la Cátedra de Derecho Constitucional en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Es, además, titular de la Cátedra Jean Monnet de Derecho e Integración Europea desde 1999 y autor de una docena de libros. En 2000 fue elegido diputado por la provincia de Las Palmas y reelegido en 2004 y 2008 como cabeza de lista a la cámara baja de España. Desde 2004 a febrero 2007 fue ministro de Justicia en el primer Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. En octubre de 2007 fue elegido Secretario general del PSC-PSOE, cargo que mantuvo hasta 2010. En el año 2009 encabezó la lista del PSOE para las elecciones europeas. Desde entonces hasta 2014 presidió la Delegación Socialista Española y ocupó la presidencia de la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior en el Parlamento Europeo. En 2010 fue nombrado vicepresidente del Partido Socialista Europeo (PSE).