La solidaridad de los barrios, la esperanza para luchar contra el coronavirus
Los vecinos de muchos barrios se organizan para hacer la vida más fácil a las personas en grupos de riesgo y contagiados.
Lo que está pasando en los distintos barrios de España es un halo de esperanza en días plagados de noticias trágicas, cifras de fallecidos y privación de libertades por nuestra seguridad y salud. Esta mañana, cientos de mensajes ocupaban diferentes grupos de Whatsapp que los vecinos han creado en distintos lugares de toda la geografía española para poner su granito de arena en la crisis del coronavirus.
Se trata de grupos vecinales de apoyo que se están organizando para ayudar a las personas mayores de los barrios, así como a los padres trabajadores, a los contagiados o a los grupos de riesgo. No es para menos: este sábado por la mañana la cola para entrar al mercado de Vallecas era de varios metros ya en la calle, debido a que las autoridades están tratando de que no haya aglomeraciones y de que se mantenga la distancia de seguridad.
En un barrio empobrecido e históricamente obrero, un día cualquiera no sería de extrañar que el grueso de la fila del mercado —que representa a la población de esta zona— esté compuesto por jóvenes precarios, migrantes y personas de la tercera edad. Pero este sábado, muchos sí que se extrañaban de que tantas personas mayores hubiesen salido de sus casas después de la declaración de estado de alarma por parte del presidente del Gobierno para dar un paseo o hacer la compra.
La sorpresa no es tanta si se tiene en cuenta el hecho de que muchas de estas personas, aunque en cierto sentido algunas sean dependientes (y más ahora), no pueden permitirse pagar a alguien que las cuide. Otras pasaban su tiempo libre junto a sus amigos del centro de día o en los bancos de las plazas y ahora son víctimas de uno de los grandes problemas que tiene España: la soledad (2 millones de personas mayores de 65 años viven solas en el país). Y otras, simplemente, viven en hogares antiguos de 20 metros cuadrados y necesitan salir a caminar o moverse para los dolores de enfermedades como la artrosis.
En cualquier caso, la imagen de la cola del supermercado y otras parecidas que se han podido ver en distintos lugares del país, transmitían tal impotencia que han derivado en una ola de solidaridad y un sentimiento de apoyo vecinal que en muchos rincones del mundo, debido a la individualidad de las redes sociales y las nuevas tecnologías, se había perdido.
En Vallecas, a primera hora de este sábado, decenas de personas se organizaban en diferentes subgrupos bajo el nombre de #SomosTribu y divididos por zonas para repartir tareas. Algunos han escrito sus teléfonos en sábanas que después han colgado en zonas concurridas o a las puertas de los supermercado. Los que disponen de impresora planean también pegarlos por la calle y, los que no, lo harán a mano o avisarán a los regentes de los establecimientos abiertos, como las farmacias del barrio, para que informen a las personas en situación de riesgo de que estos grupos existen y están a su disposición.
No sólo han sido grupos de recados y acción directa: también grupos de apoyo laboral para aquellos que no sepan cómo gestionar su situación en el trabajo estos días o hayan sufrido despidos indebidos o ERTES. Y también grupos de psicólogos que se han ofrecido a dar terapia gratis a los afectados por el confinamiento; o de Creatividad para iniciativas y juegos a distancia con los más pequeños. Tampoco participan aquellos libres de riesgo: madres embarazadas y otras personas de estos grupos ayudan a la difusión de información y a gestionar llamadas telefónicas, emails y redes. Y tampoco ha sido sólo en Vallecas, ni en Madrid. La web Frena la Curva actúa como red ciudadana de autoayuda que aúna a todos los colectivos y agrupaciones vecinales que hayan decidido unirse a esta iniciativa y facilitar la cuarentena a aquellos a los que se les pueda complicar.
Maestras, estudiantes, educadores, periodistas. Los fines de semana, de 8 a 15, cualquier horario. Ayuda psicológica, paseo de mascotas, recados, llamadas a personas que se sientan solas, difusión en redes sociales, cuidado de niños… Todo ello siguiendo un protocolo de actuación acorde con el recomendado por las autoridades sanitarias para no tener contacto con la persona de riesgo o contratada y darle las garantías necesarias para que se sienta segura en el proceso.
Quizá la crisis del coronavirus nos ayude a valorar más los cuidados. Esos cuidados que, más allá de la labor indispensable de los trabajadores sanitarios, se dan entre amigos y familiares. Pero cuando estos no están cerca, también entre vecinos y conocidos. Entre ciudadanos. Unos cuidados que, junto a la responsabilidad ciudadana, demostrarán si estamos a la altura. Y claro que lo estamos.