El arte es un salvavidas
No necesitamos la cultura mañana ni dentro de seis meses: la necesitamos ahora en el presente.
¿Lo escuchan? Es el silencio. El silencio que nos heló la sangre a los millones de artistas que formamos el sector cultural español ante la ausencia de propuestas de ayuda que el ministro de Cultura y Deporte, José Manuel Rodríguez Uribes, comunicó en su primera comparecencia pública. No hay que negarle el juego de palabras, lo suyo estuvo a la altura de un buen catálogo de exposición. Frases grandilocuentes, palabras técnicas, rodeos que no llevan a ninguna parte y por supuesto las citas, que son muy socorridas. En este caso nuestro ministro echó mano de Orson Welles, declarando que primero va la vida y luego el cine, y dejando claro que la cultura no es algo prioritario para él ni para el bienestar y la salud mental de nuestra sociedad. Explíquenos usted, señor ministro, cómo no vamos a enfermar y volvernos majaretas teniendo Sálvame como propuesta cultural.
Lo que Rodríguez vino a decirnos es que la ayuda que nos prestan será… no dejarnos fuera de las ayudas genéricas. ¡Faltaría más! Los artistas de este país también pagamos nuestros impuestos y declaramos nuestras actividades como cualquier hijo de vecino, aunque mucha gente (entre la que parece encontrarse nuestro ministro) considere que el arte es un pasatiempo, como un sudoku o un autodefinido. La clave la dio en esta frase: “La cultura y el deporte están dando un ejemplo de solidaridad y de altruismo”. Con la generosidad hemos topado. Mientras que países como Alemania y Francia han destinado fondos específicos de apoyo al sector cultural, aquí en España seguimos pensando que el trabajo artístico no merece ser remunerado. En las exposiciones cobra quien realiza el comisariado, quien alquila la sala, la compañía de seguros de las obras, el personal de limpieza y los bedeles, pero los artistas con mostrar sus obras ya tienen suficiente.
También asegura que el Ministerio de Cultura y Deporte “ha impulsado la cultura en casa y en las redes sociales” con actividades de la Biblioteca Nacional, el Museo del Prado, el Museo Thyssen, el Museo Reina Sofía, el Teatro de la Zarzuela y el Teatro Real. Le ha faltado incluir a la monarquía. ¿Es que no había ninguna institución más rica? Las ayudas que se solicitan desde las asociaciones culturales son precisamente para las instituciones y creadores más precarios, quienes que no reciben subvenciones del Estado y que son ahora mismo quienes más lo necesitan. Las medidas consideradas “genéricas” no sirven para el sector cultural puesto que los artistas no gozamos de una nómina mensual, no tenemos unos ingresos fijos y ninguna compañía nos ha hecho un ERTE. A veces tenemos trabajo y otras no. A veces realizamos colaboraciones puntuales y otras, proyectos específicos.
Comentaba el señor Rodríguez que la cultura es “fundamental para las sociedades avanzadas”. El arte es fundamental para cualquier comunidad. No es un producto de lujo sino una necesidad de los seres humanos. La cultura es todo aquello que da forma a nuestros valores y a nuestras creencias. Es la posibilidad de expresarnos y de construir lazos. El arte es terapéutico, nos ayuda a evadirnos y también a digerir lo que está pasando. El arte es creatividad, tan importante para superar las crisis y encontrar soluciones ante los conflictos. El arte es proyectar e imaginar nuevas formas de ser y de relacionarnos. El arte es libertad, algo que necesitamos en estos momentos tanto como respirar. El arte es un salvavidas, primero para mantenernos a flote y después para guiarnos hasta alguna orilla.
No se trata de reactivar la cultura una vez consigamos regresar a la normalidad sino de darle la importancia y el lugar que se merece también en estos momentos. Hoy más que nunca se está haciendo uso de las plataformas online de series y películas, se celebran festivales y conciertos virtuales, lecturas de libros conjuntas y un sinfín de iniciativas que nos ayudan a intentar seguir viviendo. La normalidad es esta, la vida que tenemos es esta y no necesitamos la cultura mañana ni dentro de seis meses: la necesitamos ahora, en el presente.