El activismo en los museos, a debate: ¿daña o refuerza la lucha por la emergencia climática?

El activismo en los museos, a debate: ¿daña o refuerza la lucha por la emergencia climática?

El lanzamiento de la sopa de tomate a 'Los Girasoles' ha puesto sobre la mesa este tipo de protestas.

Las activistas climáticas de Just Stop Oil tras lanzar la sopa de tomate sobre 'Los Girasoles'.Anadolu Agency via Getty Images

La imagen de Los Girasoles de Van Gogh cubriéndose por una sopa de tomate en la National Gallery de Londres dio la vuelta al mundo en apenas unas horas. Eran muchos los que contenían el aliento ante el hecho de que unas activistas de Just Stop Oil manchasen aparentementem la icónica obra del pintor neerlandés en nombre de la emergencia climática.

Después de que el museo confirmara que la obra no había sufrido ningún daño, las propias activistas hicieron un vídeo en el que admitían que la acción fue “ridícula”.

Tras el lanzamiento, ambas dijeron este discurso: ”¿Qué es más importante, el arte o la vida? ¿Es más importante que la comida? Están más preocupados por la protección de un cuadro que por la del planeta o la gente”.

Sin embargo, en su vídeo de esta semana han admitido que su intención no era dañar la obra y que “hubo daños mínimos en el marco del cuadro, que son reparables o reemplazables” además aseguaron que “la mancha salió con un papel de cocina”.

Su caso no es el único y son muchas ya las acciones que se dan en museos o galerías de arte. Es el caso de la acción de los activistas de Ultima Generazione, que se encadenaron en la escultura de Lacoonte y sus hijos en los Museos Vaticanos o la del tartazo a la Gioconda de Leonardo Da Vinci en el Museo del Louvre.

Con todas estas acciones sobre la mesa, se plantea si es cierto que generan un impacto a nivel mundial que hace que el debate climático ocupe, aunque sea por unas horas, titulares y tiempo mediático o si hace que muchas personas lo vean como algo totalmente fuera de la causa y pierdan interés en ella.

Una llamada desesperada a la acción

A pesar de no coincidir con estas acciones, ya que Juventud por el clima no realiza actos de desobediencia civil, esta organización sí que comprende el caso de Just Stop Oil. “Estamos viviendo algo tremendamente urgente y no se le da la voz que necesita. Efectivamente, es polémico, en mayor medida por no hacer daño al cuadro como tal, que no debería ser noticia, pero por cómo lo tratan los medios de comunicación se centran en el acto y no en el mensaje”, explica uno de sus portavoces, Miguel Blázquez.

Sin embargo, Blázquez no está especialmente de acuerdo con el discurso que dieron las dos jóvenes frente al cuadro: “Se crea una falsa dicotomía de arte-vida, igual esa no es la forma más óptima de plantear el problema porque no significa que estés apostando por uno u otro y lo niegues. Pero sí que se entiende esta reacción de que tiene que frenar ya”. Además, apunta a que las movilizaciones no tienen tanto impacto. “Las acciones pacíficas no violentas y organizaciones civiles tienen muy poca atención mediática, prácticamente nula”, indica.

Desde Greenpeace España no han querido a entrar a valorar las acciones de Just Stop Oil y otros colectivos que han entrado en los museos, ya que destacan que una de sus señas de identidad es “la acción directa no violenta, con una larga experiencia, marcados procedimientos y mucha claridad sobre cuáles son las líneas rojas que no se pueden traspasar”. “Cada colectivo tendrá que hacer su propio ejercicio y actuar en consecuencia”, indican.

“Lo importante una vez que está en todos los medios es que nos ofrece la oportunidad de poner el foco en lo importa que son los retos a los que nos enfrentamos y las soluciones que tenemos que activar”, recalcan.

No hay que perder de vista que son jóvenes que se están jugando su libertad, muchas de ellas van a ir a la cárcel
Javier Peña, activista y científico conocido en redes como Hope!

El activista y científico Javier Peña, conocido en redes como Hope!, recuerda que en lugar de ver su utilidad habría que poner el foco en su mensaje. “Deberíamos reflexionar es todo lo que dicen ellas y los motivos que las llevan a actuar, que son rigurosamente ciertos y no se está hablando sobre el tema”, indica. 

Además, recuerda que han tenido consecuencias legales ya que fueron detenidas por “daños dolosos y allanamiento agravado”. “No hay que perder de vista que son jóvenes que se están jugando su libertad, muchas de ellas van a ir a la cárcel. Ya hay muchos activistas de Just Stop Oil que han ido a la cárcel porque a parte de los museos han cortado entradas a refinerías, se han encadenado a puentes, se han pegado las manos en autopistas…”, recuerda.

Peña pone el foco en la inacción gubernamental y las medidas de la exprimera ministra Liz Truss. “Ha dado un giro al negacionismo, ha ignorado los acuerdos fijados por Reino Unido con respecto al clima y ha abierto más de 100 nuevas explotaciones de petróleo y gas que harían incompatible el cumplimiento de los acuerdos de París y cualquier objetivo climático”, señala. “No se está hablando de ello lo suficiente y las protestas habituales son desoídas y no tienen repercusión”, recuerda.

No tomarlo como una protesta aislada

Tanto peña como Blázquez coinciden en que este tipo de acciones no son las únicas y que el mensaje de que se acaba el tiempo para luchar contra la emergencia climática no llega a concienciar a la sociedad.

“Se está avanzando, pero no estamos en la velocidad requerida por la ciencia”, indica Peña. “Más allá de estos chavales, tenemos en Alemania y en otros lugares a científicos de renombre internacional pasando a las mismas estrategias, detenidos por la policía por encadenarse en las puertas de ministerios, tirando pintura… No sabemos qué hacer”, reivindica.

  Activistas científicos de Science Rebellion siendo arrestados por la policía tras una protesta en la puerta del Congreso de España.Marcos del Mazo via Getty Images

El científico enfatiza que “ya se han publicado mil informes, cartas, manifiestos, entrevistas...”. “Seguimos sin entender que esto va en serio, que es una emergencia, que tenemos que reaccionar y que nos lo jugamos todo”, recuerda.

Desde Greenpeace recuerdan que “nos enfrentamos a una situación crítica”. “Vivimos una emergencia climática, una pérdida de biodiversidad y una crisis de desigualdades sin precedentes en la que lo que está en juego cada día es la vida, en todas sus formas”, enfatizan.

Precisamente esta inacción recuerda a la de la película Don’t Look Up, con la que el mismo Peña recuerda que nos enfrentamos a nivel medioambiental. “Es una medida que debería hacernos reflexionar sobre la irresponsabilidad de tantos Gobiernos en todo el mundo y no tanto si es más o menos correcto esto para llamar la atención”, indica. “Piensas qué hay que hacer para que te hagan caso, si hay que poner bombas o tirarse por un puente para que se escuche a los científicos. Es una cuestión desesperada”, recalca.

Blázquez coincide con él, y apunta que para conseguir los acuerdos de Paris para 2030 tendrían que haberse reducido las emisiones en un 50% y no se está cumpliendo. “Las acciones que no tienen ningún daño, pero pueden llamar la atención, aunque puedan parecer ridículas, sí que son importantes para nosotras, para que nos escuchen y de cualquier otra forma somos ignoradas”, señala.

En otros países sí puede ser que estén concienciadas las personas, pero no actúen, aquí vamos un paso por detrás
Miguel Blázquez, portavoz de Juventud por el clima

Para él, la brecha generacional es muy patente en España, más que en otros países, aunque el principal fallo que denuncia en nuestro país es la falta de divulgación y conciencia. “En otros países sí puede ser que estén concienciadas las personas, pero no actúen, aquí vamos un paso por detrás. Primero hay que hacer un paso de divulgación para llegar a las personas y tras ello, una actuación y movilización para achacar la problemática”, explica.

Esto pasaría por divulgar en institutos e universidades, especialmente en los jóvenes los que dicen que “son los que más a vivir con el problema”. “Es clave hacerlo de una forma científica sin entrar en polémica”, enfatiza, aunque admite que “cuando es un problema urgente y no se le da la voz mediáticamente, buscar otras maneras con las que llamar la atención siempre es otra opción”. 

Con respecto a la Cumbre del Clima COP 27 que tendrá lugar del 7 al 18 de noviembre en Egipto, ninguno de los dos activistas se muestran muy esperanzados con los acuerdos no vinculantes que allí se alcanzan. “Llevamos 26 COP y desde entonces las emisiones no han parado de subir, es esta cuestión de indefensión de la ciudadanía de ver cómo su futuro se está minando y seguimos con discursos y promesas, pero la realidad es que aún no estamos en la senda correcta”, indica Peña. 

Por su parte, Blázquez recuerda que “está financiada por las empresas más contaminantes que ejercen allí su greenwashing para parecer que está a favor y que esa gente joven que está concienciada y no movilizada siga comprando su producto”.

Por qué los museos

Con respecto a por qué se ataca en los museos y obras de arte, las teorías son muy variadas. Hay quien piensa que es por acudir a algo icónico y reconocible prácticamente en todo el globo y quien ve un sentido más político en cada una de las obras.

“Está el valor que se le da al arte, que es el de la élite y lo exclusivo y no el valor de unas materias que se nos están agotando”, explica Blázquez.

Para Peña el caso de Los Girasoles es cuanto menos representativo. “Los verdaderos girasoles se están muriendo por las sequías y las temperaturas extremas que está provocando la emergencia climática, que es extremadamente peligroso para la producción de alimentos y la vida en el planeta”, apunta Hope!, que recuerda que España también se ha visto afectada. “Se ha perdido entre el 40 y el 50% de la cosecha de cereal por la sequía y un tercio de la producción de aceite de oliva”, añade.

Además de los paisajes de otras muchas obras, que representarían de la forma más literal el cambio climático, la académica polaca Nina Witoszek trató de buscar una causa al ataque a La Gioconda y recordó que Da Vinci era un amante del medio ambiente. “Era un hombre que seguramente ha sido pasado por alto por nuestras ONG ambientales modernas como su posible patrocinador”, indicó.

Sea cual sea la causa, parece que mientras el arte permanezca inalterable, será objeto de las protestas climáticas que buscan que precisamente el planeta no se vaya deteriorando cada vez más rápido mientras permanecemos estáticos.

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Marina Prats es periodista de Life en El HuffPost, en Madrid. Escribe sobre cultura, música, cine, series, televisión y estilo de vida. También aborda temas sociales relacionados con el colectivo LGTBI y el feminismo. Antes de El HuffPost formó parte de UPHO Festival, un festival urbano de fotografía en el marco del proyecto europeo Urban Layers. Graduada en Periodismo en la Universidad de Málaga, en 2017 estudió el Máster en Periodismo Cultural de la Universidad CEU San Pablo y en 2018 fue Coordinadora de Proyecto en la Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE. También ha colaborado en diversas webs musicales y culturales. Puedes contactarla en marina.prats@huffpost.es