Trump es una amenaza urgente para EEUU, y al Congreso le quedan 12 días para actuar
Cada vez son más los políticos de un partido y de otro que han instado a destituir al presidente, dado que fue él quien animó a las masas a desatar el caos del miércoles.
Al presidente saliente de los Estados Unidos, Donald Trump, le quedan 12 días en el cargo. Después de que este miércoles instigara una insurrección que acabó con cinco fallecidos, 50 heridos y el Capitolio saqueado, su afán por incitar a la violencia seguirá siendo una amenaza para el país mientras siga en la presidencia. Trump está suspendido en varias redes sociales, pero sigue teniendo el control del poder ejecutivo, del ejército y de los códigos nucleares.
Ahora, los legisladores deben darse prisa y decidir qué hacer al respecto: intentar otro impeachment, invocar la 25ª enmienda a la Constitución o cruzar los dedos para que no haga ninguna otra estupidez peligrosa en esos 12 días que le quedan.
“En este país nos encontraremos en una situación muy peligrosa mientras Donald Trump siga en el cargo”, aseguró el jueves la demócrata Nancy Pelosi, presidenta del Congreso. “Aunque solo sean 12 días, cualquiera de esos días puede convertirse en un espectáculo horroroso para los Estados Unidos”.
Cada vez son más los políticos de un partido y de otro que han instado a destituir al presidente, dado que fue él quien animó a las masas a desatar el caos del miércoles.
“Este presidente no puede seguir en el cargo ni un día más”, afirmó el jueves Chuck Schumer, líder demócrata del Senado. “La vía más rápida y efectiva para destituir a este presidente podría ejecutarse hoy mismo; ahora depende del vicepresidente invocar la 25ª enmienda. Si el vicepresidente y su gabinete se niegan a estar a la altura de las circunstancias, el Congreso deberá reunirse para formalizar el impeachment”.
Pelosi también instó al vicepresidente, Mike Pence, a invocar la 25ª enmienda. “Si el vicepresidente y su gabinete no actúan ya, el Congreso estará preparado para sacar adelante el impeachment”.
Ahora mismo ya circulan dos borradores: uno de ellos redactado por la diputada demócrata Ilhan Omar y otro, por los republicanos David Cicilline, Jamie Raskin y Ted Lieu. Estos tres republicanos pertenecen a la Comisión Judicial de la Cámara de Representantes, que es el órgano encargado de supervisar los impeachments.
No obstante, destituir a un presidente por esta vía en sus últimos días en el cargo es muy complicado y nunca antes se ha aprobado un impeachment “exprés”. En los últimos cuatro intentos, el proceso se alargó durante semanas o meses, ya que implica audiencias previas en la Comisión Judicial, luego el Congreso debe aprobar la decisión y, después, el Senado debe llevar a cabo un juicio político en el que el presidente cuenta con sus abogados para defenderle. Sin ir más lejos, el primer impeachment al que se enfrentó Trump duró 21 días y ahora quedan menos de dos semanas.
Y la realidad es que todavía no se sabe si hay suficientes senadores republicanos dispuestos a permitir tal juicio político antes de que termine su mandato, ni mucho menos los votos suficientes para condenarle. En la anterior ocasión, el senador Mitt Romney fue el único republicano que votó a favor de una condena a Trump.
Aunque la salida de Trump de la Casa Blanca sea inminente y muchos políticos consideren que no merece la pena forzar su salida anticipada con tan poco tiempo, lo cierto es que las repercusiones irían más allá de la destitución. Si perdiera el juicio político, el Senado estaría legitimado para impedirle tomar posesión de cualquier cargo de honor en Estados Unidos, lo que lo eliminaría automáticamente de la carrera presidencial de 2024 o de cualquier otro cargo oficial.
Pero todavía está abierta la posibilidad de que Pence invoque la 25ª enmienda y ejerza de presidente hasta el 20 de enero.
El artículo 4 de la 25ª enmienda prevé la destitución del presidente si no puede ejercer sus funciones por enfermedad o incapacidad. Para sacar la enmienda adelante solo es necesario que Pence la invoque y la mayoría del gabinete vote a favor. Si se da el caso, el presidente es inmediatamente apartado de sus funciones y el vicepresidente asume “los poderes y deberes del cargo de presidente en funciones”. Entonces, Trump podría informar al Congreso de que no está incapacitado para desempeñar sus funciones. A partir de entonces, el Congreso tiene 48 horas para reunirse. Después, tienen un margen de 21 días para votar si permiten al vicepresidente ejercer de presidente durante el resto del mandato o si consideran oportuno que siga el presidente. La decisión debe ser aprobada por dos tercios de Congreso y del Senado.
Los plazos estipulados en la 25ª enmienda son el motivo por el que tantas voces están instando a Pence y su gabinete a destituir a Trump durante los días restantes.
Varios medios de comunicación han informado de que Pence y el gabinete ya está debatiendo la posibilidad de invocar la 25ª enmienda, pero Pelosi no ha aclarado cuánto tiempo está dispuesta a esperar antes de recurrir a la vía del impeachment.
“No sé cuánta prisa se dará Pence en actuar”, dijo Pelosi, dejando caer que esperaba que fuera antes de la noche del jueves.
El Business Insider informó el jueves que Pence no es partidario de invocar la 25ª enmienda.
Aunque Trump siempre ha mostrado su simpatía por sus seguidores más violentos y peligrosos, esta semana dio un paso más allá al pedirles ayuda para retener el poder.
El miércoles por la mañana, Trump les dijo a sus simpatizantes ―entre los que había una mezcla de grupos neonazis y de extrema derecha, como los Proud Boys, los Oathkeepers y creyentes en la teoría de QAnon― que marcharan al Capitolio para impedir que certificaran la victoria de Joe Biden y, por tanto, le ayudaran a permanecer en el cargo como presidente no electo.
“Vamos a intentar darles a nuestros republicanos (a los débiles, porque los fuertes no necesitan nuestra ayuda) el orgullo y la valentía que necesitan para recuperar nuestro país”, declaró Trump.
Según parece, Trump se mostró entusiasmado al ver que el caos que había desatado con sus palabras había logrado detener, al menos de forma temporal, el recuento de votos. En los mensajes que provocaron la posterior suspensión de su cuenta de Twitter, el presidente reiteró su teoría de que le habían robado las elecciones y les dijo a los asaltantes que eran “muy especiales” y que les quería.
“Sé cómo os sentís”, añadió Trump antes de pedirles que volvieran a casa en paz.
A medida que el caos continuaba, la cadena de mando del Gobierno se vino abajo. Cuando Pelosi llamó a la Casa Blanca para pedir que desplegaran a las fuerzas del orden para restaurar la normalidad, Trump se negó. No quería enviar refuerzos para rescatar a los senadores que habían quedado atrapados dentro del Capitolio por su culpa. Pence, que presidía el recuento de votos electorales, dio un paso adelante y autorizó el despliegue de las fuerzas del orden aunque no tenía autoridad para hacerlo, según informa la CNN. Esa acción en concreto suscitó la pregunta de si Trump seguía siendo realmente el presidente de los Estados Unidos.
Al menos nueve altos cargos de la Casa Blanca han dimitido desde el escándalo. De entre los que no han dimitido, algunos han afirmado desde el anonimato que Trump es un “auténtico monstruo” y que está “loco”.
Aunque el Capitolio fue despejado y el Congreso pudo certificar la victoria de Biden a las 4 de la mañana, la amenaza que suponen Trump y sus fanáticos no ha desaparecido.
Mientras tenía lugar la operación para recuperar el Capitolio, la Policía encontró bombas caseras en la sede del Comité Nacional Demócrata y del Comité Nacional Republicano. Cerca del Capitolio fue descubierto una camioneta cargada de armas de fuego, munición y cócteles molotov. En la red social conservadora Parler, que funciona como alternativa a Twitter para quienes han sido excluidos de esta, no dejan de proliferar las amenazas. Este jueves se declaró la amenaza de bomba en múltiples edificios gubernamentales de varios estados y Ryan McCarthy, Secretario del Ejército, anunció la construcción de una barrera de más de 2 metros para proteger el Capitolio antes de la inauguración de Biden.
Esa es la naturaleza del movimiento político que ha fomentado Donald Trump. Y, pese a todo, aún es posible que consiga superar estos últimos 12 días sin asumir ninguna responsabilidad por todo lo que ha hecho.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.