Disfrutar, una experiencia creativa única
El restaurante de Oriol Castro, Mateu Casañas y Eduard Xatruch está entre los mejores del mundo.
Hace ya unos años que fui por primera vez a Disfrutar; entonces era empezaba a despuntar un restaurante creativo de los antiguos jefes de cocina del ya extinto Bulli de Ferrán. En esa primera experiencia tuve sensaciones contrapuestas, ya que me pareció un gran espectáculo a nivel técnico, pero me costaba entender muchos platos, era un menú realmente complejo y hacía que el comensal se perdiese.
En esta ocasión, con cinco años de vida, ya acudo a un restaurante totalmente consolidado, al que es noveno mejor restaurante del mundo según la revista británica The World’s 50 Best, y que auguro no dejará de subir y que probablemente se quede muy cerca del primer puesto en los próximos años. Además, cuenta con dos estrellas Michelin y tres soles Repsol.
El restaurante estructuralmente ha cambiado poco, alguna ligera modificación para esta pandemia que vivimos, pero en los restaurantes de alta cocina estos cambios son poco apreciables ya que normalmente cuentan con espacios más amplios que el resto de establecimientos, y por lo tanto cumplen con toda la normativa. Cuentan con la plantilla de cocineros más larga que he visto, rivalizando con el mismísimo Noma 2.0 de Rene Redzepi. Una sala con no demasiado encanto salvo porque la decoración nos evoca al Bulli, y es que en esta casa muchos caminos llevan a Cala Montjoi.
Las opciones de menú son dos, el que cuenta con los clásicos y un segundo que cuenta con creaciones de la temporada. Además te dan la opción de hacer más largo cada uno de los dos para completar el festival. La opción larga tiene numerosas ventajas, algunos pases magistrales que por sí solos ya merecen el viaje a la ciudad condal.
En mi caso escogí el menú largo de nuevas creaciones. Etapas de tres pases, con un elemento común donde juegan con el comensal a través de las texturas, trampantojos y distintas técnicas, muchas de las cuales están en fase de desarrollo por ellos mismos. Platos como los macarrones de gelatina a la carbonara, el pichón tanto pibil como coreano o su bollo chino con caviar y crema agria están entre los mejores platos de este país.
En el caso del bollo chino, con una técnica sorprendente que es capaz de encapsular un producto tan delicado como estas huevas en un buñuelo sin dañarlo, haciendo que conserve todo su sabor en uno de los mejores platos del planeta, ya que aúna ingenio, técnica, producto, simpleza y es una bomba golosa.
Todo el menú es realmente fascinante y hasta apabullante, estos tres cocineros catalanes están derribando las puertas a base de dejar con la boca abierta a críticos y compañeros de profesión.