Dimite el principal abogado de Trump en las investigación sobre la injerencia rusa
John Dowd se ha hecho a un lado tras considerar que el presidente ignora sus consejos.
El responsable del equipo de abogados que defiende al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en las investigaciones de un fiscal especial por la presunta injerencia de Rusia en las últimas elecciones ha presentado este jueves su dimisión.
El abogado John Dowd, que asumió la defensa de Trump en verano de 2017, ya había sopesado en varias ocasiones su salida, pero finalmente se ha hecho a un lado tras considerar que el presidente ha ignorado sus advertencias de forma reiterada, según fuentes citadas por The New York Times.
Dowd, por ejemplo, no ve conveniente que Trump preste declaración ante la oficina especial que lidera el fiscal Robert Mueller, pese a la disposición aireada por el mandatario. Este fiscal busca establecer si la campaña del mandatario coludió con los rusos en el período electoral de 2016.
"La investigación de Mueller no debería haber comenzado nunca en la medida en que no hay colusión (con Rusia) y no hay delito", criticó el presidente en Twitter el 18 de marzo. Trump sostiene que las pesquisas se basan en "actividades fraudulentas" y en un "dossier falso" pagado por el equipo de la excandidata demócrata Hillary Clinton.
Mueller investiga también una eventual obstrucción de justicia por parte de Trump y su equipo está en conversaciones para coordinar una entrevista con el presidente. Pero el equipo legal de la Casa Blanca estaría dividido respecto a en que medida colaborar con los investigadores de Muller y hasta donde enfrentarlos.
INVESTIGACIÓN "MANIPULADA"
En una declaración a un periodista a nombre del presidente, Dowd exhortó el viernes a Mueller "a poner fin a la investigación sobre la supuesta colusión con Rusia". Argumentó que la investigación está siendo "manipulada" y basada en pruebas "fraudelentas y corruptas".
Horas después, Dowd se retractó, diciendo que estaba hablando a título personal y no por el presidente. En un ataque por Twitter durante el fin de semana, Trump enfrentó directamente a Muller, un exdirector del FBI cuya investigación sobre la colusión se focaliza en forma creciente en el presidente, su familia y principales asesores.
"La investigación de Muller nunca debería haber comenzado, ya que no hubo colusión y no hubo delito", escribió Trump.
El presidente acusó al equipo del fiscal especial de estar integrado por "demócratas endurecidos" y afectado por "enormes conflictos de interés". En respuesta, varios líderes del Congreso advirtieron a Trump que no debía destituir a Mueller, con el senador Lindsey Graham señalando que ello "podría ser el comienzo del fin de su presidencia".