Diccionario de Javier Marías sobre la vida y la literatura: desde amor hasta yo
El escritor publica la novela 'Tomás Nevinson' en la que explora los límites de lo que se puede o no hacer y el mal.
“A veces pienso que nuestras enteras vidas —incluso las de las almas ambiciosas e inquietas y las impacientes y voraces, deseosas de intervenir en el mundo y aun de gobernarlo— no son sino el largo y aplazado anhelo de volver a ser indetectables como cuando no habíamos nacido, invisibles, sin desprender calor, inaudibles; de callar y estarnos quietos, de desandar lo recorrido y deshacer lo ya hecho que nunca puede deshacerse, a lo sumo olvidarse si hay suerte y si nadie lo cuenta; de borrar todas las huellas que atestigüen nuestra existencia pasada y por desgracia aún presente y futura durante un tiempo”.
Este pasaje de Tomás Nevinson (Alfaguara), la reciente novela de Javier Marías (Madrid, 1951), condensa una parte importante de su universo literario. En esas líneas están los temas principales de toda su obra: tiempo, identidad, memoria, recuerdos, huida, engaño, mentira…
Con motivo de la publicación de Tomás Nevinson he creado un diccionario de ideas y conceptos personales y literarios de Javier Marías extraídos de sus propias palabras en diferentes entrevistas que le he hecho en WMagazín y en el diario español El País, y otras de sus discursos de ingreso en la Real Academia de la Lengua en 2008 y al recibir el Premio Formentor de las Letras de 2013.
Conceptos que van de Amor a Yo literario, pasando por Cuento, Novela, Lengua o Perdón que ayudan a comprender el territorio creativo de uno de los mejores escritores contemporáneos.
Tomás Nevinson empieza donde terminó su anterior novela Berta Isla. El escritor retoma a Nevinson, esposo de Berta Isla a quien ella esperaba, dos años después, en 1997, quien vuelve a los servicios secretos. Le proponen identificar a una persona que participó en atentados del IRA y de ETA diez años atrás.
Es su novela número 14 con la cual celebra 50 años desde la primera que escribió, Los dominios del lobo (1971), a la vez que en septiembre Marías cumplirá 70 años. En este tiempo ha publicado obras como Todas las almas, Corazón tan blanco, Mañana en la batalla piensa en mí, Tu rostro mañana y Los enamoramientos. Su obra se ha traducido a casi medio centenar de idiomas.
Pero una cosa es lo que dicen sus personajes y otra lo que opina el escritor. Y esto es lo que opina Javier Marías sobre:
Amor
“Lo extraordinario es que el amor sea correspondido. ¿Por qué diablos alguien a quien nosotros señalamos va a corresponder y, en caso extraño de que así sea, por qué ha de durar? Lo tenemos como algo que sucede habitualmente. Enlaza con una idea de Corazón tan blanco, cuando se dice que en realidad todo el mundo obliga a todo el mundo. En las relaciones más extraordinarias, amorosas, probablemente, al menos al inicio, hay un cierto grado de forzamiento de las circunstancias de quien toma la iniciativa, incluso en la amistad, aunque luego las tornas se cambien. Es muy raro que todo sea simultáneo”.
Autorretrato
“Siempre, absolutamente siempre, me siento como un artesano de épocas pretéritas, por no ser presuntuoso (…) Pertenezco a otro tiempo y a otra estirpe, me limito a ser un ladrón de cuerpos en un mundo de humanos, o tal vez un humano en el mundo de ladrones de cuerpos” (del discurso del premio Formentor de las Letras 2013).
Cuento y novela
“Es muy difícil que un autor quede completamente satisfecho de una novela en cuya estructura debe tener altibajos, porque no puede sostener el mismo grado de intensidad todo el tiempo, y sería agotador; debe tener momentos de transición, explicativos o descriptivos o funcionales que den luego paso a esos pasajes más interesantes e intensos”.
“En cambio, con un cuento he tenido la sensación de plenitud, que dices: ’¡Caray, qué maravilla, es algo perfecto!’. A veces, la lectura de un cuento es casi exultante. Algunos te pueden producir una especie de euforia, de algo acabado, perfecto, una obra maestra, algo que en una novela es más difícil conseguir”.
Escribir
“Cada vez que termino de escribir no tengo fuerzas. Y pienso que no voy a hacerlo más. Me parece milagroso terminar cada novela, sobre todo por como trabajo. Poco a poco. Escribo a máquina una o cinco páginas al día. Tecleo, tecleo, la reviso, vuelvo a teclear, y así hasta tres o cinco veces y lo que haga falta. No empiezo otra página hasta que no quedo realmente satisfecho con la que tenga entre manos”.
“Escribir ayuda a explicarnos a nosotros mismos…”.
Experimental
“Lo que se llama experimental envejece cada vez más fácilmente, o se convierte en algo tradicional, o se incorpora a los usos normales. Hay una flexibilidad mayor. Siempre ha habido una enorme capacidad para hacer esto; aunque antes había un poco más de resistencia. Hoy no. Hoy normalmente todo se incorpora, todo se vuelve viejo, antiguo. El presente se convierte en pasado cada vez más rápido. Incluso en el momento en que un libro ya está disponible, parece que ya es pasado”.
Faulkner
“La fuerza extraordinaria de Faulkner está en su estilo. Un estilo que lo emparenta con Proust y con Henry James. Lo que lo distingue son sus párrafos largos, como si surgiera a borbotones hasta el punto de que es menos respetuoso con la sintaxis que ellos; como si a veces dijera: ‘la sintaxis no me importa’. Incluso lo llegó a decir: ‘Si meto tanto en un solo párrafo es porque no sé si voy a llegar vivir al siguiente’. Esa exuberancia borbotónica da a su estilo una fuerza que atrapa y convierte cada página en una suerte de oleada que atrapa al lector y que nadie jamás, ni antes ni después de él, se aproxima a esa prosa”.
Fealdad
“Tal vez hubo un momento en que la fealdad que el profesor Eco ha estudiado tan bien existía en el arte, pero era algo excepcional. Recuerdo, por ejemplo, la única vez que estuve en Sicilia, en Palermo, y fui a Bagheria; quería ver esas figuras grotescas de la Villa Palagonia que habían mencionado Byron, Goethe y gente así que en su tiempo habían viajado expresamente para ver esto, algo horroroso. Figuras grotescas en el jardín de un noble. Esto parecía una excepción que incluso personas como Byron y Goethe iban a ver, como excepción. Lo que no existía hasta hace poco es lo que podríamos llamar una industria de la fealdad. Ahora hay una fealdad industrial totalmente deliberada, como mercado. El valor que podía tener la fealdad de rebeldía, transgresión o de desafío se ha perdido y, en este sentido, ¿qué quedará dentro de dos mil años? No lo sabemos, tal vez algo de este tipo, o tal vez otra cosa. Sobre aquellos que el profesor llama ricos, aunque yo soy un poco proletario, lo cierto es que personalmente creo que me estoy convirtiendo en un anacronismo. Yo mismo soy un anacronismo. No sé si usted también tiene esta sensación” (en un diálogo con Umberto Eco, en Babelia).
Juzgar
“Aunque hay novelistas que todavía se sienten como jueces, es una cosa extraña. Eso del voyeurismo amoral está muy bien visto. Porque una novela, a menudo, es así, el novelista no tiene que juzgar, tiene que mostrar, a veces explica lo que ha sucedido, cómo se ha llegado a este punto, pero eso no quiere decir que se justifique o que se ensalce el tema o presuma” (en un diálogo con Umberto Eco, en Babelia).
Lengua
“La lengua traduce la realidad o lo existente —lo está traduciendo al denominarlo—, y muy rara vez, si es que alguna (y aquí hay lingüistas que lo sabrán dilucidar), la realidad ‘llena’, por así decir, un vocablo preexistente y sin contenido, o que no sea la sustitución de algo” (discurso de ingreso en la Real Academia de la Lengua, RAE).
Mensaje
“Esa idea de que las novelas deben tener un mensaje o dignificar algo es un primitivismo raro que ha vuelto” (En un diálogo con Umberto Eco, en Babelia).
Novela
“Cuando la gente dice que la novela es una forma de conocimiento yo digo no, para mí es una forma de reconocimiento. La novela lo que hace es traerte como lector cosas que sabías, pero no sabías que sabías”.
Orgullo
“Nadie sabe muy bien dónde tiene puesto el orgullo. Si me lo preguntas a mí, no te sabría decir con exactitud, pero probablemente no sería en mis libros. El orgullo no siempre está puesto en lo aparentemente más importante”.
Perdón
“La arbitrariedad del perdón es un misterio. El que no pasemos por alto cosas pequeñas. Quizá tiene que ver con lo que hiere el amor propio y este es enigmático. A veces nos tomamos mal que se ponga en duda algo trivial y no nos importa que se ponga en duda algo básico de nuestra personalidad o comportamiento”.
Realidad
“Lo que uno ve y vive es por definición fragmentario y sesgado, y la simple ordenación de los vocablos y frases que uno emplea en la relación de algo es ya una infidelidad a ese algo. La narración no admite la simultaneidad, por mucho que algunos autores hayan buscado o inventado técnicas, a buen seguro ingeniosas, que produzcan o creen ese efecto. Asistimos a los sucesos desde nuestra subjetividad irremediable y desde un solo punto de vista, y hasta cierto punto lo vemos todo como si, ante una escultura, sólo fuéramos capaces de contemplar su parte frontal, o bien la posterior, o uno u otro de sus perfiles, pero estuviéramos incapacitados para dar la vuelta en torno a ella y admirarla desde todos los ángulos, como fue concebida y ejecutada. Vemos la realidad como si, en vez de tener volumen, dimensiones y relieve, fuera siempre una pintura plana, y así estamos obligados a contarla” (discurso RAE, 2008).
Rencor
“El rencor es una fuerza enorme, y puede ser difícil prescindir de él”.
Shakespeare
“Sus libros me espolean e incluso me dan ideas”. Cuando Vargas Llosa le preguntó qué escritor le hubiera gustado ser si pudiera elegir, se decantó por el genio británico porque, dice, “nunca acabo de entender cómo funciona su cabeza”.
Sherlock Holmes
“Me hubiera gustado ser Sherlock Holmes. Es una persona muy inteligente que vive en permanente alerta y captando lo que le rodea de la gente mucho más de lo que cualquiera de nosotros solemos hacer. No es exactamente un hombre de acción, pero no la desdeña. Es divertido, ameno y melómano, y tiene una ventaja: siempre va disfrazado. Además, es una de las creaciones más elevadas de la literatura universal” (en la serie en vídeo ¿Qué personaje de la literatura le hubiera gustado ser? del blog Papeles perdidos de Babelia, en 2010).
Vida
“No busco temas literarios que puedan ser resultones, sino temas que me inquietan. En gran medida, la vida consiste en incertidumbre y espera”.
Vocabulario
“Otro aspecto de los idiomas es cómo están desapareciendo cosas normales y se construyen mal las frases. Se está reduciendo el vocabulario. Recuerdo que mi madre, cuando yo era adolescente, si me preguntaba o pedía algo, y yo respondía de cualquier manera, me decía: ‘Por favor, no seáis tacaños con la lengua’. Hoy la gente es algo tacaña” (en un diálogo con Umberto Eco, en Babelia).
Yo literario
“Yo escribo con un narrador en primera persona desde hace 20 años, (en 2021 son ya 30 años) y se tiende a confundir al narrador con el autor, con el yo”.