Diario de una madre víctima de violencia vicaria
Soy otra de las muchas madres afectadas borradas de las vidas de sus hijos por manipulación con alejamiento perverso, igual que Rocío Carrasco.
Soy otra de las muchas madres afectadas, borradas de las vidas de sus hijos por manipulación con alejamiento perverso, igual que Rocío Carrasco.
Yo no salgo en la tele, pero vivo en un pueblo y también me da vergüenza salir a calle. Todo el pueblo me mira, me juzga, me cuestiona y duda de mí. Me señalan porque nadie me cree, ya que se han creído la versión del padre: que soy una adúltera y una mala madre y que, por eso, mi hija me odia, me rechaza y renuncia a ser mi hija.
A día de hoy, sigo teniendo la guarda y custodia de mi hija desde hace ya seis años. El padre incumple reiteradamente sin ninguna consecuencia... Todo mi entorno, en mi pueblo y en mi trabajo, piensa que los servicios sociales o el juzgado me retiraron a mí la custodia, porque es la versión que cuenta el padre.
Me he presentado en muchas ocasiones en el colegio y en el instituto con toda la documentación del juzgado donde dice que yo tengo la guarda y custodia —y no el padre no— para pedir información escolar sobre nuestra hija, exigir que me requieran autorizaciones para las excursiones, pedir colaboración y ayuda de los orientadores, pero nadie me cree.
Todo son dudas sobre la documentación del juzgado porque el padre va llorando como si fuera una pobrecita víctima de su mujer, que le fue infiel y presenta en todos los sitios un informe de una psicóloga privada que jamás me ha visto, ni ha hablado conmigo, donde dice que mi presencia perturba a la niña. Este informe ha sido rechazado en dos ocasiones por la Audiencia Provincial frente a otros informes de profesionales de la seguridad social.
Podría tirarme horas hablando de anécdotas crueles e injustas sobre cómo se se me estigmatizado y cuestionado socialmente... Ya no es poco el dolor por la pérdida absoluta de mi niña, como para vivir señalada como mala madre ante los ojos de todos. Es de locos: despiertas por la mañana y todo parece una película de terror, una pesadilla.
Siento tanto dolor por la pérdida de mi niña. Es como tener que seguir viviendo con las piernas amputadas y el alma reventada en mil pedazos y absolutamente sola. Creo que no hay humano en la faz de la tierra que pueda soportar esto y quien tenga duda le doy una cuarta parte de todo lo que vivo.
Al igual que Rocío he necesitado muchos años de tratamiento psiquiátrico y psicológico porque soy humana y cualquier humano en esta situación necesitaría esta ayuda.
Mi trabajo también se ha visto afectado con varias bajas largas por un trastorno ansioso depresivo cronificado en el tiempo.
Yo, al igual que Rocío, también he tenido y tengo muchos de los síntomas que ha padecido ella como ansiedad crónica, colón irritable, urticaria crónica, psoriasis, dolores de cabeza, múltiples contracturas musculares, crisis de asma y adormecimiento de manos y brazos, insomnio, falta de concentración, pérdida de memoria, palpitaciones y pesadillas frecuentes donde despierto chillando. Creo que cualquier madre o padre que haya perdido un hijo en situación traumática pude entender esto.
Por favor, un poco de conciencia social sobre esta problemática tan grave. Seamos más empáticos con el dolor y el sufrimiento de quienes hemos perdido a un hijo en estas circunstancias y que encima tenemos que atravesar por este duelo interminable en la más absoluta incomprensión y soledad.
Por todos los niños huérfanos de madres vivas.