Rusia intenta ganar tiempo con nuevos frentes y manda un mensaje a EEUU
Lo que se sabe de la decimoséptima jornada de guerra.
Caen las bombas mientras se intentan abrir nuevos corredores humanitarios. Los dos contrastes de la guerra en Ucrania un día más, a la espera de la reforzada ofensiva rusa, mientras desde Moscú tratan de ganar tiempo.
Las maniobras de Putin el viernes, para abrir nuevos frentes en puntos del oeste y el centro del país buscaban dañar la logística ucraniana y ganar tiempo mientras se concentran sus tropas a kilómetros de Kiev, Járkov y otros puntos. No hay fecha, pero las dos partes cuentan con que habrá una nueva fase de ataques pronto para tomar las principales ciudades. El alcalde de la capital ya ha pedido a la población que hagan acopio de alimentos y medicamentos ante lo que pueda venir.
El sábado comenzó con el anuncio de nuevos corredores humanitarios tanto en Mariúpol, el punto más crítico por las condiciones que sufre la población bajo el asedio ruso, como en otras regiones cercanas a Kiev y en Sumy, pero el tono pronto cambió con las palabras de un alto cargo del Kremlin.
Putin responde a Biden... y a Europa
Rusia también ha querido mandar un mensaje claro a EEUU, después de que Biden hablara de una “Tercera Guerra Mundial” en caso de enfrentamiento directo entre la OTAN y Moscú. Aunque el líder norteamericano evitar pisar Ucrania para no ser parte de esa “confrontación directa”, sí indicó que enviaría el material humano y militar necesario para que Ucrania defendise su territorio.
Ahora, Putin, en la voz de su viceministro de Exteriores, Sergei Riabkov, ha advertido de que cualquier convoy con armamento para Ucrania será “objetivo legítimo” de ataque, personalizando la amenaza en EEUU, a quien asegura haber avisado ya.
El líder ruso ha hablado, directamente, con Macron y Scholz, en una inusual conversación a tres en la que los líderes francés y alemán le han puesto “contra la pared” por incumplir sus compromisos y no parar la guerra. Putin se niega a otra vía que la bélica pese a que un día antes hablara de “avances” diplomáticos hacia la paz.
La amenaza a la población civil
De las últimas horas colea con fuerza la acusación de Ucrania de que Rusia bombardeó una mezquita en Mariúpol, donde se refugiaban, precisamente de las bombas, unas 80 personas. Por el momento no hay constancia de víctimas, pero la amenaza se suma al ataque contra un hospital infantil del miércoles, donde sí hubo muertos: al menos tres, junto a 17 heridos.
Los objetivos militares siguen solapándose con las instalaciones civiles como blancos de los ataques de Moscú, que ahora se lanza contra Mikolaiv en su objetivo básico de controlar Odesa, el gran puerto ucraniano.
Por la tarde, las sirenas han vuelto a sonar en Kiev. En otro punto cercano a la capital, Peremoha, un ataque contra un convoy humanitario de evacuación ha dejado al menos siete muertos, uno de ellos un niño. La Inteligencia ucraniana se lo achaca a Rusia, que guarda silencio.
El drama humano aumenta hora tras hora. El último balance de ACNUR cifra en más de 2,5 millones las personas obligadas a dejar el país por la guerra y otros dos millones de desplazados internos. De ellas, cerca de 1,6 millones han llegado a Polonia, mientras crece el otro riesgo, el de las redes de trata de mujeres y menores aprovechando la afluencia masiva de refugiados.