Después de la tormenta, no viene la calma: así será España tras el coronavirus
El FMI pronostica un escenario negro sobre la economía española, que tardará tiempo en recuperarse.
Mucho peor que un jarro de agua fría. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha dibujado este martes un escenario negro para la economía mundial en 2020 por culpa del coronavirus. Este organismo internacional no tiene dudas de que el shock será mayor que el de la crisis financiera de 2008. El hundimiento, con una caída del 3% del PIB, será el peor desde la Gran Depresión iniciada en 1929.
La pandemia ha atacado con tal virulencia que no importa ser un país rico o pobre: nadie se salva. “Por primera vez desde la Gran Depresión, tanto las economías avanzadas como las de mercados emergentes y en desarrollo están en recesión”, ha asegurado Gita Gopinath, economista jefe del FMI. Pero, una vez más, España sale muy mal parada en la foto: su economía caerá un 8% este año, más del doble que lo cayó en 2009. ¿En qué medida puede afectar ese hundimiento a los ciudadanos?
Un alto desempleo que volverá a afectar a los mismos
Los fantasmas se aparecen de nuevo sobre la economía española, que todavía no se había recuperado totalmente de las secuelas que dejó la anterior crisis. La alta tasa de desempleo y la gran deuda pública, que ronda el 100% del PIB, pesan como una losa en un país donde la pandemia ya se ha llevado más de 18.000 vidas.
“La perspectiva que presenta el FMI es de apocalipsis económico. En España, sobre todo, será una calamidad por nuestro modelo económico que depende muchísimo del turismo”, ha asegurado el profesor de economía José María Gay de Liébana.
Una de las consecuencias más visibles de esa caída de la economía será que la tasa de desempleo alcanzará una media del 20,8% en 2020, según las previsiones del FMI. Una cifra dramática si se compara con el año pasado, cuando se situó en el 14,1%. De hecho, es la peor desde 2015. Como si de repente hubieran desaparecido cuatro años de recuperación, borrados de un plumazo. Además, esa cifra no incluye a los más de tres millones de trabajadores con empleo suspendido al estar dentro de un ERTE.
“Mi temor es que la crisis sea especialmente dura en España por el peso del turismo y del sector servicios. La crisis de demanda que llegue después del confinamiento puede ser especialmente severa. Las medidas del gobierno están pensadas para una caída de la actividad muy temporal, como los ERTEs, o las moratorias, fruto del confinamiento. Pero no es descartable que una vez pasado el confinamiento, necesitemos medidas más tradicionales de impulso de la demanda”, señala Ignacio González García, profesor de economía en la universidad American University, de Washington DC.
El fuerte impacto del coronvirus en el empleo ya se pudo comprobar en el mes de marzo, cuando cerca de 900.000 puestos de trabajo se destruyeron en 14 días. Una vez más los más afectados fueron los trabajadores con puestos precarios. Dos de cada tres trabajadores que se fueron al paro tenían contratos temporales. Unas cifras que continuarán siendo negativas en el mes de abril.
“Lo más relevante en este momento es seguir tomando medidas para evitar la destrucción de empleo como ha ocurrido desde el 18 de marzo. Las medidas se tomaron una semana más tarde de lo que se debía y no se pudo evitar la primera oleada de despidos”, señala Carlos Bravo, secretario de políticas públicas y protección social del sindicato Comisiones Obreras.
Los sectores más afectados por el parón serán el turismo, la hostelería y, en menor medida, el comercio, debido al cierre temporal de estos negocios durante el estado de alarma. Estos sectores cuentan con una fuerte temporalidad. A esto hay que unirle la paralización del turismo a nivel internacional, un sector que representa el 12% del PIB, y que tardará en recuperarse.
“Si la crisis es muy temporal, es posible que los ERTES impidan que volvamos a números similares a las anteriores crisis. Pero si la demanda sufre más allá del confinamiento, entonces es posible que veamos una respuesta del empleo más similar a la de otras crisis”, afirma González.
La temporalidad del mercado laboral tiene efectos claros en la economía de muchos hogares. Muchos de estos trabajadores despedidos en marzo no tienen prestación por desempleo. Las oficinas de empleo cuentan con 3,5 millones de trabajadores inscritos, de los cuales solo 2,4 millones reciben ayuda económica.
“Aunque la recuperación sea todo lo rápido que auguran los más optimistas tenemos un empleo de baja calidad, con mucha precariedad. Hay un gran colectivo de personas que entran y salen mucho del mercado laboral, que trabajan pocas horas y son trabajadores pobres”, señala Liliana Marcos, especialista en políticas públicas y desigualdad de la oenegé Oxfam Intermón.
La desigualdad crónica del país
La pandemia del coronavirus ha pillado a España en un momento delicado, con muchos problemas pendientes de resolver como la desigualdad. El desplome de la actividad económica se sentirá especialmente entre los colectivos más vulnerables.
“Es indudable que va a tener mucho impacto en la población española, que es altamente desigual y que salimos poco cohesionados de la crisis de 2008. Hasta hace poco éramos el segundo país más desigual de la UE. Hemos mejorado ahora somos el sexto, pero todos estos avances es fácil que se vayan al traste”, afirma Marcos.
La reducción de la pobreza sigue siendo una asignatura pendiente. “Nuestro sistema de protección social está cojo a la hora de reducir la pobreza. De los 27 países miembros de la UE, somos el 22 en capacidad de reducir la pobreza”, señala.
Oxfam Intermón defiende, junto a otras asociaciones, la implantación de una renta mínima estatal para reducir la pobreza, y ponen como ejemplo a seguir las rentas autonómicas existentes en Euskadi y Navarra. “Hemos pedido mejorar nuestro sistema con una renta garantizada para que ningún hogar carezca de ingresos y capaz de reducir las zonas de pobreza severa. Para reducir la pobreza severa, en la que viven unos 4,2 millones de personas, necesitaríamos una inversión adicional de 6.000 millones al año”, explica.
Precisamente el Gobierno negocia estos días la implantación de un ingreso mínimo vital para ayudar a los hogares más vulnerables. El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, calcula que esta ayuda podría llegar a un millón de hogares. Sin embargo, existe un debate interno sobre si esta medida debe implementarse de manera inmediata o no.
La recuperación será más lenta de lo que se creía
La recuperación económica será más lenta de lo que muchos expertos pensaban al principio de la pandemia. El FMI estima que la tasa de desempleo se reducirá hasta el 17,5% en 2021 y que la economía crecerá ese año un 4,3%, recuperando solo la mitad del terreno perdido.
“Las previsiones apuntan a una intensa caída de la actividad en 2020 coherente con las fuertes medidas de contención para frenar la extensión de la pandemia y, posteriormente, un repunte a partir del cuarto trimestre con una recuperación importante en 2021. Una crisis intensa, pero de duración acotada”, señalan fuentes del Ministerio de Asuntos Económicos.
Esa reactivación no será posible si no se controla la pandemia y si no se toman más medidas para frenar la sangría. Los expertos han explicado gracias a tres letras del abecedario los tipos de recuperación posible: V, U y L. “En ausencia de decisiones económicas complementarias, el FMI pronostica que ciertas economías tendrán una contracción notable durante este ejercicio. Lo más negativo es la recuperación más lenta para 2021. El FMI está haciendo una previsión en forma de U en vez de V”, señala Jonás Fernández, eurodiputado del PSOE.
“El riesgo que tenemos es el estancamiento. La clave es ese plan de reconstrucción de activación económica, que se tiene que poner en marcha. Se está poniendo la prioridad en sustituir rentas, que es correcto, pero hay que ir más lejos. Vamos a necesitar medidas de impulso de la actividad para evitar que esa pérdida de empleo que se ha producido ya se consolide”, defiende Carlos Bravo, de CCOO.
Este dirigente sindical cree que, una vez pase la pandemia, sería necesaria una revisión del sistema fiscal para poder financiar a largo plazo estas medidas. “Nuestra estructura fiscal tiene que equipararse a nuestros socios europeos”, apunta Bravo.
El auge del populismo
Uno de los efectos colaterales que puede traer la crisis económica es el auge de los partidos populistas en la UE, como ya se ha podido ver en otros países como Alemania, con el crecimiento de Alternativa Por Alemania, o Francia, con el Frente Nacional.
Así pasó también durante la crisis financiera. “Los populismos llegaron a Europa mucho antes que la Covid-19. Comenzaron a experimentar un claro auge aprovechando la ola de euroescepticismo y xenofobia que desencadenó la crisis de 2008. La denominada derecha radical populista gobierna o influye en los gobiernos de casi la mitad de los países de la UE”, recuerda Augusto Delkader Palacios, profesor de relaciones internacionales de la UOC.
Estos movimientos todavía no han alcanzado la misma fuerza en España, aunque la formación ultraderechista Vox se posicionó como el tercer partido con mayor representación en el Congreso al obtener el 15% de los votos en las elecciones generales de noviembre de 2019.
″¿Podrían (re)aparecer ahora con más fuerza en España? Sin ninguna duda es un riesgo al que nos enfrentamos. Los discursos nacionalistas y anti-globalistas y las visiones anti-elite pueden ganar aún más peso si no se refuerza el Estado de Bienestar ni se garantizan unos niveles mínimos de equidad capaces de frenar el descontento y la desafección política. La simplificación de mensajes y el schmittiano “nosotros” versus “ellos”, esto es, la política como antagonismo, se despliegan con mayor facilidad en este tipo de contextos”, apunta Delkader.
Las instituciones europeas tienen un papel clave
Ante el fuerte golpe de la pandemia en países como Italia y España, las instituciones europeas han puesto sobre la mesa 500.000 millones de euros en créditos para los miembros del club que más lo necesiten.
“Las medidas propuestas por la Comisión Europea y el Banco Europeo de Inversiones van a facilitar la liquidez a los Estados miembros. Bien a sus empresas a través de los sistemas de avales del BEI, que gestionará el ICO en España, o la cobertura del sistema de desempleo SURE que servirá para los ERTEs. Todo eso va a permitir una contención en las caídas de las rentas que se estiman de las decisiones de confinamiento”, señala Fernández.
La UE debate ahora un programa de inversiones para paliar las secuelas que deja el coronavirus en la economía, que el Gobierno español ha llamado un Plan Marshall, en referencia al plan puesto en marcha por Estados Unidos para ayudar a los países europeos tras la Segunda Guerra Mundial.
“Necesitamos un programa de recuperación de la economía a nivel europeo para revertir las consecuencias, que debería ser un instrumento suficientemente ambicioso, con recursos financieros suficientes. El Eurogrupo introduce la necesidad de diseñar este plan europeo de inversión. Ahora necesitamos que el Consejo Europeo haga el mandato oficial para la elaboración de ese plan, y que el Parlamento Europeo vote a favor”, señala Fernández.