Desnudarse desde la colectividad virtual
El ejercicio es una invitación (que raya en la provocación) a los artistas a encontrar nuevas la formas de seguir creando desde el confinamiento.
¿Cómo continuar haciendo arte público desde el confinamiento? Con la totalidad de espacios públicos restringidos para cualquier presentación, y aglomeraciones prohibidas, el arte se vio forzado a replantear sus escenarios. Los conciertos y espectáculos se transformaron en una experiencia nunca antes vista, desde la intimidad de una recámara y en soledad, lejos de los tumultos. Los eventos multitudinarios ya no se viven codo a codo, sino a través de multi-pantallas y plataformas electrónicas.
Bajo este nuevo esquema, ¿se puede seguir haciendo “arte público”? Este complejo cuestionamiento inquietó al joven especialista en performance y arte comunitario Alonso Gorozpe, quien desde que egresó de la carrera de Arquitectura se ha dedicado a incentivar colaboraciones públicas de nuevos artistas. En 2013 se fue a estudiar a Barcelona, y ahí el interés por participar en eventos masivos de arte creció al acercarse al trabajo del famoso fotógrafo de densudos masivos Spencer Tunick.
“Viajé a Holanda sólo para ser parte de una foto de Spencer, fue una experiencia totalmente transformadora. Su trabajo te cambia, así lo viví”, detalla el egresado de la Maestría de Performance y Artes Interactivas de Brooklyn College.
Desde entonces, Alonso se convirtió en cercano colaborador del fotógrafo y su principal contacto para sus creaciones en México, país en el que Spencer ha mostrado un especial interés. A pesar que la mayoría de que su trabajo se ha concentrado en Europa, México ha sido uno de sus escenarios predilectos. En 2007, la convocatoria de Tunick en la Ciudad de México logró reunir a más de 18.000 personas para realizar una foto de desnudos masiva. Un momento considerado histórico en el arte.
Alonso, desde México, y Spencer desde su casa-estudio en Suffern, ubicado a una hora de la ciudad de Nueva York, idearon una forma de continuar haciendo arte comunitario, a la distancia y en confinamiento.
Junto con un equipo de creativos bajo el sello del Estudio 333, llevaron el espacio público hacia la accesibilidad que el streaming permite alcanzar, democratizando así el uso de la tecnología y, de esta manera, lograr realizar la primer fotografía colectiva de desnudos virtual.
“Era un reto para el que nadie estaba listo, lo hicimos y resolvimos sobre la marcha. Hay todo un ‘detrás de cámara’ de mucha intensidad, pero fue una luz dentro del confinamiento”, relata Rodrigo Huerdo, encargado operativo de Estudio 333.
La primera imagen se materializó únicamente con cuatro personas, luego ocho, después veinticinco, hasta llegar a hacer dos fotografías de medio centenar de participantes en cada una. De acuerdo con Rodrigo, el reto más grande fue encontrar una plataforma que asegurara la privacidad durante la sesión.
“El único filtro para elegir a los participantes era que tuvieran la plataforma Zoom y quisieran desnudarse frente a la cámara, después el filtro fue la mayor diversidad en cuanto a raza, género y edad”, desveló Rodrigo, fundador de Estudio 333.
Así se juntó gente de todo el mundo, a la misma hora, y bajo los mismos estándares tecnológicos, con la única condición de permanecer desnudos frente a la cámara de su dispositivo durante el tiempo que duró la sesión. Para Rodrigo, el objetivo no era “convencer a nadie de participar”, sino invitar a las personas que quisieran ser parte de este primer experimento artístico.
La fotógrafa mexicana Fernanda Gómez fue una de las primeras invitadas a este evento. De inmediato aceptó.
“Me enamoré del proyecto, Y dije sí. Este mes he conocido a más personas que el año pasado, y los he conocido virtualmente al ser mis compañeros en esta fotografía, he conocido historias interesantísismas de gente en Siria y otros muchos lugares lejanos a mi realidad”, relata emocionada la joven. Aunque Fernanda es primeriza en el arte de desnudarse frente a la cámara, asegura que el acto es tan cotidiano como poderoso, y éste representa un reto contigo mismo de auto-aceptación y admitir que eres vulnerable.
Las respuestas tras la invitación de Spencer, de la mano de Estudio 333, se hicieron venir en masa, pero la mayoría no fue de México, sino de Europa. El equipo organizador recibió más de 200 peticiones de personas en Alemania interesadas en ser parte de este evento, que a nivel arte-archivo refleja el momento histórico al que la humanidad se está enfrentando en el marco de la pandemia por coronavirus.
Este experimento evidenció el potencial de la colectividad virtual. El ejercicio es una invitación (que raya en la provocación) a los artistas a encontrar nuevas la formas de seguir creando desde el confinamiento. En la época del ‘Gran Confinamiento’ documentar y registrar la historia es imprescindible.