Traduciendo el acuerdo entre el PSOE y Unidas Podemos sobre la “derogación” de la reforma laboral
Sánchez, Díaz y Calviño firman la paz momentánea en La Moncloa: ¿en qué consiste el pacto? ¿Quién gana y quién pierde? ¿Cómo interpretar cada frase?
Tras días de tensiones, conversaciones, desencuentros, tuits, preacuerdos, declaraciones, llamadas… en menos de una hora se cerraba en La Moncloa un acuerdo entre la partes socialista y la de UP sobre la reforma laboral. Después de la reunión del Consejo de Ministros, Pedro Sánchez citaba a las 12 a Nadia Calviño y Yolanda Díaz, junto con los ministros José Luis Escrivá, María Jesús Montero y Pilar Alegría.
Y antes de las 13 horas se paría un comunicado. ¡Fumata blanca! Con tres puntos básicamente:
- El Gobierno está comprometido con la derogación de la reforma laboral de 2012 en los términos que establece el acuerdo de coalición y el plan de recuperación enviado a la Comisión Europea. La temporalidad y la precariedad son, junto al desempleo, las principales anomalías del mercado laboral español y estamos decididos a dejarlas atrás. Es imprescindible disponer de herramientas equilibradas en la negociación colectiva y al mismo tiempo establecer condiciones claras para la subcontratación.
- Sobre la base del trabajo realizado con los agentes sociales hasta el momento, el Gobierno busca, a través del diálogo social, un acuerdo con todas las partes justo y equilibrado. Esta voluntad es la mejor garantía de obtener una reforma duradera dentro del acuerdo establecido con la Comisión Europea en el Componente 23 del Plan de Recuperación.
- El objetivo del Gobierno es construir un nuevo modelo de relaciones laborales para el siglo XXI que acompañe el proceso de modernización de la economía gracias a los fondos europeos, a través del diálogo social.
Toca traducir ahora lo que significan estas palabras. Lo primero: hay acuerdo entre socialistas y Unidas Podemos. Supone un paso más después del preacuerdo del pasado miércoles y vuelve una postura común dentro del Gobierno, después de unos días de máxima tensión, en los que se vivió la peor crisis dentro de la coalición desde la salida de Pablo Iglesias. Por lo tanto, supone la vuelta a la paz con unos términos similares a los manejados antes de la lucha pública y a unos postulados similares antes de la batalla. El propio Ejecutivo habla de un clima “positivo” con actitudes “constructivas” durante la cita.
En el comunicado se utiliza concretamente la palabra “derogación”, un término utilizado durante años por los socialistas, pero que había sido retirado en los últimos días en sus argumentaciones. En cambio, Díaz seguía insistiendo en ese término frente a otras expresiones que se intentaban introducir como “reforma de la reforma”. Por lo tanto, la inclusión de esa palabra supone una victoria para la vicepresidenta segunda y una vuelta a lo que siempre habían dicho PSOE y Unidas Podemos.
El Ejecutivo habla de que esa derogación se hará como estaba recogida en el pacto de gobierno. Unidas Podemos venía días advirtiendo de que el PSOE quería una reforma más light y menos ambiciosa de lo acordado inicialmente. La parte socialista, en cambio, decía que querían cumplir con el compromiso firmado. De esta manera se pone negro sobre blanco que se irá en la dirección de lo que en su día suscribieron Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.
Se hace mención también a que se hará en los términos enviados a Bruselas en el plan de recuperación. Desde UP se criticaba que la intención de Calviño de coordinar los trabajos podía suponer un intento de rebajar la reforma para contentar a la UE, pero Díaz siempre había defendido que la Unión había aprobado el Componente 23 y que no estaba en contra de lo que se le había informado hasta el momento. Lo que se deja claro es que se hará como se pactó, siempre y cuando tenga el visto bueno de la Comisión. Esta reforma debe enviarse antes de que acabe fin de año a las instituciones comunitarias.
“Sobre la base del trabajo realizado con los agentes sociales hasta el momento”, indica La Moncloa. ¿Esto qué es? Hay que traducirlo como el respeto a lo hablado hasta ahora en la mesa de diálogo social, que lleva debatiendo sobre esta cuestión desde el pasado mes de marzo. En UP y en los sindicatos se temía que la nueva metodología pudiera significar empezar de cero la negociación.
Por lo tanto, las negociaciones seguirán, aunque haya algún cambio en las sillas. Es decir, en la mesa estará también un representante designado por la Vicepresidencia de Calviño, bajo el liderazgo del Ministerio de Trabajo, pero no arrancarán como si no hubiera habido contactos durante meses. Después de toda la crisis, la única novedad es que habrá miembros de los ministerios socialistas en las negociaciones, pero se tendrán en cuenta los trabajos anteriores y se sigue con el compromiso de la “derogación”.
En el comunicado se indica además que “el Gobierno busca, a través del diálogo social, un acuerdo con todas las partes justo y equilibrado”. Esta es una declaración de intenciones más afín a los socialistas: el objetivo es que el acuerdo esté suscrito por las tres partes del Ejecutivo, los sindicatos y la CEOE. Los empresarios son los más reacios al acuerdo, ya que sienten más afinidad con la reforma de Mariano Rajoy en 2012, que les daba más poder a la hora de negociar los convenios. El Ejecutivo quiere que estén en ese nuevo pacto, después del fallido intento de acordar el smi de manera tripartita. Los sindicatos ven difícil que la CEOE firme el acuerdo, pero no imposible. No obstante, el líder de CCOO, Unai Sordo, advertía en una entrevista en El HuffPost este fin de semana: “Reforma de la reforma laboral tiene que haber sí o sí, con o sin la CEOE”.
En la parte final del comunicado de La Moncloa se indica: “El objetivo del Gobierno es construir un nuevo modelo de relaciones laborales para el siglo XXI”. Aquí se recoge una postura repetida por los socialistas durante los últimos días, que creen que no sólo se puede hablar de derogar los aspectos más lesivos, sino que debe ir acompañado por un nuevo marco, en un momento clave para la economía española. De hecho también se hace referencia a los fondos europeos, algo que el Ejecutivo quiere aprovechar para transformar la economía española a través de los 140.000 millones de euros en los próximos años.
En esta ocasión han querido enterrar rápidamente el ruido con un comunicado y con una reunión de la que no ha habido fotografías. Un texto pactado y emitido por la Secretaría de Estado de Comunicación y sin versiones de cada una de las partes. Tocaba dejar atrás el choque de estos días, y encarar la recta final. El acuerdo tiene que llegar antes de que acabe el final del año y será una norma fundamental para la coalición de cara a los próximos años. Pero todavía queda mucho por debatir.