La bandera de España de Madrid y otros alumbrados de Navidad igual de horteras
Los ayuntamientos dejan ingentes cantidades de dinero en luces, pero no siempre sale bien.
Mucho se ha hablado sobre la larguísimas banderas de España con luces de Navidad que Martínez-Almeida ha colocado en el centro de Madrid. Se ha cuestionado el ingente gasto —han costado más de 150.000 euros— y también el buen gusto de la decoración. Ya hay suficientes rojigualdas por la ciudad. Es más un deja vú del 12 de octubre que una celebración de las fiestas navideñas.
La banda de luces LED más larga mide más de un kilómetro y recorre desde la plaza de Neptuno a la plaza de Colón. Pero el ayuntamiento también ha colocado estas banderas luminosas en varios puentes que atraviesan la Castellana y, de nuevo, en la plaza de Colón, donde se encuentra otro adorno difícil de ver y que tanto abundan por España.
La menina de Colón
Precisamente en ese lugar estas navidades el ayuntamiento ha colocado otra novedad: una menina gigante que no ha dejado indiferente a nadie. La figura sigue la estela del proyecto de meninas artísticas patrocinadas por diferentes empresas que se despliegan por la ciudad cada año y que han generado un movimiento para pedir su retirada, @stop_meninas.
La menina de luces es gigante y contribuye a que la plaza sea un horror vacui ya que allí también se ha colocado otra bandera de España de luces frente al Centro Cultural Fernán Gómez, delante del que se ha plantado otra menina, la Wonder Woman. A eso hay que sumar dos enormes limones que forman parte de una campaña de publicidad, la menina Nacex al otro lado de la plaza y la rana de bronce donada por el Casino de Madrid que lleva años en Colón. Un cuadro y no precisamente de Velázquez.
Los ángeles cantores de Málaga
La ciudad andaluza es noticia cada año por su vistoso alumbrado navideño, tanto que el año pasado recibieron la felicitación de la mismísima reina de la Navidad, Mariah Carey.
Este año entre los miles de adornos repiten los ángeles colgados de los arcos de la calle Larios, la joya de la corona del alumbrado malagueño. Para pasear por la zona desde luego hacen falta gafas de sol, pero los ángeles son el remate. Si pretendían crear un ambiente celestial, no lo han conseguido.
El belén gigante de Alicante
Cuando decimos gigante, es gigante. El San José del belén de Alicante es casi más grande que el edificio que tiene detrás, mide 17 metros, y la virgen María y el niño Jesús no se quedan cortos. La figuras, que han entrado en el libro Guinness de los récords, han costado más de 130.000 euros y son, cuando menos, turbias.
Desde luego, no será tan fácil robar el niño jesús en medio de la noche como ocurrió hace unos años en Santiago de Compostela.
El cartel de Barcelona
Por si algún despistado no se había dado cuenta de que estaba en la Ciudad Condal, en Barcelona han puesto un cartel gigante con el nombre de la capital catalana en pleno cen. El color azul, imitando a un copo de nieve al más puro estilo Frozen, transmite una sensación heladora que contrasta con la calidez de estas fiestas. Barcelona, suéltalo.
Los tristes arcos de Preciados
Existe un término medio entre los arcos de la calle Larios de Málaga y los de la madrileña Preciados. Esas tristes luces de neón llevan años colocándose en la capital cada vez que llega la Navidad pero bien podrían ser un homenaje a las espadas láser de Star Wars.
La noria epiléptica de Vigo
El coronavirus se ha llevado por delante uno de los emblemas de la Navidad de Vigo: este año no habrá noria gigante. La atracción, visible desde todo el centro de la ciudad, ofrecía un espectáculo de luces digno de dejar ciego a cualquiera. Por no hablar de la música que acompaña a los vecinos de la zona, desde John Lennon a la banda sonora de Piratas del Caribe.
El ataque de las bolas
Ya son un clásico navideño en multitud de ciudades españolas, como Madrid o Vigo, cuyos alcaldes se picaron el año por ver quién tenía la bola más grande y el mejor alumbrado.
Hay esferas más sobrias –si es que eso es posible con este adorno—, con una iluminación constante, y otras más extravagantes que van cambiando de colores continuamente. Es el caso de la de Vigo, que ha sido comparada con la Estrella de la Muerte.