Deconstruyendo a Susana
¿Cómo es ahora la presidenta de Andalucía?
Su obsesión estos días: ganar con una amplia mayoría. Susana Díaz es un animal político, a la que las campañas electorales le enganchan, no para ni un segundo, sus colaboradores están exhaustos. Ni un minuto de descanso. Kilómetros de carretera, cinco o seis actos al día. Pero es que no son unas elecciones al uso. La presidenta de la Junta se la juega, el PSOE no se puede permitir perder el Gobierno de Andalucía y, además, ella se enfrenta por primera vez a las urnas tras su dolorosa y aplastante derrota en las primarias socialistas del año pasado
¿Cómo es Susana Díaz en noviembre de 2018? ¿Qué ha cambiado? ¿Qué ha aprendido? ¿Qué campaña ha planificado? ¿Qué dicen de ella los suyos y sus rivales?
Díaz es una personalidad política compleja, que aspiraba a lo más alto, que se creía imbatible y llamada a ser la primera presidenta de España. Aquel julio de 2017 fue su mayor revés: precisamente entre los suyos, y frente a un rival, Pedro Sánchez, al que consideró siempre menos hábil políticamente. Castigada por sus compañeros cuando siempre se había dicho que ella conocía al PSOE como nadie.
La "pragmática" Díaz olvida las primarias
Pero hoy Díaz no se cansa de repetir que eso es pasado -algo de la Prehistoria como dicen tanto en su círculo como en Ferraz-. Una vez concluyó ese proceso, la socialista cogió el AVE, se retiró de los focos durante unos meses e hizo una crisis del Gobierno autonómico. No fueron momentos fáciles para la presidenta, tuvo que digerirlo, como reconoce una persona de su entorno. "Tenía su aspiración, pero su vinculación con Andalucía es incontestable", defiende uno de los que también la acompañó en el proceso.
Pero entonces volvió a salir ese lado de Díaz de "persona muy pragmática", como señala otro de sus colaboradores. La relación entre Sánchez y la presidenta es correcta, educada, hablan "a menudo", como señalan en Ferraz, pero no son amigos ni mucho menos. "No es que se vayan a cenar juntos", resume una fuente que los conoce. "Ella es un ejemplo, como en la vida, de que te caes y te levantas", subrayan algunos de los suyos.
Díaz no deja indiferente a nadie, es una persona que provoca sentimientos muy encontrados. Cuando le preguntas a su equipo y a sus entorno político, siempre presumen de una jefa que lo da todo en política, que tiene un liderazgo indiscutible, que cuida a los suyos y que tiene algo "especial" cuando la ven entrar por la puerta.
Sus rivales la dibujan al contrario. Incluso los que hasta ahora gobernaban con ella. "No es de fiar", señalan desde Ciudadanos. Y esa izquierda más extrema con la que tendría que gobernar, Podemos e IU, hacen siempre un retrato negro. Antonio Maíllo, líder de IU en Andalucía, la definía así en una entrevista en El HuffPost: "El poder por el poder". Y todavía resuena el "ni muerta" de Teresa Rodríguez sobre si algún día gobernaría con el PSOE de Díaz.
Las reinvenciones de Díaz
La sevillana está en una nueva fase de su vida política. Ya no es aquella joven del partido criada en las Juventudes que consiguió heredar el trono de José Antonio Griñán, que se encargó de prepararla durante años para ser la presidenta de la Junta. Fue la ganadora de aquel grupo a los que la oposición llamaba los 'griñaninis', junto a Mario Jiménez y Rafael Velasco.
Ya entonces empezaban a agruparse detractores dentro del PSOE-A en su contra y que años más tarde se cobrarían su venganza uniéndose al sanchismo: en las primarias para la Junta ganó frente a Luis Planas, hoy ministro de Agricultura y cuya campaña la dirigía Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, que ahora dirige la Delegación del Gobierno de Andalucía desde la mítica Plaza de España en Sevilla.
Díaz se haría cargo luego de la Junta de Andalucía en 2013 en pleno escándalo de los ERE. Era el mirlo blanco para intentar salvar a un socialismo casi tocado y hundido en toda España. Y se convirtió en el mayor poder dentro del partido y en la aldea gala en una España dominada por el PP de Mariano Rajoy. Entonces se echó para atrás y apoyó a Sánchez para suceder a Alfredo Pérez Rubalcaba. La vida daría muchas vueltas (cuando los tópicos son reales).
La carrera de Díaz entraría en otra fase a partir de ese momento, enfrentada internamente al nuevo líder durante años y que tuvo como momento más cainita el Comité Federal del 1 de octubre. Todavía da escalofríos pensar en ese día. Esos meses se volvieron en su contra, creía que hacía lo mejor para ella, el partido y el país, pero se creó una imagen de 'golpe de Estado' interno, de ambición pura y dura, de establishment frente a unas bases más izquierdosas, de apoyar a Rajoy con la abstención, la sombra del Ibex 35... Y siempre internamente en su círculo echan muchos la culpa a las redes sociales, a no haber conseguido frenar los ataques en Twitter o Facebook.
Y después de todo aquello, Díaz ha entrado en una fase más madura políticamente. Centrada en la comunidad, haciendo llamadas a unas elecciones con acento andaluz. Con su collar en el que pone 'mamá', se presenta como esa madre de la comunidad, como la progenitora que defiende mejor que nadie su comunidad y los ataques que llegan desde otros lugares -como las declaraciones sobre los niños del sur de Isabel García Tejerina-.
La vida "disciplinada"
Tras aquel verano de las primarias, Díaz volvió a ir cogiendo fuerzas y a su ritmo político trepidante. Incluso cambió sus hábitos alimenticios, cuidándose mucho, comiendo muy sano, quitándose el dulce. Ahora luce una figura mucho más estilizada. "Tiene una vida muy ordenada y disciplinada", aprecian desde su círculo más cercano.
No para durante estos días, explican fuentes de su campaña: "Lleva un ritmo muy fuerte, un trajín terrorífico". Está, dicen, "tranquila" porque las encuestas les dan muy bien al PSOE-A de cara al 2-D. La estrategia, añaden las fuentes, es la de ser "propositiva" y huir "del cuerpo a cuerpo". "No quieren que la metan en el fango como intentan el PP y ahora Cs", añaden.
En el susanismo salieron contentos después del primer debate. Ella fue "muy clara", comentan desde su equipo, y transmitió "convicción". Lo que sí está preparada mentalmente es para un escenario muy fragmentado en el Parlamento a partir del 2-D, con cuatro grandes formaciones. En San Vicente, esperan ser la primera fuerza con al menos diez o doce puntos de diferencia respecto al segundo partido.
Por eso, la presidenta juega mucho con la idea del bloqueo. En Andalucía no se descarta incluso que tuviera que haber una repetición electoral si las fuerzas políticas no se ponen de acuerdo para una investidura. Y crece la idea de que en el último minuto también podrían girar Cs o Adelante Andalucía y apoyarla para intentar influir en el Gobierno socialista. Díaz sigue manteniendo su idea de Ejecutivo solo con miembros socialistas.
Díaz tiene experiencia de gobernar apoyándose tanto en Cs, como en la legislatura recién disuelta, como con Izquierda Unida (2013-2015). Siempre dice que el mejor vicepresidente que ha tenido era comunista, el exdirigente de IU Diego Valderas.
Ella está intentando que cale el mensaje de que no se bloquee la comunidad autónoma y ha asegurado que si no fuera la primera fuerza, dejaría que gobernase otro partido si no hay alternativa. Eso fue precisamente lo que defendió para que el PSOE se abstuviera en la investidura de Mariano Rajoy. "Ella pide esa coherencia", recalcan fuentes de su entorno.
Además, Díaz y su equipo saben que el resto de partidos están ahora por bloquear el Gobierno del PSOE. PP y Ciudadanos empezaron muy fuerte contra ella, pero en el PSOE-A ven que también Adelante Andalucía ha cambiado de estrategia y vuelve a ser muy duro con ella: "Llevan ya días llamándola cortijera". Pero entre los susanistas también argumentan que Podemos va a tener un "problema para explicar si no deja que gobierne el PSOE si suman PP y Ciudadanos". Por eso, repiten, ahora se afanan en buscar una "buena ventaja".
Lo que vaya a pasar a partir del día 2 puede ser todavía más interesante, insistente las fuentes cercanas a Díaz: "Todo el mundo se tiene que retratar". Y, señalan, que hay que meter en la coctelera el escenario nacional, las municipales y autonómicas, la lucha entre el PP y Cs... La radiografía que hacen: una situación "muy incierta en Andalucía y en España".
Por eso, esta campaña es muy decisiva. Díaz se levanta sobre las seis de la mañana y no se acuesta hasta las doce o la una, señalan personas que la acompañan estos días. Hay jornadas en las que tiene cinco o seis actos más dos mítines: "Puede hacer el doble de actos que otros candidatos".
Está muy bien de ánimos, cuentan los suyos, y muy tranquila. De broma dice a algunos de sus colaboradores más cercanos que parece que se ha caído en una marmita de Diazepam. "Ha ganado madurez y se aprende de las victorias y de las derrotas", añaden las fuentes.
La madurez política y el ritmo trepidante
Unas elecciones que van más allá de Despeñaperros. Fuentes de Ferraz recuerdan que Andalucía es todo un "símbolo" para el partido. Pedro Sánchez estará solo en dos ocasiones en el sur en mítines por cuestiones de agenda, pero dicen que todo el partido está apoyando a los compañeros andaluces. Son las primeras elecciones, además, que se celebran habiendo recuperado La Moncloa y las primeras con Pablo Casado como líder del PP. La dirección socialista advierte: "Nos la jugamos todos los partidos".
Unas elecciones de vértigo. Y con Díaz como máxima favorita. Ella quiere esa amplia victoria, volver a ser el 2-D esa política a la que le gusta ganar. Quiere volver al Palacio de San Telmo por la puerta grande y dormir por las noches en Triana. Su barrio, donde descubrió que quería dedicarse a la política. Todo empezó cuando se dio cuenta de que las niñas al otro lado de la calle tenían máquina de escribir y ella no. Esa política que todas las cámaras enfocan por la mañana, y que en la soledad de su casa escribe poesía. El 2-D ya está aquí.