'Decamerón', de Boccaccio: seguir sus pasos literarios en una cuarentena por el coronavirus
El clásico del maestro italiano surgió tras la peste bubónica en Florencia en 1348.
Por Aurora Luque
En días de temores, incertidumbres y cuarentenas por el Covid-19, un coronavirus, la poeta española Aurora Luque se acerca a una de las obras maestras de la literatura que surge tras un hecho similar al que vive hoy el mundo:
Hace 672 años la pesta bubónica azotó Florencia (Italia). Tras su paso de miedo, pánico y muerte Giovanni Boccaccio escribió entre 1351 y 1353 una de las obras clásicas de la literatura universal: Decamerón. Cuenta que en una villa a las afueras de Florencia siete mujeres y tres hombres se refugiaron para protegerse de la plaga que quería llevarse la ciudad. Durante diez días se entretuvieron contando cada uno una historia, algunos como cuentos y otros como novelas cortas, hasta completar cien relatos con los que iluminaron aquellos días oscuros.
Narraciones orales surgidas de sucesos escuchados y recreados o producto de la imaginación del Boccaccio. El libro empieza con la descripción de la realidad de la peste y sigue con un rosario de historias eróticas, de amor, de fortuna, de las relaciones entre las personas, de la moral o de las labores y quehaceres de hombres y mujeres hasta crear un tapiz de la época y de la vida. Decamerón, como Las mil y una noches, es un nido de historias transmitidas de generación en generación que influyó en los escritores.
Te invitamos con Aurora Luque, ganadora del Premio de Poesía Fundación Loewe 2019 por su libro Gavieras (Visor), a recordar la obra maestra de Boccaccio y seguir su ejemplo de refugiarnos en la literatura que siempre es la mejor compañía:
lustración de una edición de ‘Decamerón’, de Boccaccio, publicada en Venecia en 1492. /Wikipedia
Por Aurora Luque
Si hemos de pasar una cuarentena, hagámosla amable, voluptuosa, decamerónica. Las instrucciones nos las dan los clásicos. ‘The classics can console. But not enough’. Así concluye Derek Walcott su poema Las uvas del mar. ‘Los clásicos consuelan, pero no lo suficiente’. Pero consuelan. No consuelan de todo ni del todo, pero a veces funcionan como el amigo que se sienta a tu lado y te tiende un pañuelo para que te seques las lágrimas. En estos días de pánico y pandemia contamos con su apoyo para pasar una cuarentena inolvidable. Hablo de un consuelo que viene de Italia, de la inventora Italia. Estos días circulaba un chiste por las redes (me niego a llamarlo meme). El coronavirus es como la pasta: lo inventaron los chinos y los italianos lo reparten por el mundo. Pobre Italia. También de allí viene el sabroso clásico que hoy me habla y me consuela. El Decamerón del gran Boccaccio cuenta cómo las pasaron en Florencia con “el pestilencial tiempo de la pasada mortandad”. La epidemia de peste del siglo XIV provocó una subversión social, ética y económica colosal, una disolución de todo lazo religioso, afectivo, familiar. Siete mujeres jóvenes (Fiammetta, Pampinea, Filomena, Emilia, Laurita, Neifile y Elisa) se encuentran en una iglesia y deciden retirarse en el campo en compañía de tres enamorados, Pánfilo, Filóstrato y Dioneo. Durante diez días cada cual contará una historia para entretener a los demás. Y vamos escuchando las cien historias de Andreuccio, de Martellino, de Paganino de Mónaco, del judío Melquiades, de frailes truhanescos, de damas vividoras, de Gileta de Narbona, de micer Guillermo de Rosellón, de la dama Beritola… La vida pululante, apasionada, sometida a la suerte y a la audacia. Boccaccio, desde aquella Florencia invadida de miasmas, nos sugiere dos cosas a nosotros, los globalizados tristes del siglo XXI: leer su festivo Decamerón o bien imitarlo y reunirnos en el campo en pequeños y amables cenáculos para contar historias y escucharnos los unos a las otras y a los otros. Diálogo y lectura lenta. Puede ser memorable una cuarentena al modo clásico.
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