Decálogo para iniciar el diálogo entre España y Cataluña
Punto 3: En esta historia nadie es fascista.
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Éstos son los diez puntos que Pedro Sánchez y Quim Torra han acordado para iniciar el diálogo que buscará solucionar el problema catalán. Y si no lo son, deberían serlo:
1.- Mientras dure la negociación, se prohibirá el uso de banderas. De todas. La estelada azul, la del Betis, la española constitucional, la estelada amarilla, la europea, la LGTB, la republicana. En los conflictos bélicos no se podrá ondear la bandera blanca, y los soldados deberán manifestar que se rinden a voz en grito. El personal de pista de los aeropuertos no podrá comunicarse entre sí agitando banderas sino mediante mímica. Sólo se permitirán los banderines que utilizan los jueces de línea en los partidos de fútbol, siempre bajo la supervisión de psicólogos, para que nadie empiece a identificarse con ellos o se emocione al verlos.
2.- Cada vez que en la mesa de negociación se hable del pueblo catalán o del pueblo español, el ponente deberá especificar cuál. ¿Calamocha? ¿Mollerusa? ¿Miranda de Duero? ¿Cornellá del Terri quizá? Sólo se permitirá nombrar el Pueblo Español a secas en referencia al museo arquitectónico al aire libre que se encuentra en la montaña de Montjuic.
3.- En esta historia nadie es fascista. Torra no es fascista. Borrell no es fascista. Y si ninguna persona es fascista, menos aún lo son los territorios. España no es fascista. Cataluña no es fascista. El fascismo es un ideario racista, socialista y militarista que hoy en día ya no defiende nadie relevante. Si alguien afirma estar sometido a un régimen fascista, se le meterá en una máquina del tiempo para que vaya al año 1941 y pase unos meses en el gueto de Varsovia, a ver si aprecia alguna diferencia con su situación actual.
4.- Mientras dure la negociación, se prohibirá el uso de himnos. De todos. La Marcha de Granaderos, el himno del Betis, Els Segadors, la Marsellesa, la Internacional, el Himno de Riego. Se penalizarán a aquellas personas que canten Asturias, patria querida tras la ingesta de licores. Sólo se permitirá la ejecución de los tres primeros movimientos de la Novena Sinfonía de Beethoven, evitándose así el Himno a la Alegría.
5.- “Político” y “judicial” no son antónimos. Son términos independientes y, por tanto, compatibles. Existen problemas políticos y judiciales, problemas políticos no judiciales, problemas no políticos y judiciales, problemas no políticos ni judiciales. Defender que el problema catalán no es judicial sino político es como defender que Goya no era pintor sino aragonés. Los políticos se ocupan de problemas políticos, los jueces se ocupan de problemas judiciales.
6.- Cualquier argumento que trate sobre emociones permitirá dar una colleja al que lo haya usado. Pensar que los países brotan de los anhelos emocionales de los pueblos es como creer que los cubitos de hielo mantienen frío al frigorífico. Es al revés. Los sentimientos nacionales no crean los Estados. Los Estados crean los sentimientos nacionales. Se podrán desautorizar afirmaciones de psicología barata con una simple pedorreta, sin argumentación alguna.
7.- Cada vez que se hable en nombre de “los españoles” o “los catalanes”, así, sin más especificaciones, se deberá presentar en el registro un documento en el que figuren las firmas de todos los españoles o todos los catalanes refrendando tal afirmación. De no ser así, el ponente deberá especificar a qué subgrupo de españoles o catalanes se está refiriendo.
8.- Mientras dure la negociación, se prohibirá el uso de lazos. De todos. Amarillos, fucsias, verdiblancos, azulgranas. Pantone recuerda que sólo cuenta con 16 millones de colores en su sistema cromático y que las causas sociales que se promocionan mediante lazos de colores empiezan a acercarse a esa cifra.
9.- No, amigos, no todos los nacionalismos son iguales. Los hay de base etnicista, de base cultural-lingüística, de base imperialista, de base política. Los hay más cercanos a ideas positivas-administrativas del Estado y los hay más cercanos a ideas esencialistas-metafísicas del Estado. No es lo mismo el nacionalismo de Radovan Karadzic que el de Pepe Mugica. Es cierto que todas las enfermedades son enfermedades por igual, pero no son enfermedades iguales. Un catarro, siendo una enfermedad, está sin embargo más cerca de la salud que de la lepra.
10.- Todo, absolutamente todo, es un conflicto entre grupos de intereses económicos.
Y ahora, a partir de aquí, sentémonos y empecemos a hablar.