El duro debate del 4-M en el que Ayuso se defendió diciendo que "las muertes son de todos"
La pandemia centra los momentos más duros: de la sorpresa de Mónica García al discurso racista de Vox con un Gabilondo de menos a más abriéndose a pactar con UP.
Brusco, duro, agresivo debate. Y en plena pandemia, en la comunidad más golpeada por el virus y con la cuarta ola campando. El ‘cara a cara’ de Telemadrid entre los candidatos del 4-M ha dejado una fotografía extremadamente polarizada, con insultos, en la que la presidenta, Isabel Díaz Ayuso, ha tirado de su estilo chulesco y ha intentado defender su gestión de la pandemia arrojando que “las muertes son de todos”.
Más de dos horas de debate en el que se han vivido los momentos más tensos cuando se han echado en cara los datos de fallecidos, especialmente Isabel Díaz Ayuso y el candidato de UP, Pablo Iglesias. “No sonría estamos hablando de fallecidos”, le decía el morado cuando le retaba a decir el número de muertos en Madrid. Un dato que no ha sabido contestar correctamente la presidenta, que se ha quedado “en 20.000” -cuando la Consejería los cifra en 23.623-. Alto voltaje en el que la presidenta le ha soltado: “Usted es lo más mezquino de la política española”.
Este debate, que se ha desarrollado más entre barro que entre propuestas, ha dejado como mayor sorpresa a Mónica García, de Más Madrid, y a un Ángel Gabilondo que ha ido de menos a más (ha tenido su mejor momento cuando ha mostrado su indignación por las palabras de Ayuso estos días sobre las colas del hambre y se ha abierto a pactar con UP). Edmundo Bal ha intentado sobrevivir apelando al centro frente a un “guerracivilismo” y se despachaba contra el PSOE y Vox (sin apenas tocar al PP). Y luego estaba Rocío Monasterio, que ha desplegado su argumentario racista contra los menores extranjeros no acompañados (a los que intenta despreciar pronunciando la palabra mena). “Filonazi”, le ha replicado Iglesias.
Los aspirantes han llegado a este debate en un momento decisivo en la campaña, ya que hay unos 600.000 madrileños que todavía no saben a quién van a votar. Y todos con las encuestas en la cabeza, que dan a Isabel Díaz Ayuso como la gran ganadora pero con los bloques entre derecha e izquierda muy empatados. Todo se jugará por uno o dos escaños, vaticinan los sondeos.
Pisaban además el plató de Telemadrid en mitad de una durísima campaña, polarizada al máximo, especialmente desde que Vox ha intentado romper el tablero ante sus bajas expectativas a través del acto en Vallecas y con el cartel en Sol que incita a la discriminación de los menores extranjeros no acompañados.
Y es que los nervios han dominado tanto los cuarteles madrileños como las sedes nacionales de los partidos, que saben que esta batalla autonómica va más allá de las fronteras regionales y marcará buena parte del futuro de la política española.
Un debate que se jugaba en las palabras y en los gestos. Desde el minuto uno, con Isabel Díaz Ayuso y Mónica García vestidas de blanco y rojo (como la bandera de la Comunidad). Con un Pablo Iglesias llegando en taxi y una Rocío Monasterio, con chaqueta ‘morada’. Ángel Gabilondo intentaba transmitir proximidad con una entrada a pie. Pero nadie ha sorprendido más antes de empezar que Edmundo Bal, que ha aparecido con su moto y su chupa (luego se ha puesto el traje).
El debate iba en principio de un ‘todos contra Ayuso’, y la presidenta se ha visto acorralada en los primeros minutos por su gestión y los datos del covid. “Los peores de toda España”, le espetaba Iglesias, mientras García le acusa de ser una jefa del Ejecutivo “nini: ni economía ni salud”. “Yo no inventé el virus”, se intentaba escapar la líder popular, que no ha hecho ni una sola autocrítica. “Yo lo he visto en mi hospital”, le volvía a replicar la médico de Más Madrid. Todo eran críticas “mezquinas”, para Ayuso: “Las muertes son de todos”. Por supuesto, la culpa era del aeropuerto de Barajas. A la vez Gabilondo le recordaba la carta del exconsejero Alberto Reyero sobre lo que pasó en las residencias.
″¿Sabe por qué sonrío? Porque usted no es un personaje creíble”, le decía Ayuso a Iglesias, para disparar luego contra Gabilondo: “Sonrío porque usted da vergüenza ajena”. Y le amenazaba: si de ella dependiera, no lo nombraría Defensor del Pueblo. Se revolvía el socialista, al que el formato no le venía muy bien, y le ha dicho que el “jamás” ha utilizado el dolor de las víctimas. “Altiva, desafiante”, le reprochaba al minuto García a la presidenta, a la que pedía un mayor nivel político.
Ayuso también tenía para la candidata de Más Madrid, a la que le ha afeado que cobrara como diputada de la Asamblea y como médico del Hospital 12 de octubre, en tanto que la acusaba de boicotear el Hospital Isabel Zendal. Llegaban más insultos: “Pantomima”, para Iglesias.
Rocío Monasterio ha intentado extremar el debate buscando el terreno perdido y presentándose como la única que no pondría medidas contra el covid. Ha intentado ligar todo el rato la inmigración con la delincuencia y al minuto uno ha sacado el chalé de Galapagar de Iglesias: “Para chiringuitos, el de Abascal”, le ha dicho más tarde el líder de Unidas Podemos. “Brigadista”. le ha contestado la representante de la ultraderecha. La receta de Vox, ha dicho su aspirante, es eliminar diputados autonómicos... pero ninguno de ellos ha renunciado a su puesto durante esta legislatura.
Un debate de bloques también, mirando al día después. Con mucho morbo por lo que pueda pasar entre UP y el PSOE. Iglesias y Gabilondo han chocado de manera más evidente en el tema de impuestos, ya que el socialista se niega a subirlos. Pero algo ha cambiado al final, cuando el aspirante del puño y la rosa ha cambiado su estrategia de campaña y ha dicho por primera vez que está dispuesto a pactar con los ‘morados’: “Pablo, tenemos doce días para ganar”. Iglesias ya le había dicho que esperaba formar un Gobierno progresista.
Madrid y el 4-M. Dureza máxima.