De pensamientos líquidos y posiciones gaseosas
Si el día de la semana es lunes, hay un incendio que apagar. Primero fue el Valle de los Caídos, después el impuesto a la banca, luego la defensa del juez Llarena, los políticos presos, los Presupuestos Generales del Estado... y ahora el anticipo electoral. Que sí, que no, que quizá.... No hay nada que al presidente del Gobierno le divierta más que jugar al despiste con propios y extraños y mofarse de las interpretaciones que se hagan de sus pronunciamientos.
En estos tiempos de pensamientos líquidos y posiciones gaseosas, en la política española todo es efímero. Lo que en principio se achacó a un déficit de coordinación entre ministerios imputable a la vicepresidencia, hoy suena más al ritmo cambiante e inestable de Pedro Sánchez por la celeridad de los acontecimientos o por la inestabilidad parlamentaria de un Gobierno con sólo 84 diputados.
Sea como fuere, Sánchez es fiel a la cultura del desapego ideológico, la discontinuidad y el olvido. Y es por eso quizá que sus ministros dicen hoy una cosa y mañana la contraria de tal forma que, hasta que las dimensiones del incendio obligan a fijar una posición común, el desconcierto es mayúsculo en La Moncloa y en el PSOE. Está pasando y cada día más. Tanto que entre los mayores defensores del "sanchismo" se habla ya sin ambages de perplejidad después de que un día se solemnice con que se puede gobernar sin Presupuestos y por decreto y, al siguiente, se especule con un anticipo.
En efecto, el ministro de Fomento, secretario de Organización del PSOE y máximo responsable del Comité Electoral, José Luis Ábalos, acaba de abrir un melón hasta ahora sin calar tras no descartar un "superdomingo" electoral el próximo 26 de mayo para celebrar conjuntamente elecciones municipales, autonómicas, europeas y generales.
Lo que hasta ahora era un escenario inimaginable se convierte en "no descartable" para una de las voces del Gobierno más cercanas a Sánchez y más presentes en las reuniones de estrategia tanto del Ejecutivo como del partido. Aún así la mera insinuación de un posible adelanto electoral ahonda en el debate sobre los vaivenes de un Ejecutivo cuyo presidente defendió el domingo un proyecto para años y de una portavoz que consideraba hace 48 horas una obligación agotar el mandato.
El caso es que hace días que se percibe ya una presión política y editorial sobre el anticipo también en medios ideológicamente cercanos a los socialistas que algunos relacionan con el cambio de criterio del Gobierno sobre agotar o no la legislatura. Un debate que, por otra parte, está presente desde la misma moción de censura que llevó a Sánchez a La Moncloa. El asunto ha encendido además algunas alarmas en las comunidades autónomas donde gobierna el PSOE, ya que algunos barones no son partidarios de hacer coincidir su convocatoria electoral con unas generales ni de que estas se celebren tampoco antes del próximo mayo.
Si el malestar es notable en las comunidades, qué decir de alcaldes como del de Vigo -Abel Caballero cuenta con 17 de los 27 concejales del Ayuntamiento- a quienes la instalación de cinco urnas el mismo día podría dar al traste con sus más que holgadas mayorías. "Un superdomingo no da al PSOE ni un voto más en generales y ponemos en peligro los gobiernos locales y alguna que otra presidencia autonómica", barrunta un dirigente de la Ejecutiva Federal.
Entramos, pues, en un territorio desconocido, en el que todo es posible, tras el 2-D incluso el anticipo que ya Pablo Iglesias, principal socio parlamentario del Gobierno, comenzó a esbozar hace una semana después de comprobar la imposibilidad de que socialismo e independentismo se pusieran de acuerdo y que Sánchez descartase interferir ante la Fiscalía en favor de los líderes del procés.
Tampoco ha pasado desapercibida en este contexto de posible adelanto una entrevista de la vicepresidenta Carmen Calvo con el Periódico de Catalunya del pasado domingo y sobre la que hubo quienes creyeron ver una subida de tono contra el independentismo y la situación de los políticos presos en quien hace poco más de un mes no creía "lógico" alargar la prisión preventiva si se retrasaba el juicio.
Algo sin duda parece moverse en la hoja de ruta electoral del Gobierno, y dicen en el Gabinete del presidente que tiene que ver con que Pedro Sánchez cree que las acusaciones cruzadas entre el independentismo -que le iguala a Rajoy- y las del PP y Ciudadanos -que lo acusan de ser rehén del secesionismo- lo sitúan en una posición centrada que le dará beneficios electorales en caso de anticipar las elecciones generales.
Busquen, comparen y piensen si ha habido un tiempo político de mayor volatilidad argumental, desconcierto y descaro en la defensa del interés individual que el que vive hoy España. Y no sólo en el socialismo...