De los nervios a la calma: las claves de un moderado G-7 protagonizado por Macron y Trump
"Había mucha tensión al inicio", ha señalado el anfitrión francés, que ha saldado su primera reunión del G-7 como "extremadamente productiva".
“Había mucho nerviosismo al principio. Mucha tensión, muchas expectativas”. Emmanuel Macron respira al fin. El presidente de la República Francesa ha ejercido de anfitrión de la reunión del G-7 en Biarritz; una cita que se anunciaba ‘calentita’ y que ha resultado “extremadamente productiva”. Todo un triunfo, visto lo visto.
Pese al lugar, típicamente veraniego, no era el ambiente de una fiesta, precisamente. La ciudad y sus alrededores blindados policialmente y un mar de frentes abiertos: la guerra comercial entre EEUU y China, la ‘cuestión’ nuclear sobre Irán, el Brexit, el cambio climático y los incendios en la Amazonía, un nuevo acuerdo fiscal... Y dos factores de riesgo, Donald Trump y Boris Johnson juntos por primera vez en un evento así.
Tres días en los que se han sentado a negociar los mandatarios de EEUU, Reino Unido, Francia, Alemania, Japón, Canadá e Italia, con la presencia del presidente del Consejo Europeo -Donald Tusk- y la aparición como invitados de Pedro Sánchez entre otros líderes nacionales e incluso, un as bajo la manga de Macron, el ministro de Exteriores de Irán, Mohammad Javad Zarif. Una mezcla de riesgo que parece -todo es muy líquido en estos tiempos- haber ido bien.
“Los dirigentes del G7 desean subrayar su gran unidad y espíritu positivo de sus debates. El G7 organizado en Biarritz por Francia se ha podido desarrollar con éxito y acuerdos en numerosas cuestiones”, recoge la declaración oficial. Entre esas materias: comercio, Irán, Ucrania, Libia o Hong Kong.
EEUU-China y la guerra comercial... Se calman las aguas
Las horas previas a Biarritz′2019 habían estado marcadas por los (pen)últimos coletazos del choque entre las dos grandes potencias y el cruce de amenazas fiscales, como la respuesta estadounidense llamando a sus empresas a abandonar China, Sin embargo, la tensión límite en las horas previas parece haber sido sustituida por una política de buenas intenciones.
“China llamó la pasada noche a nuestros responsable comerciales y pidieron volver a la mesa... Es un acontecimiento muy positivo para todo el mundo”, ha señalado Donald Trump este lunes.
En su turno ante los medios, el presidente americano ha mostrado su respeto máximo por China y su presidente. Ambos, ha explicado, quieren “un acuerdo” que dé fin a la guerra comercial que se está dando desde hace año y medio.
“Empezaremos muy pronto las conversaciones con Pekín. Ellos quieren el acuerdo y eso es muy importante”, ha expresado.
Trump, dispuesto a reunirse con Rohani
Ha tenido tiempo y protagonismo para todos los frentes. Trump ha querido mostrar su ‘vis’ más moderada y así lo ha expresado ante una potencial reunión con su homólogo iraní, Hasán Rohani, “si las circunstancias son correctas”, al tiempo que ha insistido en que el acuerdo de 2015 sobre las armas nucleares iraníes fue “ridículo”.
El nuevo acuerdo nuclear debería implicar, para el magnate, que Irán no tenga acceso al arma nuclear ni desarrolle misiles balísticos “durante mucho más tiempo”, aunque al mismo tiempo ha reconocido tener “buenas sensaciones” con el país asiático. “Irán no es el país que era”, ha explicado, cuando llegó a la Casa Blanca hace dos años y medio, por lo que no ha cerrado la puerta a una negociación para alcanzar un nuevo pacto nuclear que reemplace al alcanzado en 2015, que volvió a descalificar como “malo”.
Esa puerta la había abierto minutos antes Macron, a modo de mediador, al afirmar que “se dan las condiciones” para que se produzca ese encuentro y que espera que se pueda cerrar “en las próximas semanas”. Para él, la salida de Estados Unidos del acuerdo nuclear ha aportado el beneficio de presionar al régimen de los ayatolás, debido al deterioro de la economía iraní, pero también ha hecho que Teherán reaccione con el enriquecimiento de uranio al ver que no se respetaba un pacto firmado.
“Trump quiere un período mucho más largo (para el acuerdo) y más sitios vigilados. Por el otro lado, podemos convencer a los iraníes de que vayan en esa dirección si les damos compensaciones económicas”, ha manifestado.
El propio grupo ha dejado por escrito sus breves conclusiones en esta cuestión. Dos bases: que Irán no pueda dotarse de armas nucleares y favorecer la paz y la estabilidad en la región”.
El primer G-7 de Boris Johnson: menos optimismo que antes
Para Boris Johnson el de Biarritz era su estreno en un G-7 como primer ministro británico y debería haber sido, en buena lógica, el último del Reino Unido como miembro de la Unión Europea.
Frente a él, un ‘amigo’ que siempre ha mostrado su admiración -Trump- y un bloque europeo que ya ha asumido la marcha británica, aunque no a cualquier precio. Hace falta un “Brexit ordenado”, fueron las palabras de Pedro Sánchez en su intervención como invitado.
“Apenas soy más optimista” sobre un Brexit acordado, ha confesado el “premier” británico al término de la cumbre. Para él, la salida negociada “va a ser difícil”, porque “hay un desacuerdo profundo”. El primer ministro ha centrado el principal punto de discordia en la situación de la frontera entre las dos Irlandas.
Las negociaciones van a seguir hasta el 31 de octubre, fecha límite para la salida de Reino Unido de la UE, si no más tarde. El capítulo del Brexit está lejos de cerrarse.
Nuevas reglas de fiscalidad internacional
En su intervención final, Macron ha anunciado un acuerdo en el G-7 para que en 2020 se puedan “modernizar las reglas de la fiscalidad internacional” en el marco de la OCDE. Esta reforma internacional llevará a Francia a suprimir su tasa digital y contenta, entre otros, a Trump, que había amenazado en los últimos días con imponer aranceles al vino francés en respuesta a ese impuesto del Gobierno de París.
El Ejecutivo galo grava desde comienzos de año con un 3% la facturación de las empresas con actividades digitales que ingresan más de 750 millones de euros, en su inmensa mayoría estadounidenses. El jefe del Estado francés justificó haber puesto en marcha en su país la que se conoce como “Tasa GAFA” (por Google Apple, Facebook y Amazon) porque algunas grandes compañías de ese sector, que establecen sus sedes en países con baja fiscalidad, no pagan impuestos “y eso genera competencia desleal” en relación a otras empresas que sí los pagan. Como Francia, otra decena de países europeos han decidido actuar con sus propios impuestos nacionales.
El compromiso logrado en este G7 supone que se va a “trabajar para modernizar las reglas de la fiscalidad internacional”, “simplificar las barreras reglamentarias” y “asegurar una protección más eficaz de la propiedad intelectual”, como recoge la declaración oficial final.
Para ello se ha dado un mandato a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que se espera que presente una propuesta de cara a la cumbre del G20 en octubre. La OCDE no planteará un mecanismo específico para los grupos del sector digital, sino para todas las empresas. Francia y Alemania han sugerido que se fije un tipo mínimo de imposición a nivel mundial sobre los beneficios de las compañías, que así no podrían servirse de los paraísos fiscales para eludir impuestos.
Un acuerdo que, en palabras de Macron, significa “luchar contra la competencia dañina” y “arreglar una situación internacional que moderniza el sistema fiscal internacional”.
Macron-Bolsonaro, un duelo a distancia
El gran choque del G-7 ha sido, esta vez, a distancia. Los máximos responsables de Francia y Brasil se han enfrentado a cuenta de... todo. El Amazonas, la intervención internacional y hasta la esposa del presidente de la República Francesa.
Macron se ha erigido en portavoz para anunciar que el bloque ha conseguido movilizar una ayuda inmediata de 20 millones de dólares (unos 17,9 millones de euros) para la lucha contra el fuego en la Amazonía.
Una primera fase de un plan más amplio de colaboración con los países afectados. El objetivo, que la región disponga de medios “ahora cuando más se necesita”, ha manifestado el francés.
Polémicas, pactos y anuncios de reuniones que dejan su sitio a turistas, paisanos y los últimos coletazos del verano playero. Biarritz vuelve a su ser varios días después de haberse visto blindada. El mundo se ha sometido a revisión a unos pocos kilómetros de la frontera española.