“Da un poco de miedo una derecha con un PP muy radicalizado y dos fuerzas todavía más como Vox y Cs”
Entrevista a García Castaño: “Hemos reducido la deuda del Ayuntamiento de Madrid a la mitad”
Las movilizaciones contra la LOU, la guerra de Irak y la globalización de modelo neoliberal le marcaron para siempre. Desde joven, Jorge García Castaño ha militado, primero en Izquierda Unida, para cambiar el actual modelo. Y hoy es concejal del Ayuntamiento de Madrid, responsable del área de Economía y Hacienda y de la Junta Municipal de Centro.
Es decir, el máximo encargado de las cuentas del Ayuntamiento que dirige Manuela Carmena. Fiel a la alcaldesa, es uno de los ediles de la polémica, que ha decidido no presentarse a las primarias de Podemos y que concurrirá a través de la plataforma ideada por la regidora (Más Madrid).
Este licenciado en Sociología por la Universidad Complutense tiene claro que es el camino a seguir para ganar las elecciones y volver a gobernar la ciudad cuatro años, el proyecto no está agotado y hay que seguir adelante. Todo en un panorama político marcado ahora por la posible irrupción de Vox en las municipales de mayo -vaticina que entrarán en el consistorio- y defendiendo la gestión económica frente a los que auguraron el fin del mundo por la llegada a Cibeles de Ahora Madrid.
¿Qué radiografía económica podemos hacer de Madrid a diciembre de 2018?
El resumen de esta legislatura en el Ayuntamiento puede ser telegráficamente que hemos reducido la deuda a la mitad, hemos multiplicado por dos la inversión y hemos incrementado un 70% el gasto social. Hemos intentado trabajar para el reequilibrio territorial, el presupuesto de las juntas de los distritos que considerados más vulnerables (Vallecas, San Blas, Vicálvaro, Carbanchel, Latina, Villa de Vallecas) ha subido un 40% desde 2014. El balance es muy positivo y también en la ciudad vemos, pese a lo que planteaban PP y Ciudadanos, que el empleo se ha comportado mejor que en la comunidad y el turismo está en récord. Evidentemente no hay que ser triunfalistas, hablamos de una ciudad muy desigual y con niveles de paro y de salarios bajos intolerables en la Europa occidental.
¿Cómo se va a cerrar el déficit del año?
Todavía nos faltan algunas cosas por ver, pero creo que en torno a 700 millones de euros de superávit.
Estos días la oposición, especialmente Ciudadanos, les achacan que no bajen los impuestos precisamente con ese superávit. ¿Por qué no lo hacen?
Cs se caracteriza en este Ayuntamiento por ser el que actúa con menos rigor en los aspectos económicos. Lo que no dicen es que la regla de gasto impuesta a los consistorios es que cualquier bajada de impuestos implica una disminución del gasto por el mismo importe. Seguiríamos teniendo el mismo superávit, pero hubiéramos tenido que recortar muchos millones. Lo que sí hay que dejar claro es que los ingresos por tasas e impuestos durante estos cuatro años van a haber crecido en torno a 20 o 25 millones, en un presupuesto de 5.000 millones. Es decir, en términos reales, si descontamos el crecimiento de los precios y de la población, estamos hablando de que han bajado.
Uno de los grandes problemas del Ayuntamiento era la deuda, ahora la han reducido. ¿Cómo se consigue eso subiendo el gasto social?
Primero, estableciendo prioridades. Por otro lado, ha habido ahorros importantes en políticas que no creíamos necesarias. Esa reducción de deuda ha estado bien, pero a partir de ahora necesitamos un cambio legal y normativo en España que permita gastar nuestro dinero con autonomía en cuestiones más necesarias.
Después de las tiranteces con el anterior ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ¿cómo está ahora la relación con María Jesús Montero?
Es muy positiva. No solo con este Ayuntamiento, en general con todos. Muy cercana, muy cotidiana y muy leal. Estos días estamos impulsando un debate sobre que el superávit que tengamos se pueda invertir en vivienda pública, tema clave ahora en la sociedad. Parece que está siendo receptivo el Gobierno. Por otro lado, Madrid con los gobiernos del PP estaba con un gasto por habitante un 40 o 45% menor que en Bilbao o Barcelona. Tenemos que acabar con esa brecha y lo estamos consiguiendo con este presupuesto de 2019. La cerrazón del Gobierno de Montoro hizo que no pudiéramos llevar a cabo ese incremento, pero ahora estamos en condiciones.
¿La intervención de Montoro de las cuentas de Madrid fue más una decisión política que económica?
Sí, claramente. No tiene ningún sentido material que una ciudad como esta, con un superávit recurrente de mil millones, no pueda tenerlos para crear empleo, tener más protección social o hacer más escuelas infantiles. Entiendo que haya habido algunos corsés para no volver a la situación de deuda o déficit, pero la ciudad lleva ya muchos años con un comportamiento financiero espectacular.
Cuando abrieron los cajones de la época de Ana Botella, ¿qué gastos les sorprendieron más para mal?
Hay uno que tiene que ver con los alquileres de edificios públicos: había una política junto a la Comunidad de vender patrimonio y luego realquilarlo para seguir en el mismo sitio. Lo que hemos intentado es rehabilitar edificios municipales, ahorrar alquileres teniendo en lugares propios a la mayoría de la gente e incrementar patrimonio en la medida de lo posible. Otros ejemplos han tenido que ver con lo que fueron las candidaturas olímpicas.
Se acaba la legislatura en mayo y algunas de las grandes obras prometidas, como la reforma de la Plaza de España, están sin hacer. ¿En qué han fallado?
Hay varias cuestiones. Cuando entramos, nos encontramos con un Ayuntamiento que prácticamente no tenía proyectos realizados. Estaba la inversión bajo mínimos desde 2012. A partir de ahí, tuvimos que empezar prácticamente desde cero. Y, en relación con equipamientos, la intervención de Montoro en 2017 fue importante y lo ha retrasado un año. Pero en este presupuesto, están en ejecución, acabándose o en licitación 43 nuevos equipamientos de proximidad para los barrios -escuelas infantiles, polideportivos, centros de mayores y culturales...- Además, hay una cosa que dice la alcaldesa, hay barrios de Madrid donde no se invertía desde hace quince años y es muy difícil darle la vuelta en cuatro. Necesitamos más tiempo.
¿Y con qué espinita se queda?
Muchas cosas. Hay una reivindicación muy sentida por mucha gente que plantea una reforma de la Castellana y del Paseo del Prado que introduzca carril bici y carril bus integrado, con más espacio peatonal. Será un proyecto para la próxima legislatura. Y algunos que se van a licitar este año pero no va a dar tiempo a ejecutar, como la M-35 para los autobuses. Seguimos trabajando como si en junio estuviéramos gobernando y queremos dejar un Ayuntamiento mejor. Hemos adjudicado además las obras en el edificio del mercado de frutas y verduras de Legazpi, que será una forma de que el Ayuntamiento se mude también al sur de Madrid.
Hablemos del centro también, que es su cometido. Primero, Madrid central, la zona con tráfico restringido que acaba de aplicarse. ¿Qué sensaciones llegan los primeros días? ¿Hay datos? ¿Es el fin del mundo como decía el PP?
La sensación es positiva, como los datos. El tráfico disminuye en el centro, no aumenta en el perímetro y crece muy poquito en M-30. Eso se transforma en transporte público en buena medida. Queda todavía mucho para ver el funcionamiento definitivo una vez comiencen las sanciones y solo va a poder mejorar. Hemos visto una disminución del 50% en las zonas de aparcamiento SER del centro y un 80% menos de coches sin etiqueta ambiental. La gente lo ha interiorizado muy rápido.
¿Y los comerciantes están más tranquilos?
Es que la distribución urbana de mercancías está mejor regulada que en las áreas de prioridad residencial anteriores. Es más fácil ahora. Este fin de semana hemos tenido la mayor afluencia de ocupación hotelera y la Copa Libertadores y la cosa ha funcionado perfectamente porque Madrid organiza bien las cosas y la población lo entiende. Además, la hostelería y el comercio han funcionado con total normalidad. Hay una parte de miedo de comerciantes, muy azotados por la venta online, que creo que se pasará pronto, y hay otra parte que tiene que ver más con un planteamiento ideológico de la derecha. Ya se les pasará.
Centro de Madrid: apartamentos turísticos, subida de alquileres expulsando a los vecinos, se sustituye el comercio tradicional por grandes cadenas con empleados precarios... ¿Corre el riesgo de convertirse en el centro de Barcelona?
Evidentemente hay una tendencia fortísima del mercado aquí y en todos los centros de las capitales europeas. Más allá de eso, en Madrid, y no solo en el centro, tenemos un problema gravísimo con la vivienda. Hay capitales como Viena que llevan desde después de la II Guerra Mundial haciendo políticas de vivienda con inversión importantísima y con una regulación fortísima. En España ha pasado lo contrario. Nosotros estamos construyendo toda la vivienda pública que podemos e invertir el superávit en ello. Pero hace falta un esfuerzo nacional. No puede ser que la Comunidad autónoma esté construyendo 300 viviendas y nosotros, 2.500, cuando ellos tienen cinco veces más presupuesto y las principales competencias. No es de recibo.
Acabamos de ver un golpe durísimo a la izquierda en Andalucía. ¿Cree que va a haber irrupción de Vox en el Ayuntamiento?
Que va a sacar representación, sí. No me sorprende, paseo por la calle en Madrid.
¿Y le da miedo que igual que sumaron las izquierdas en 2015 ahora lo hagan las derechas en mayo?
Ese es el tema. Lo que tenemos que hacer ahora es construir un proyecto ilusionante. De alguna manera, si algo nos ha caracterizado y la alcaldesa es la personificación, es por ser un proyecto pragmático, constructivo, que no busca la confrontación con otros y con el lema de gobernar para todos. Somos un proyecto democrático, transversal, donde la izquierda está muy cómoda, pero que nos ha votado y nos va a seguir votando mucha gente que no es de la izquierda. En esa línea vamos a profundizar, ser una fuerza que ocupe cada vez más el centro de la política madrileña. Puede haber gente de muchas opciones políticas que entiendan que estos cuatro años han supuesto un proceso de modernización de la ciudad.
En todo caso caso, frente a ese proyecto que queremos construir, da un poco de miedo una derecha, que no fue la que gobernó Gallardón en su primera legislatura, con un PP muy radicalizado y dos fuerzas más radicales como son Vox y Ciudadanos, que seguramente condicionen ese espacio. Creo que la ciudad no está pensando en eso, Madrid es una capital europea muy importante y en la mente de los ciudadanos no está en eso. Creo que no van a permitir que ese modelo de convivencia lo rompa un grupo de ultraderechistas. Esperamos que el PP reflexione, le ha ido bien cuando ha gobernado desde un ámbito más centrista y buscando un impulso modernizador. Lo otro es malo para todo.
A siete meses de las elecciones municipales surge la batalla interna de Podemos, ¿cómo están ahora mismo?
Eso es lo de menos. Queremos construir esta apuesta transversal, democrática y que ocupe el centro de la escena política, para eso nos tenemos que entender con muchísima gente que está en Podemos, o no o en nada. Una fuerza progresista, madrileña y que modernice la ciudad. Estas cosas a veces se magnifican o no las gestionamos bien o somos un poco escandalosos.
Una duda concreta, ¿sigue suspendido de militancia en Podemos temporalmente? ¿Cómo es su estado político?
De ilusión carmenista, diría.
Usted es una persona muy politizada desde su época de Izquierda Unida y, de repente, ¿por qué decide no presentarse a las primarias de Podemos e ir en una opción que rechaza los partidos?
No rechazamos los partidos. Nuestra intención es que gente que está en formaciones esté muy cómoda aquí. He militado toda la vida, y estoy muy agradecido a IU y Podemos, que creo que son organizaciones imprescindibles, pero tenemos que ir más lejos para ganar y seguir avanzando en el proceso de modernización. Creo que nos vamos a poner de acuerdo, no le veo mucho problema. Lo importante es el proyecto madrileño, que está testado y hemos trabajado cuatro años.
Sobre el debate de quién debe suceder a Carmena en su momento, ¿Rita Maestre, Marta Higueras o Julio Rodríguez?
A Manuela la va a suceder en la Alcaldía Manuela. Y más allá de eso, en términos partidarios, no pienso. Tenemos que ganar, volver a gobernar y está muy lejos la sucesión.
¿Ha sido un baño de realidad gobernar?
Un baño de realidad muy positivo. Somos mejores gestores y personas para actuar en política que antes. La experiencia ha sido muy positiva y la gestión buena. Y seguramente nos hemos equivocado en mil cosas, pero el balance es positivo. De este proyecto se puede decir cualquier cosa menos que está agotado, tiene futuro y ha sembrado conceptos clave para una agenda. No creo que haya pasado mal el tiempo por este proyecto, todo lo contrario. Vinimos con una movilización popular muy fuerte, y ahora además podemos añadir muchas realidades.
Lo que no ha sido fácil ha sido el funcionamiento del grupo internamente, ¿no?
Sí. He estado en varios grupos institucionales y nunca es fácil. Por un lado, somos un grupo heterogéneo, pero es una de las claves del éxito. He militado en partidos unitarios y el nivel de confrontación que hay en nuestro grupo no es comparable a otros sitios. Nos hemos podido decir cosas y hacer debates en tonos más altos, otros directamente se mandan a la UCO los unos a los otros. La forma de gestionar la diferencia es mejor la nuestra que la de partidos más clásicos. Y esa flexibilidad ha hecho que seamos más como un junco que se puede doblar pero que resiste y acaba firme la legislatura.
¿La mayor virtud y el mayor fallo de Carmena?
Mayores virtudes: una empatía muy fuerte y la trazabilidad. ¿Defecto? Yo que vengo de la política más clásica, a veces avanza mucho en las declaraciones públicas los pasos que va a dar. He tenido que pensar bastante el defecto.