Cuando la naturaleza reconquista la ciudad
Breve entrevista al biólogo holandés Menno Schilthuizen, autor de un libro singular sobre la evolución de las especies urbanas: 'Darwin viene a la ciudad'.
La naturaleza nunca ha sido expulsada de la ciudad. Los animales y las plantas siempre han estado en los espacios urbanos, aunque no somos muy conscientes de cómo se adaptan a nuestra civilización. La pandemia ha hecho que la naturaleza esté más presente, y quién mejor para compartir sus impresiones que el biólogo holandés Menno Schilthuizen, profesor de la Universidad de Leiden y autor de un libro singular sobre la evolución de las especies urbanas, Darwin viene a la ciudad. Veamos qué ha observado Menno junto a su casa…
ANDRÉS LOMEÑA: Este confinamiento ha dado un respiro a la naturaleza, aunque muchos vídeos e imágenes eran falsos. ¿Se aprecia una mejoría en su ciudad?
MENNO SCHILTHUIZEN: La semana pasada vi algunas bandadas de jilgueros en mi calle, lo cual es poco habitual en el centro de la ciudad. Tengo la impresión de que hay más pájaros y de que están más activos. No obstante, podría ser un espejismo: hay más tranquilidad y no vamos de aquí para allá tanto, así que tenemos más tiempo y paz para observar la naturaleza.
A.L.: ¿Qué elementos del entorno urbano sirven de refugio a las especies?
M.S.: Para los pequeños organismos (musgos, líquenes, insectos, caracoles, colémbolos), que pueden mantener poblaciones razonables en menos de un metro cuadrado, la ciudad es una maravillosa constelación de microhábitats realmente diversos. Los alféizares, los desagües, las esquinas y las azoteas despliegan un enorme abanico de condiciones desde el punto de vista ecológico (seco-húmedo, oscuro-brillante, caliente-frío). También hay jardines privados y balcones: hay tantos hábitats como personalidades decorando las viviendas y eso trae una enorme biodiversidad a la ciudad.
A.L.: Fui a Costa Rica y no me olvido de los pobres perezosos que morían electrocutados.
M.S.: Hay algunas trampas mortales en las ciudades: el tráfico, la luz artificial, etcétera. Eso previene que muchas especies colonicen la ciudad. Podríamos aliviar esas condiciones. Por ejemplo, desplazándonos tanto como podamos bajo tierra o usando farolas que solo se activen cuando haya actividad. Aun así, creo que cualquier “mejora” planteará nuevos problemas y desafíos a otros organismos. Lo mejor es proporcionar vegetación y otras necesidades para que las especies salvajes vengan y confíen en sus capacidades como para quedarse.
A.L.: La ciencia ciudadana apenas se practica en España. ¿Nos sugiere algún proyecto?
M.S.: ¡Desde luego! iNaturalist, por ejemplo, es una plataforma mundial en la que cualquiera, desde cualquier parte del mundo, puede comentar sus observaciones, incluso desde la casa o el jardín.
A.L.: Visité el Jardín Botánico de Leiden hace años. ¿Qué debería ver cuando regrese?
M.S.: Deberías ir a ver la nueva exhibición del museo Naturalis, nuestro museo nacional de historia natural.
Iré a Naturalis… cuando sea posible, y esperemos que sea más pronto que tarde.