Cuando Jennifer Lopez es la única capaz de acabar con tanta amargura
Estrenos de cartelera: llega a los cines 'Estafadoras de Wall Street', con JLo, y 'Pequeñas mentiras para estar juntos', de Guillaume Canet.
El silencio de la ciudad blanca, Joker, Mientras dure la guerra, Tan cerca, tan lejos, Downton Abbey, Abuelos... Ha tenido que llegar Jennifer Lopez y Estafadoras de Wall Street para acabar con tanta amargura e intensidad en cartelera. Y sin tener buena reputación como actriz.
La película inspirada en hechos reales cuenta la historia de unas strippers que crean una estrategia para estafar a magnates de Wall Street. El objetivo del largometraje de Lorene Scafaria no tiene mayor pretensión que contar una historia real y entretener. Y si esa es su función, cumple con creces.
Haters de Jennifer Lopez: en esta película no la odiaréis tanto y os ayudará a echaros unas risas. Seguramente, durante el 90% del tiempo que dura el largometraje nadie verá a Ramona (su personaje), sino que verá a Jennifer Lopez en versión original, a la chica del Bronx que ha conseguido convertirse en una diva (extravagante, sí, pero diva). Eso sí, aunque no consigue interpretar un buen papel (tampoco se podía esperar), sí que ofrece su mejor faceta: la de bailarina (con todo el subidón).
Amantes de Jennifer Lopez: simplemente, vais a gozar.
Las comedias tan americanas, por mucho que quieran llamar a ésta ‘comedia dramática’, siempre se agradecen entre tanto cine con mayúsculas. Más americanadas, que se ha perdido la costumbre.
Para los que prefieran la comedia dramática francesa antes que la americana, también hay una opción. Y encima, de autor. La segunda parte de Pequeñas mentiras sin importancia (2010), de Guillaume Canet, juega con la pena desde el principio: ver cómo han envejecido los actores de una película que se ha convertido en una referencia del cine francés para tantos consigue generar hasta desasosiego. Y así es como logra Canet que el espectador sienta lo mismo que el personaje desde el principio, porque el primer plano se lo da a François Cluzet mientras su personaje sufre un ataque de ansiedad.
Un grupo de amigos, ‘cada uno de su padre y de su madre’, se reúne después de años sin verse. La edad ha pasado por todos ellos, pero la esencia de los personajes, completamente diferentes entre ellos, sigue siendo la misma.
Esta película es, simplemente, una joya del cine francés que reúne a actores muy valorados en el país, pero no es nada snob. Como la primera parte. Puede conquistar a tantos tipos de públicos como existan.