Crêpes rellenos de dulce de leche
Para los adictos al dulce...
Para los crêpes:
En una licuadora grande, mezclar los huevos, la leche, el azúcar y la vainilla. Añadir la harina y la mantequilla; mezclar todo bien. Filtrar toda la mezcla por un colador, pasar a un recipiente con tapa y reservar el la nevera durante 1 hora.
Calentar la crepera, o una sartén antiadherente a fuego medio, y pintar uniformemente con mantequilla. Una vez caliente, poner 1/3 de taza o un cucharón lleno de masa en la crepera y deslizar el esparcidor para cubrir uniformemente la masa en la sartén. Cocinar durante 1 minuto la primera vuelta y 30 segundos la segunda vuelta. Dejar estirados en una laminas de silplat o en la mesa muy muy limpia y seca.
Para el dulce de leche:
Hervir la leche en un cazo antiadherente durante 1 minuto, añadir el azúcar y llevar a fuego medio. Remover hasta que el azúcar se haya disuelto por completo. No dejar de mover en este proceso. Cuando la leche esté a punto de hervir, incorporar el bicarbonato y la vainilla y bajar el fuego al mínimo. A partir de este momento, la leche comenzará a cocinarse con los ingredientes y a caramelizarse lentamente, tomando el típico color del dulce de leche. Esta operación dura aproximadamente 2 horas y media y siempre hay que estar removiendo constantemente. Si no dominas bien el fuego hay trucos con el microondas, o compras leche condesada y te ahorras el principio del proceso, o la compras hecha. A mí me gusta hacerla al baño María, pero eso son palabras mayores.
Para evitar grumos cuando tengas tu punto deseado, pásala por la turmix. Déjala atemperada y rellena los crêpes con ella, sin que se te salga. A mí me gusta espolvorearlos de canela molida una vez enrollados.