Los conservadores mandan a Boris Johnson al tiempo de descuento de su mandato
"Tengo que decirle que ya no cuenta con mi apoyo".
A veces, lo que no se dice es más elocuente que lo que sí se dice.
El primer ministro británico, Boris Johnson, se ha vuelto a quedar a merced de la piedad de sus compañeros de partido, y dice mucho el poco apoyo que ha recibido en esta ocasión.
La intervención de Theresa May, tranquila pero devastadora, ha llegado a los titulares, pero es la reacción de los demás conservadores lo que más preocupa a Johnson.
A lo largo de casi dos horas en la tribuna, se fueron sucediendo los diputados conservadores que tuvieron la palabra y evitaron mostrar su apoyo al primer ministro. Se trata, claramente, de una mala señal para Johnson.
Además de May, fue la aportación del jefe de filas de los conservadores, Andrew Mitchell, la que más escoció.
Mitchell, quien no se había sumado todavía al clamor del Partido Conservador, declaró ayer: “Estoy profundamente preocupado por estos acontecimientos y muy preocupado por algunas de las cosas que ha dicho desde esa tribuna al pueblo británico y a nuestros representantes”.
“Cuando me invitó a verle hace 10 días, le recomendé que pensara muy bien qué era lo mejor para nuestro país y para el Partido Conservador, y tengo que decirle que ya no cuenta con mi apoyo”.
Aaron Bell, que ya ha presentado una carta de censura, retorció aún más la puñalada cuando dijo que él sí había seguido las normas durante el confinamiento y le preguntó al primer ministro: ”¿Piensa el primer ministro que soy tonto?”.
En lo que pareció ser un movimiento coordinado, muchos diputados conservadores hicieron prometer a Johnson que publicaría el informe de Sue Gray en su totalidad una vez que la investigación de la Policía Metropolitana sobre el ‘Partygate’ finalizase. Es significativo que el primer ministro no lo haya hecho.
Si Johnson creía que una disculpa y una reorganización del número 10 de Downing Street bastarían para volver a poner a sus diputados de su lado, estaba muy equivocado.
Es muy poco probable que este informe desencadene las 54 cartas de censura que hacen falta para promover una moción de censura contra Johnson, pero no hay duda de que el Partido Conservador le ha puesto sobre aviso. Si no hay una mejora radical en su propia actuación, sus compañeros actuarán contra él. Ahora mismo parece que el primer ministro está en el tiempo de descuento.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Reino Unido y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.