Condenado un septuagenario a más de 14 años por agresión sexual sobre su hija discapacitada psíquica
El progenitor cometía el delito en aquellas ocasiones en las que la víctima dejaba el centro residencial en el que se hallaba interna.
La Audiencia de Valladolid ha impuesto una condena de más de catorce años de cárcel a un septuagenario cuya identidad responde a las iniciales S.M.D. por agresión sexual sobre su hija discapacitada psíquica, de 36 años, delito que el progenitor cometía en aquellas ocasiones en las que la víctima dejaba el centro residencial en el que se hallaba interna para pasar unos días con sus padres en el domicilio familiar.
En su sentencia, la Sección Segunda de lo Penal considera al encausado autor de un delito continuado de agresión sexual, tal y como mantenía el Ministerio Fiscal, y resuelve imponerle una condena de catorce años, tres meses y un día de cárcel, la privación de la patria potestad sobre su hija y libertad vigilada por un tiempo de cinco años, que se ejecutará con posterioridad a la pena privativa de libertad.
Además, como medidas de seguridad, la condena incluye la prohibición durante veinte años de aproximarse a la víctima a una distancia inferior a 500 metros o al lugar donde resida, trabaje o lugares que frecuente, así como de comunicar con ella por cualquier medio durante el mismo tiempo, con imposición también de las costas procesales y del pago de una indemnización en favor de su hija de 10.000 euros por daños morales.
A este respecto, la condena, contra la que cabe recurso de apelación ante el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, justifica la indemnización, coincidente en su cuantía con la pedida por la acusación pública, en que de la prueba practicada no puede ponerse en cuestión el daño moral sufrido por la hija fruto de los “actos de contenido sexual no deseados”, pues “los mismos, necesariamente, hubieron de producir en aquella sensaciones de desasosiego, pesadumbre, preocupación y miedo”.
“Muy angustiada”
De hecho, la Sala recuerda que la propia víctima, “en su relato de los hechos a su cuidadora, la psicóloga del centro y en su exploración, manifestó que sentía miedo”, así como que la segunda de las dos testigos manifestó que sintió a su paciente “muy angustiada”. La mujer había sido incapacitada jurídicamente en 2003 debido al retraso mental que sufría, equivalente a una edad de entre 6 y 9 años.