Cómo saber si tu disfraz es sexista o machista
Es llegar el Carnaval y salir corriendo al trastero para sacar los disfraces de las cajas y desempolvar nuestros yoes escondidos. Bajo la luz amarillenta se mezclan las pelucas de colores con las mallas de lycra y los sombreros de lentejuelas. Dicen que disfrazarnos nos vuelve más atrevidos, por unos instantes jugamos a ser otra persona y eso nos libera de la presión de ser juzgados. Pero cuidado, porque las máscaras también pueden volverse en nuestra contra y en lugar de disimular, dejar al descubierto nuestros propios prejuicios. Aunque lo hagan de forma inofensiva y colorida, muchos disfraces representan nuestras creencias machistas, sexistas, racistas e injustas sobre algunos colectivos. Para quienes quieran disfrutar de unas fiestas respetuosas y comprometidas, aquí van algunas pistas para saber si es mejor dejar el traje dentro de la caja o está libre de estereotipos.
Infancia sexualizada y diferenciada. En los últimos años han proliferado los disfraces para niñas que se anuncian con menores maquilladas, tacones y poses seductoras. Este tipo de atuendos les transmite que no serán valoradas por su profesión sino por su capacidad de seducción. También hay que tener cuidado con el exceso de disfraces violentos y competitivos para niños: súper héroes, guerreros, jefes y todos los que lleven armas. A través de algo tan inocente como el juego se les impone tener que ser siempre los primeros, justificando la violencia física para llegar a serlo.
Profesiones femeninas “sexys”. Enfermera sexy. Pirata Sexy. Policía sexy. ¿Por qué los disfraces sexualizan las profesiones femeninas? El ámbito laboral ha sido siempre un terreno masculino. Por mucho que vayamos de modernos nuestra cultura arrastra siglos de perspectiva machista que sitúa a las mujeres exclusivamente en el ámbito doméstico y reproductivo. Sexualizarlas en el ámbito laboral es una forma de devaluarlas y restarles credibilidad. La empresa Carrefour ha tenido que retirar recientemente algunos de estos disfraces por las quejas de sus clientes. El premio a la falta de ética y sensibilidad se lo lleva la empresa Party.es por su disfraz de “Puta sexy”, que no sólo normaliza el sufrimiento y la esclavitud de las mujeres en todo el mundo sino que se permite el lujo de sexualizar un problema de escala mundial.
Profesiones exclusivas para mujeres y hombres. Si el disfraz que has elegido no tiene la versión del otro sexo, probablemente represente una actividad sexista. Por ejemplo, no existe el disfraz de “criado”, ni el disfraz de “forzuda”, de “bailarín de ballet” o el de “minera”. Que existan versiones del mismo disfraz para hombres y mujeres ayudará a normalizar que esa profesión la pueda desarrollar cualquier persona sin ser cuestionada por ello. Realizar la versión sexy de esa profesión, como en el caso de la “Minera sexy”, tampoco es la solución.
Y vamos con la pregunta del millón: ¿que un hombre se disfrace de mujer es machista? Depende del tipo de disfraz. Por lo general los disfraces de mujer para hombres suelen ser machistas porque no reflejan aspectos positivos de ellas, sino que las menosprecian. Un disfraz de mujer puede resultar machista cuando exagera los estereotipos asociados a la feminidad haciendo mofa: exceso de maquillaje, poca ropa, actitud torpe o ignorante… Un hombre vestido de Clara Campoamor, Michelle Obama o Serena Williams no sería considerado machista si estuviese poniendo en valor sus cualidades. Pero esto es poco (o nada) habitual en los disfraces de mujer, la mayoría ponen el foco en su capacidad de seducción o resaltan características negativas, como este disfraz de “Buscona”, el de “Conchita la del 2º” o el de “Tía Gertrudis”. Que no existan disfraces de hombre para mujeres que hagan mofa o burla de ellos es una muestra de la enorme diferencia con la que nuestra sociedad valora a cada género.
Pero todavía hay algo mucho peor que los disfraces de profesiones femeninas sexys o los de mujeres ridiculizadas para hombres: ¡los de profesiones femeninas sexys ridiculizadas para hombres! Cuando creíamos que ya lo habíamos visto todo en falta de sensibilidad y compromiso social, los fabricantes deciden poner todos los despropósitos juntos y crean disfraces como el de “Colegiala sexy para hombres” o “Gimnasta sexy para hombres”. Un must have en cualquier sarao machista que se precie.
Disfrazarse es un acto sano y divertido. Con un poquito de cabeza puede servir para ponernos en la piel de otras personas, explorar otras facetas de nuestra personalidad y superar límites y prejuicios. Un ejemplo positivo de cómo usar el humor para superar los estereotipos sería narrar los que nos atribuyen en primera persona, ponerse todos encima y no parar de reírnos. Para muestra un botón: Las Jackies y su chirigota sobre la menstruación.