Cómo lidiar con los niños en casa y ayudarles a disfrutar en familia
En esta situación provocada por el coronavirus, todo se resume a lo mismo: comunicación entre padres e hijos.
El caos del coronavirus ha conseguido, de momento en Madrid, que los niños tengan dos semanas por delante para estar en casa y que los padres tengan que arreglárselas como puedan. Toca compartir más tiempo en familia, pero también supone un cambio de rutina radical para ellos.
Por ello, los padres tienen que aprender a comunicarse con sus hijos, para hacerles entender cómo invertir el tiempo en cada momento o cómo deben comportarse, a la que vez que les enseñan a hacerse responsable de los deberes escolares o les permiten disfrutar de su tiempo libre y de los momentos que pasan juntos.
La especialista en Psicología Educativa y Familiar, Silvia Álava aporta algunas claves para aprender a lidiar con los niños pequeños cuando tienen tantos días libres por delante, y todos parten de la misma base: la psicología y la comunicación.
Es lo mismo que cuando llegan las vacaciones: nos aborda la sensación de perder la paciencia más fácilmente. Sin embargo, no se trata de que perdamos la calma, sino de que nuestras expectativas son “descansar y desconectar”, explica Álava. “El niño no tiene esa capacidad de regulación fisiológica del hambre o del sueño”, añade, por lo que no puede decidir, como los adultos, si come a las dos o a las tres de la tarde. Por tanto, muchas veces las expectativas no se cumplen al completo.
Para que toda la familia pueda conciliar sus planes y que así lo entiendan los más pequeños, hay que tener en cuenta la mentalidad del niño y, sobre todo, mantenerse firme. “El problema con los niños es ceder, porque si lo hacemos piensan que las cosas no son obligatorias”, revela la especialista. Además, es importante ir regulando estas exigencias, porque a medida que van creciendo deben entender que hay una serie de horarios para todo.
Por todo ello, Silvia Álava desvela algunos trucos para comunicarse con los niños para que todos, adultos y menores, disfruten del tiempo juntos:
Cómo evitar que se comporten mal en público y no molesten a los demás
Es importante hablar primero con los niños, decirles “vamos a ir al parque” o “vamos a ir a la biblioteca”, y explicarles también qué es lo que esperas de ellos. Hay que marcarles los límites. Decirles que pueden hacer un castillo de arena pero explicarles dónde pueden hacerlo y dónde no. Lo importante, además, es que los niños sean libres, que jueguen, y de eso también tienen que ser conscientes los adultos que, a veces, son poco tolerantes con los hijos de los demás. Porque los niños, inevitablemente, si se caen lloran o salpican en un charco, sin “una mala idea”, que es algo muy distinto a “tirar agua contra alguien”. “Hay que trabajar que estamos de ocio, nos divertimos, pero respetando a los demás”, relata.
Cómo hacer que duerman la siesta para que aguanten el día entero sin cansancio
A veces, los niños se ponen llorones al final del día simplemente por cansancio. Por ello, una de las soluciones es que duerman la siesta, aunque la idea suele ser poco apetecible para ellos. “A cada niño le gusta una cosa diferente, tienes que pararte y observar qué es lo que tu hijo necesita”, relata, porque en ciertas ocasiones necesitan dormir más. Por eso, cuando llega el momento de la siesta se les pueden dar opciones, hablando con ellos: “Nos quedamos aquí callados tranquilos. ¿Que no quieres dormir? Pues no es necesario que duermas, pero tienes que estar aquí tranquilo”. Al final, si realmente el niño necesita dormir, dormirá. Otra de las opciones es hablarles del juego o sugerirles que se queden leyendo un cuento: “Si quieres jugar puedes hacerlo, pero que sea a algo con lo que no hagas ruido, para respetar que los demás puedan dormir”. Así, la mayor parte de las veces se quedan dormidos. En lugar de obligarles a echarse una siesta les estamos dando la opción de que se lo puedan pasar bien, y si lo hacemos de esa forma el que necesite dormir lo hará.
Cómo limitar el uso de aparatos electrónicos
Las opciones para que los niños se entretengan se multiplican, así que es recomendable limitar el uso de aparatos electrónicos. Tienen a su disposición la bicicleta, los columpios, los libros... Algo que, simplemente, “es genial”, según la psicóloga, para que desarrollen habilidades y puedan aprender jugando. Los abuelos y los juegos con la baraja siempre son una buena opción, también. Si das pantallas a un menor, solamente va a querer pantallas, por lo que hay que limitarles el tiempo con ellas. De hecho, antes de los dos años —edad a la que muchos niños ya han tenido contacto con estos aparatos e incluso saben utilizarlos para ciertas cosas— deben ser inexistentes: cero pantallas.
Hay que limitar la televisión de la misma forma que la tablet, el teléfono o los videojuegos, porque se enganchan muy rápido, ya que son estímulos visuales y auditivos y dejan esas funciones suspendidas de alguna forma, porque el aparato lo hace más cómodo. “El tiempo libre es estupendo para otros aprendizajes fundamentales”, sentencia.
Cómo ayudarles a no cambiar radicalmente el hábito de comer saludable
Todos nos damos ciertas licencias gastronómicas cuando estamos de ‘vacaciones’, así que los más pequeños también reclaman comer más pizza o hamburguesas en una época pensada para disfrutar. Para hacerles entender que no lo pueden hacer todos los días, es muy importante el modelo de los padres. Si ellos se alimentan a base de pizza, hamburguesas o pasta “no pueden pretender que su hijo no lo haga”, analiza. Aquí (como suele reclamar ese miembro de la familia que se pone a dieta), todos a una. Por tanto, si toda la familia lo hace de una manera razonable, será mucho más fácil de comprender para ellos: “Un día a la semana comemos una pizza y otro una hamburguesa y luego sano”, es una manera de negociar con ellos. Además, lo lógico cuando se va a un restaurante es pedir algo parecido (más o menos), porque “no se puede pedir una hamburguesa y para él un repollo”. En el caso de los buffet libres lo mejor es que el adulto le sirva en la mesa, porque si no lo hace el niño entenderá que puede coger todo, y optará por una montaña de patatas fritas. “Tú se lo llevas y es lo que hay. Si él se levanta pensará que puede elegir”, ha explicado Álava.
Cómo explicarle que no puede ir al parque cuando quiera
Una de las exigencias es la de ir al parque “ahora”. Si coincide con el momento de la siesta, que es lo más habitual, se le debe explicar que “no vamos a ir porque todos vamos a descansar y que iremos después”. Si no cede, recurriremos a la misma explicación que usamos con la siesta. Lo importante es que entiendan que vamos a esperar “porque ahora habrá que hacer esto otro y, después de hacer esto, iremos”, analiza.
Cómo habituarles a la higiene
No todos los pequeños aceptan de la misma forma tener que bañarse diariamente o cepillarse los dientes. Simplemente hay que acostumbrarlos a la higiene. Para ello, hay que explicarles el porqué, y cómo hacerlo es importante: “Hay que lavarse el cuerpo para librarlo de los gérmenes. Sé que no te gusta, pero lo vamos a hacer todos los días”. Con los dientes, la historia es similar: “Lo haremos todos los días porque hay una serie de bichitos que afectan al diente y se te pueden caer, y cuando tengas más de seis años los dientes son de verdad, y son los que te van a acompañar toda la vida. Son unos hábitos para mantenernos sanos, de higiene, porque si no vienen las enfermedades”.
Cómo hacer que asuman responsabilidades (si es necesario)
No siempre hay que limitar el tiempo de juego libre, al fin y al cabo ‘son sus vacaciones’, aunque en esta ocasión, con deberes para no perder la rutina del colegio. Si el niño ya tiene una cierta edad, debemos explicarles que al levantarse (por ejemplo) deben hacer la cama y algunos ejercicios del cuaderno de deberes. “Si eso ya lo tienes hecho, juego libre todo el que quieras”, podemos decirles.
Cómo conseguir que asuman la rutina de los deberes
Y llegamos al eterno debate. ¿Están los menores sobrecargados de deberes? El decreto de cerrar colegios es una precaución, pero su rutina escolar debe continuar de alguna forma. Para alcanzar la respuesta, hay que distinguir el momento evolutivo en el que se encuentra el menor. Si el niño tiene ya seis años, sería bueno que todos los días lea un poco, pero que no se lo planteemos como deberes, porque a fin de cuentas tampoco lo son. “Y escribir para reforzar el aprendizaje. Todo depende del momento y de las habilidades a desarrollar. Conviene que lean y escriban todos los días un poco”, sentencia Silvia Álava.