Cómo la pandemia ha infectado la política
Los fallos del Gobierno, el tono duro de PP y Vox, la insolidaridad europea, la situación de la casa real...
“Cuando salgamos de esta, tendrán mucho tiempo para hacer oposición, pero habrá una diferencia respecto a hoy: entonces me defenderé”. Estas palabras las lanzaba de madrugada el pasado jueves el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ante un Congreso casi vacío minutos antes de avalarse la prórroga del estado de alarma por otros quince días.
La tragedia sanitaria que vive España se ha convertido ya también en una crisis política. A pesar de las llamadas a la unidad y la lealtad, se vive auténtica tensión política: con el PP y Vox endureciendo el tono, con el Gobierno cometiendo errores graves ante la opinión pública como la compra de tests defectuosos, con los partidos que apoyaron a PSOE y UP apretando las tuercas para intentar un confinamiento más estricto…
No acaba aquí: con una monarquía intentando lavar su imagen en pleno escándalo por la herencia de Juan Carlos I, con los gobiernos autonómicos de Madrid y Cataluña enfrentados con Moncloa y hasta con el debate interno sobre el papel de Pablo Iglesias tras el positivo de Carmen Calvo y la posibilidad de que Pedro Sánchez se contagie.
Son muchos los frentes políticos que ahora mismo se juegan. Dentro… y muy importantes fuera. Europa está actuando tarde en conjunto y España e Italia, los dos países con más fallecidos del mundos, se han plantado ante la UE y exigen mayor ambición económica frente a a la austeridad e individualismo que vuelven a demostrar los países del norte.
Madrid y Roma apuestan fuerte por los coronabonos para mutualizar la deuda. En un momento en el que las naciones del sur rechazan someterse al guión marcado en la crisis de 2008 y con gobiernos conscientes del malestar entre muchos ciudadanos por el papel de la UE durante estos días. El primer ministro portugués, António Costa, lo definía como nadie: “Repugnante”, sobre la actitud de Países Bajos.
Y es que estos días están marcados por las decisiones de los políticos, ya no existe el escudo de los científicos. Hay medidas como el estado de alarma que dependen directamente de los dirigentes, con su prórroga pasa a ser necesario el voto de los diputados.
PP y Vox sacan su lado más crudo
Sánchez ha encontrado el respaldo en forma de votos a la prórroga -no hubo ningún voto en contra en la Cámara Baja-, pero la oposición ya aprieta muy fuerte. Pablo Casado ha recuperado su tono más duro y tacha al Gobierno de “ineficaz” y de “negligencia”. Su portavoz en la Cámara Baja, Cayetana Álvarez de Toledo, no se cansa de repetir ante los micrófonos que Moncloa ha puesto por delante la ideología a la ciencia.
Una de las armas ideológicas precisamente de la derecha y la ultraderecha que se está intentando hacer penetrar en todos los ciudadanos es que el mayor foco de infección del coronavirus fue el 8-M (no se nombra que ese mismo día hubo eventos deportivos o el congreso de Vox en Madrid). Santiago Abascal, que ha padecido coronavirus, ha puesto sobre la mesa las exigencias de dimisión y cese de Pablo Iglesias, Carmen Calvo y Fernando Simón (con esa cara de “ángel caído” como dice el líder de Vox). El Gobierno estipula que la mayor fase de contagio fue la última semana de febrero.
El gran error del Gobierno
A las críticas de que se ha actuado tarde, el Gobierno ha sumado su mayor fallo ante la oposición y principalmente ante la opinión pública: la compra de tests rápidos defectuosos en China a la empresa Bioeasy. Esto ha hecho que se retrasen las pruebas masivas a la población como recomienda la OMS y que Moncloa pretendía empezar a hacer en la siguiente semana.
Sanidad se ha defendido diciendo que no compró el material directamente a China, sino a través de un distribuidor español -que no ha querido identificar-. Desde la embajada de Pekín en Madrid se alegó que esa empresa carece de licencia para vender sus productos y que no está dentro de la lista de proveedores clasificados.
Esto ha provocado incertidumbre e indignación entre muchos ciudadanos. Y supone además el primer gran fallo de Salvador Illa, titular de Sanidad. “Intento ser un ministro decente”, se defendió ante las durísimas críticas de PP y Vox durante su comparecencia este jueves en el Congreso.
Estos días se ve también la tensión territorial. Dos presidentes autonómicos, que han dado positivo y cuyas comunidades están a la cabeza de contagios han emprendido una lucha contra el Gobierno: Isabel Díaz Ayuso (Madrid) y Quim Torra (Cataluña). La primera está atacando al Ejecutivo principalmente por la falta de material: desde el decreto de alarma el Estado Sanidad es la autoridad competente. Lo que no se han escuchado por parte de ellos es autocrítica por los fuertes recortes hechos por sus partidos durante la última década en la sanidad pública por supuestos criterios de austeridad y eficacia.
El Gobierno catalán ha hecho bandera del confinamiento total e, incluso, Torra ha llegado a mentir en la BBC sobre las medidas tomadas por el Gobierno central. A pesar de sus palabras, no lo ha demostrado con los hechos: la Generalitat ha tardado diez días en parar las obras que dependen de ella.
Otra de las batallas políticas que tiene abiertas Sánchez es si paralizar toda la actividad que no sea esencial y las obras. Sus socios parlamentarios, como ERC, Compromís y Más País, exigen congelarlo todo. “O paramos el país o nos quedamos sin país”, repite insistentemente Gabriel Rufián. El Gobierno todavía confía en las obras para poder seguir teniendo una mínima economía en evolución para el día después.
El papel de Iglesias
Las medidas económicas precisamente han provocado luchas internas durante estas semanas dentro del Gobierno. Con dos frentes, uno liderado por Nadia Calviño y otro por Pablo Iglesias, con Pedro Sánchez actuando como árbitro. Y un debate sobre jerarquías también a raíz de los positivos dentro del Ejecutivo: la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, y las ministras de Igualdad, Irene Montero, y de Política Territorial, Carolina Darias.
Un debate interno que existe es qué pasaría si el presidente enfermase y con Calvo ya contagiada, ¿asumiría las riendas Pablo Iglesias? Sánchez ha dado negativo, a pesar de que su mujer está infectada, e Iglesias está en cuarentena por Montero, aunque ambos se la han saltado en varias ocasiones y se les ha visto en reuniones, ruedas de prensa y el Congreso. En Moncloa confían en que Sánchez seguirá liderando este momento y se han desinfectado varias zonas tras los casos positivos detectados. Además, Calvo ya ha recibido el alta hospitalaria y seguirá recuperándose en casa.
Es tal la magnitud del coronavirus que ha quedado en parte eclipsada la que sería la noticia del año: Felipe VI renuncia a la herencia de su padre y le retira la asignación pública ante sus supuestas cuentas en Suiza y las ‘mordidas’ por el AVE a La Meca. Un duro mazazo en la casa real, que ha decidido hacerlo público, sabiéndolo desde el año pasado, en mitad de la crisis sanitaria. El monarca intenta lavar su imagen también con su discurso, que para los partidos de izquierdas llegó tarde y ante la cacerolada un día para que Juan Carlos I done el dinero a la sanidad. La reina Letizia ha reaparecido tras su cuarentena con una videoconferencia con Juan Roig (Mercadona).
Estamos ante la mayor crisis sanitaria que hemos vivido… Nada volverá a ser igual.