Cómo el juicio de Bárcenas está torpedeando al PP antes de las elecciones
Por mucho que Casado intente distanciarse del pasado, las expectativas de los populares de evitar el ‘sorpasso’ de Vox se hunden irremisiblemente.
Luis Bárcenas ha vuelto a herir al PP y no ha podido elegir peor momento: en la recta final de la campaña de las elecciones catalanas. El líder, Pablo Casado, trata de contener la hemorragia de votos que las fuentes consultadas en el partido ven ya directamente en Vox.
Los populares están asimilando el golpe que previsiblemente se darán el próximo 14 de febrero, cuando la ultraderecha ‘sorpasse’ a su partido y Santiago Abascal consume su venganza por la patada que le procuró su otrora amigo Casado en la moción de censura de octubre.
El presidente del PP había puesto toda la carne en el asador para tener un buen resultado en estos comicios. Casado sabe que si algún día quiere llegar a La Moncloa no solo tiene que conocer muy bien Cataluña, como dijo él mismo, sino que debe insuflar aire a un partido que en la actualidad es casi extraparlamentario en el Parc de la Ciutadella. Si el jefe de los populares quiere que su voz sea escuchada en Barcelona, su partido tiene que tener músculo.
El problema es que las expectativas del PP de engordar su cuerpo en Cataluña se han hecho añicos. Bárcenas, ese inmenso —y eterno— dolor de cabeza en Génova, 13, ha regresado esta semana con fuerza por culpa del juicio de la caja B, y que está procurando un shock para el PP. El extesorero confesó que dos emisarios del partido se esforzaron en los últimos años en tratar de garantizar su silencio.
La identidad de estas personas fue una incógnita hasta que a última hora de este lunes, cuando ya había arrancado el juicio —aplazado por el positivo en coronavirus de unos los acusados—, El Confidencial y El Mundo les pusieron nombre y apellidos: el abogado del PP en la causa, Jesús Santos, y Enrique López, el consejero de Interior madrileño y responsable judicial de la formación.
El objetivo que persigue Bárcenas es hacer daño y conectar a la actual dirección de su antiguo partido con la corrupción que derribó a Mariano Rajoy para invalidar así el liderazgo de Casado y dejarle fuera de juego.
“Tenemos lo que hay. Esto va a distorsionar la campaña y va a afectar, evidentemente, porque la gente lo ve en los medios y piensa que es algo nuevo. Cada vez que este señor abre la boca es noticia aunque lo que diga sea una versión repetida que no aporta nada”, cuenta a El HuffPost una fuente popular.
Bárcenas, acusado en el juicio por la caja B del partido, pidió además un careo con el expresidente Rajoy que no ha sentado nada bien entre sus excompañeros: “Lo que quiere es armar el lío y hacer el circo. ¿Un careo con el presidente Rajoy? Oiga no, aporte las pruebas. Porque si no va a ser su versión contra la versión del otro. Y de ahí, ¿qué va a salir? Nada. Lo que quiere es el circo y salir en la cámara, estar en el candelero. A ver si metiendo presión le hacen una rebajita”, concede una fuente a las órdenes de Casado que está haciendo campaña por Cataluña.
El PP estaba entregado al cuento de la lechera hasta la irrupción de Bárcenas. Las calculadoras echaban humo con las encuestas. La dirección del partido pensaba recuperar una parte importante de los votos que hace tres años se fueron hacia Cs. Realmente había optimismo. El horizonte era pasar de los cuatro diputados a los ocho, nueve o diez, algo que ya reconocían que sería mejorar mucho. La obsesión era evitar que Vox quedara por encima. Y eso significaría que habrían capitalizado parte del voto de Inés Arrimadas en 2017.
“Vox está recibiendo ahora lo que Cs recibió en las pasadas autonómicas. Es un partido nuevo y su campaña ha sido ir a los sitios más jodidos para que les tiren piedras y salir como víctimas, como los que tienen los cojones de plantar la bandera… No han hecho nada más. Por no hacer, no se han estudiado ni los datos. Ignacio Garriga no sabía el otro día ni el presupuesto de la Generalitat. Pero es que tampoco les hace falta. Solo con la foto y las imágenes de la gente con los paraguas para que no les cayera nada y evitar los tomates a Abascal y las imágenes de las cargas de los Mossos ya les hace la campaña”, lamenta una fuente popular.
El boicot que los de Abascal sufrieron en Vic (Barcelona), el pasado fin de semana, ha aumentado la inquietud en las filas de Alejandro Fernández. El interés de la campaña estuvo centrado en esos ataques a dirigentes y simpatizantes ultras y las redes sociales se llenaron de vídeos y mensajes de apoyo a los Abascal.
La extrema derecha, además, está calcando algunos de los mensajes que lanzó el partido de Arrimadas hace tres años, centrados en la pelea al independentismo. Ese planteamiento está lejos del que ha planteado Génova, centrado en vender gestión con la presencia de alcaldes populares y presidentes autonómicos, como Isabel Díaz Ayuso.
Casado lleva meses visitando casi cada semana Cataluña y reuniéndose con todos los sectores y organizaciones empresariales. Pero parece que el esfuerzo será en vano. Los de Abascal saben que esa, la batalla contra los secesionistas, es el marco en el que se sienten cómodos y el que les hace crecer electoralmente. Y no han dejado escapar la oportunidad.
¿Y qué pasará el próximo domingo? “Al final al PSOE le interesa que Vox crezca porque es su socio oculto. Cuanto mejor le vaya a Vox peor le irá al PP, porque la gente que vota a Vox es gente, seguramente, cabreada con el PP. Lo que recoja Vox, además del PP, será también bastante de Cs. Creo que la caída de Cs la capitalizarán el PSC y Vox”, aventura otra fuente del PP que lleva varios días haciendo campaña en Cataluña y que coincide en que el voto que esperaban captar de Cs se está yendo a Vox.
Lo cierto es que la situación que se ha creado con Bárcenas no ha pillado de sorpresa en Génova 13. Basta con ver cómo reaccionó el PP a los esfuerzos del Govern de aplazar a mayo los comicios por la pandemia. Los populares no pusieron objeción alguna al decreto que congelaba las urnas y que terminó tumbando la Justicia. Al PP le interesaba votar lejos de febrero, porque sabía que el carrusel judicial de enero con Cristina Cifuentes y de febrero con Luis Bárcenas no le sentaba bien, algo que se nota cuando se habla con algún dirigente.
- ¿Qué tal, cómo van las cosas en el partido?
- “Bueno, ahí vamos... aguantando como podemos”.