Cómo decirle a tus familiares y amigos que aún no te atreves a hacer vida normal
Por mucho que estemos en la recta final de la pandemia, siguen siendo muchas personas las que tienen miedo de socializar como antes.
Ahora que la sociedad encara la recta final de la pandemia, ya han quedado atrás los días de echar de menos los planes de copas, baile y cine, así como el mundo real en general.
Sin embargo, pese al avance con la vacunación y las noticias positivas que siguen surgiendo, son muchos los que todavía tienen miedo de volver a la “normalidad”. Con la variante Delta expandiéndose y la incidencia acumulada todavía en niveles altísimos, es comprensible que muchos se muestren reacios a recuperar su vida social tan pronto.
El hecho de que tantas personas se empiecen a enterar ahora de que existe la posibilidad de contraer la covid-19 incluso con las dos dosis de la vacuna (aunque evitar contagios no fuera en ningún momento el objetivo principal de las vacunas) está provocando que mucha gente rechace las invitaciones de sus amigos y familiares.
Pero ¿cómo le puedes decir a cualquiera de ellos que no vas a ir a ningún restaurante o lugar cerrado sin herir sus sentimientos?
En el caso de Suhaiymah Manzoor-Khan, una joven de 26 años que debe tener mucho cuidado para no infectar a sus abuelos inmunodeprimidos, el repentino levantamiento de las restricciones no la ha animado a relajar las precauciones que ha tomado desde marzo de 2020.
“Cuando había restricciones, quienes no se tomaban la pandemia en serio sufrían unas consecuencias legales. Por entonces yo tenía más cuidado del estrictamente exigido. Que ya no haya apenas restricciones me produce ansiedad”, admite Manzoor-Khan.
“Durante los últimos 17 meses, estoy teniendo un cuidado extremo por la salud de mis abuelos. Desde que levantaron las restricciones, todo el mundo actúa como si hubiera acabado la pandemia”.
“Me perdí un par de bodas en 2020 y otros amigos se han casado este año. Ahora es mucho más difícil decir que no; legalmente hay más libertad y a la gente le resulta más chocante que siga declinando ofertas”.
Para la analista Lavinia D’Sousa, de 34 años, que antes de la pandemia tenía una vida social muy ajetreada, el mundo exterior ya no le interesa tanto. “Me van a poner la segunda dosis pronto y todavía no me siento cómoda socializando”, explica. “Y lo dice una persona supersocial a la que le encanta salir de fiesta y conocer gente. Ahora mismo no me merece la pena; he visto los efectos de la variante Delta en mi círculo más cercano”.
Más allá de las nuevas variantes, lo que preocupa a la directora de marketing Pauline Jérémie, de 27 años, es la covid-19 persistente.
“Todavía es muy pronto, pero sabemos que todos corremos el riesgo de padecerla”, comenta. “Aunque la vacuna protege de los síntomas más graves, no me quiero arriesgar a sufrir el coronavirus de larga duración. Además, hay gente que depende de mí y tengo que proteger su salud”.
Hasta la fecha, Jérémie solo ha quedado con sus amigos en lugares seguros al aire libre y ha rechazado las invitaciones que no cumplían con ese requisito. “La mayoría han sido muy comprensivos conmigo. Han mostrado curiosidad, pero sin criticar”, comenta.
La psicóloga Grace Warwick, de Counselling Directory, explica que el levantamiento de las restricciones puede provocar sentimientos enfrentados, por lo que es normal que surjan preguntas y conversaciones al respecto.
“Si quieres decirle a un ser querido que no quieres hacer un plan, la mejor estrategia es centrar el discurso en tus sentimientos y pensamientos y no en discutir sobre quién tiene razón”, comenta. “Solo podemos hacer lo que es correcto para nosotros ahora mismo. Piensa en otras alternativas: ¿Crees que dentro de un par de semanas o meses verás la situación de otro modo? ¿Hay algún plan con el que te sientas más cómodo? ¿Estás dispuesto a quedar en algún otro sitio o a otra hora?
“Intenta decirle que tú también quieres volver a reuniros, pero dejando claro que tendrá que ser a un ritmo al que te sientas bien”, recomienda.
Ahora que la mayoría de las actividades sociales están permitidas, es posible que tus relaciones sufran fricciones si una de las dos personas no entiende la postura cautelosa de la otra.
“Es posible que ese ser querido se sienta dolido, decepcionado o incluso enfadado”, explica Warwick. “Intenta entender su punto de vista sin criticar y trata de comprender las necesidades que está expresando: para esa persona, quedar en un bar puede ser una forma de satisfacer sus necesidades de libertad y diversión y de recuperar una sensación de normalidad. Intenta no tomarte la diferencia de opiniones como algo personal y pensad si hay alguna otra forma de satisfacer esas necesidades”.
Quizás haya algo de tira y afloja, pero no renuncies a tus ideas. Al fin y al cabo, es mejor sentirte a salvo que quedar bien con todo el mundo, ¿no?
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Reino Unido y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.