Cómo Bildu se está lanzando a por el pastel del PNV
Los abertzales copian la estrategia peneuvista para pactar en Madrid, y esto despierta recelos y reproches en el campo nacionalista.
Bildu sabe que el Gobierno de coalición necesita escaños en el Congreso. La debilidad parlamentaria del Ejecutivo es una ventana de oportunidad para la izquierda abertzale que los cinco diputados comandados por Mertxe Aizpurua están empeñados en aprovechar. Mientras, el PNV, la tradicional voz vasca en la Carrera de San Jerónimo, comienza a ver con recelo la predisposición de su adversario, que amenaza su histórica posición de puente entre Euskadi y Madrid.
El acercamiento de Bildu a los presupuestos generales del Estado no solo está tensionando al PSOE, también está levantando suspicacias entre los jeltzales, quienes califican la estrategia abertzale de apoyar unas cuentas autonómicas, como las navarras, y abjurar de otras, como las del País Vasco, de “inconsistente e incoherente”, según el peneuvista Iñigo Iturrate, diputado en el Parlamento de Euskadi.
Iturrate es una de las primeras voces del PNV que protestan por el papel de Bildu, pero no la única. El peneuvista echa en falta claridad y transparencia en las negociaciones que mantiene Bildu en Madrid: “No sabemos absolutamente nada de ese acuerdo, parece que están defendiendo una agenda vasca oculta en Madrid, porque no han explicado a cambio de qué es ese anuncio de apoyo”, incide.
Los dirigentes de Bildu, mientras, hacen caso omiso y mantienen perfil bajo para no contribuir a alimentar el ruido y la polémica que este martes ha vuelto a perseguir a Sánchez, esta vez en el Senado. “Vamos a intentar llevar la negociación con la mayor discreción posible y cuando hagamos públicos los contenidos y medidas acordadas en los PGE, podremos entrar en el detalle”, explican fuentes oficiales del partido abertzale en el Congreso.
El secretario de organización socialista, José Luis Ábalos, niega que exista un acuerdo como tal. Y, en caso de que existiera, a día de hoy no se conocen ni los términos del pacto, ni las posibles contrapartidas que Bildu esté pudiendo obtener del Ejecutivo por respaldar el inicio de la tramitación de las cuentas. Por ahora, uno de los portavoces abertzales en la Cámara Baja, Óskar Matute, insiste en que su alineamiento con el Gobierno es el arranque de una nueva etapa.
“Hoy no acaba nada, hoy recién empieza todo”, dijo el abertzale en la tribuna del Congreso, donde sacó pecho por las supuestas concesiones que está arrancando al Ejecutivo de coalición y que solo buscan beneficiar al País Vasco y revertir las políticas de derechas, uno de los grandes objetivos de Bildu que tiene en el neoconservadurismo que representa el PP a su principal enemigo ideológico en lo económico y en lo social.
El momento de los Presupuestos está precedido por el gol mediático de la derogación de la reforma laboral que la izquierda abertzale ya coló en mayo al Gobierno en la negociación de una de las prórrogas del estado de alarma. Entonces, trascendió un pacto a tres entre socialistas, morados y Bildu para derogar “de manera íntegra” la norma que impulsó Mariano Rajoy. El lío fue tal que el Gobierno tuvo que salir corriendo a rectificar.
Esas son las formas que no gustan Sabin Etxea, (la casa de Sabino Arana, fundador del PNV), donde aunque celebran que Bildu se una a la estrategia jeltzale de los últimos años, piden a Mertxe Aizpurua que se ponga a la cola. Iturrate, además, no olvida los insultos y descalificaciones que el PNV ha recibido por parte de la izquierda abertzale por hacer lo mismo que ellos están haciendo ahora.
“Llevamos más de 40 años trabajando en Madrid por la defensa de los intereses de Euskadi, por lo que hemos llamado agenda vasca. Ese es nuestro actuar y nuestra carta de presentación. Y ante esto, hemos tenido a EH Bildu acusándonos de traidores, españoles, de vender Euskadi por un plato de lentejas... Bienvenidos, pero como dijo Manuel de Irujo, los conversos a la cola”, dedica Iturrate a los políticos de Bildu, a quienes anima a hacer públicos los términos de la negociación y a explicarlos a la sociedad vasca.
Durante años, los nacionalistas vascos se han beneficiado del factor puente en las elecciones y se han vestido de partido serio con un punto fuerte: la gestión. Gran parte de la sociedad vasca, en la que hay arraigado un fuerte componente nacionalista, ha percibido siempre a los jeltzales como la garantía de los intereses del País Vasco en Madrid, donde se toman las decisiones que pueden afectar en Ajuria Enea, la sede del Gobierno vasco. Ahora, EH Bildu se quiere sumar a ese mismo carro después de haberlo despreciado.
El PNV, presionado por el giro de Bildu, sigue queriendo proyectar que solo les interesa Euskadi, que el País Vasco es casi lo único que les ata a la silla a la hora de negociar con el Gobierno. “Nuestro apoyo a los Presupuestos estará condicionado a las decisiones que Madrid tome en relación con las inversiones en Euskadi, la industria, la reactivación de la economía o el autogobierno. Estamos comprometidos con la estabilidad institucional, pero eso no quiere decir que prestemos nuestros votos a cambio de nada”, dice Iturrate.
De momento, entre diputados del Congreso pertenecientes a la mayoría de la investidura que aupó a Pedro Sánchez, el sentir es reconocer a Bildu como un segundo actor político vasco legítimo que, además, tiene gran peso a nivel municipal. No obstante, gobierna en 83 de los 251 ayuntamientos de la comunidad, frente a los 122 que controla el PNV, los 11 del PSE y los dos del PP. El portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, recalca que no se puede ni expulsar a Bildu de las negociaciones ni considerarla ETA.
La política penitenciaria en el foco
Koldo Mediavilla, otro dirigente del PNV crítico con los abertzales, ve “inusual” el apoyo de Bildu a los Presupuestos y cree que la contrapartida está clara: “aliviar la ansiedad” de las bases abertzales que quieren cambios en la política penitenciaria que afecta a los reclusos de ETA diseminados por las cárceles españolas.
“A nadie se le escapa que el insólito voto favorable de EH Bildu al presupuesto español habrá tenido una contrapartida concreta aunque no se haya explicitado. No es difícil imaginarse el ámbito de negociación en el que habrán transcurrido los contactos”, opinó el peneuvista en su blog, quien cree que el acuerdo de Bildu por las cuentas se debe a la necesidad de Sánchez, y más que él Pablo Iglesias, de ampliar la base parlamentaria del Gobierno, y a la necesidad de la izquierda independentista de “aliviar la ansiedad de quienes vuelven a preparar la tradicional manifestación de enero para no olvidarse de sus activistas presos”.
Mediavilla apunta a que su partido tiene fácil señalar la contradicción abertzale por su giro en Madrid: “Hacer mención a la contradicción histórica de la Izquierda Abertzale era un reproche sencillo. Durante años, habían acusado a los demás de ‘venderse a España, de ‘españolizarse’ o de ‘hacer negocio’ como consecuencia de las alianzas mantenidas con diversos ejecutivos estatales. Fueron tan gruesas las acusaciones que la izquierda radical vasca había hecho por esta razón al PNV que resultaba lógico que ahora, cuando los herederos de Batasuna hacían algo similar a lo que anteriormente condenaban, tuvieran que escuchar sus propias admoniciones”.
Mientras, los abertzales siguen dando leña al PNV. “Mientras el PNV participa en la política española para mendigar y para sostener el régimen en beneficio de unos pocos, EH Bildu va a Madrid a tumbar definitivamente ese régimen”, dijo Arkaitz Rodríguez en el Parlamento vasco. Algo que provoca las carcajadas de sus adversarios: “¿Tumbar?” ¿Acabar con el régimen, con el Estado, dándole los votos favorables? Es como pretender matar un cerdo a besos”, resume irónico Mediavilla el sentir del PNV.