¿Cómo actuar si te encuentras un pájaro herido?
Los Centros de Recuperación de Aves.
Apareció la mañana de un domingo, al principio de la primavera. Afortunadamente era temprano. Estaba solo en medio de una acera y no se movía. Era una pequeña cría de vencejo que seguramente había caído del nido al intentar alzar el vuelo demasiado pronto.
En muchas ocasiones, cuando los polluelos se precipitan al suelo debido a algún problema de salud, a peleas con otros hermanos o simplemente a que son demasiado jóvenes para volar solos, permanecen durante horas en el lugar en el que han caído, encontrando inevitablemente la muerte después de una lenta deshidratación, o tras el ataque de algún animal.
El pequeño vencejo fue recogido e introducido en una caja de cartón, en la que previamente se realizaron varios agujeros para que el animal pudiera respirar. A continuación, la persona que lo encontró lo trasladó al Centro de Recuperación de Aves de Torreferrusa, en Santa Perpetua de la Mogoda, a unos kilómetros de Barcelona. Allí fue alimentado y cuidado hasta que se encontró en condiciones de volar por sí solo y finalmente pudo ser liberado.
Muchas personas desconocen que existe este tipo de centros donde poder llevar a cualquier ave que hayamos encontrado herida o incapaz de volar por diferentes causas. Es habitual que cuando alguien tropieza con alguna de ellas, se aleje del lugar sin ni siquiera tocarla o, en el mejor de los casos, deje a su lado un recipiente con agua y pan con la esperanza de que no muera por hambre y deshidratación. Algo que no ocurrirá, pues generalmente el ave no ingerirá nada y se quedará inmóvil hasta que la muerte venga a buscarla.
¿Qué hacer entonces si nos encontramos en la acera un ave que no puede volar?
Si se trata de un polluelo, lo primero será buscar por los alrededores el nido del que ha debido caer. Los pájaros, a diferencia de otros animales, no rechazan a sus crías después de haber estado en contacto con nosotros. En caso de localizar el nido, lo dejaremos en él con mucho cuidado y, si nos es posible, vigilaremos por espacio de una o dos horas y desde una distancia prudencial, si es alimentado por los padres. Tras comprobar que lo alimentan correctamente, nuestra tarea habrá concluido.
En caso de que los progenitores no se presenten, no encontremos el nido, o se trate de un pájaro adulto, procederemos a cogerlo para trasladarlo a uno de los numerosos Centros de Recuperación existentes.
Para ello, en primer lugar, debemos buscar un recipiente adecuado, una caja de cartón en la que el ave quepa con holgura será suficiente. Después haremos unos cuantos agujeros por toda la caja con un bolígrafo o un palo. Con la ayuda de un trapo o unos guantes –si tenemos miedo de hacerlo con las manos desnudas–, cogeremos al animal –con mucho cuidado, y sin apretarlo, para no lastimarlo– y lo introduciremos en la caja, cerrando esta para que no pueda salir de ella. La oscuridad lo hará relajarse. Es importante que no le demos de comer.
Una vez hecho esto, llamaremos por teléfono a Seprona, de la Guardia Civil —al número 112—, donde nos indicarán el Centro de Recuperación de Aves más cercano al cual dirigirnos.
La entrega al personal especializado de estos centros es totalmente gratuita.
A cambio, obtendremos la satisfacción de haber salvado una vida que, de no ser por nuestra ayuda, habría tenido un mal final. A la vez, si hacemos que nuestros hijos participen en la recogida y traslado del ave al centro, les inculcaremos buenos valores y el significado de respeto por la naturaleza y por todos los seres que la habitan.
Recordar, por último, que muchos de estos centros ofrecen visitas guiadas, así como diferentes actividades destinadas a conocer su labor y cómo llevan a cabo la recuperación de las aves; algo ideal para hacer en familia y que entusiasmará a los más pequeños.
Recuerda, cualquier vida es valiosa e irrepetible. Ante un animal herido nunca mires hacia otro lado.
Para quien desee acompañar la lectura de este artículo con la música que sonaba de fondo mientras lo escribía, os dejo a continuación el enlace: