Por qué Ciudadanos sí sale beneficiado de la fracasada coalición con el PP
Los naranjas consiguen entrar en el Parlamento de Vitoria por primera vez a costa de los populares.
Ciudadanos ha sido el gran beneficiado del fracaso de la coalición con el PP. Gracias a esa alianza, los naranjas han conseguido entrar por primera vez en el Parlamento de Vitoria con un escaño por Álava. La coalición se quedó el domingo con 5 escaños (6,7% de los votos). Hace cuatro años los populares en solitario, con el destituido Alfonso Alonso a la cabeza, lograron 9 escaños y Cs no consiguió ni un puesto en Vitoria.
Es poco probable que Pablo Casado esté satisfecho con el resultado de la coalición con los naranjas. El 12-J ha sido el laboratorio en el que testar la eficacia de la unión de populares y naranjas. Sobre todo después de que el líder del PP lleve tiempo insistiendo en su idea de reunificar el voto del centroderecha con una alianza electoral, España Suma, que aglutine a naranjas y a ultraderecha.
Los de Arrimadas solo aceptaron antes una fórmula similar en Navarra (Navarra Suma) con una tercera marca, UPN. Allí tuvieron éxito y fueron los más votados. Aquel resultado alentó la marca PP+Cs en las vascas, pero el revés del pasado domingo pone en duda la idea de extrapolar la coalición a Cataluña de cara a las próximas elecciones autonómicas que aún no tienen fecha.
Los naranjas, no obstante, tienen motivos par estar contentos. El futuro miembro de Cs en la Cámara autonómica es José Manuel Gil Vegas, el número 3 en la lista alavesa. Luis Gordillo, el número dos por Vizcaya y otro de los candidatos de Cs, también estuvo a punto de entrar en el Parlamento, pero su escaño bailó hasta el último momento. Tampoco logró entrar la número 3 por Guipúzcoa, Rocío Galiana.
Esos tres puestos son los que Inés Arrimadas pactó con Pablo Casado cuando ambos líderes alumbraron una coalición que levantó el recelo del PP vasco. Los conservadores no veían con buenos ojos ceder cuotas de poder a sus rivales precisamente por la irrelevancia de los naranjas en tierras vascas.
Ciudadanos es un partido beligerante con el concierto económico vasco. Son antiforalistas y el PP no llega a ese extremo. Pablo Casado ha defendido en varias ocasiones la foralidad constitucional y el concierto que él define como “herramientas para una Euskadi fuerte, en una España fuerte”. Por eso, en el pacto que firmaron ambas formaciones, Cs se comprometió a respetar el foralismo.
La imposición de la coalición desde Génova también tuvo costes para los populares vascos, porque supuso cortarle la cabeza al anterior líder del PP allí, Alfonso Alonso. La dirección nacional de los populares decidieron cesar al exministro de Sanidad de Mariano Rajoy, más moderado, y confió en Carlos Iturgaiz, quien ya ocupó la presidencia del partido en Euskadi entre 1996 y 2004, los peores años del terrorismo etarra.
Ciudadanos vendió la coalición como una unión constitucionalista en una comunidad con una fuerte implantación del nacionalismo y del independentismo. Ese fue el mensaje que llevó Inés Arrimadas, quien se desplazó la semana pasada a Gernika al acto central de la campaña para participar en un mitin junto a Pablo Casado. Era una de las imágenes más esperadas de la campaña.
La líder naranja llamó a todos los electores que no creen en el nacionalismo como única opción para gobernar Euskadi y que se hayan sentido traicionados con los socialistas, especialmente desde que Pedro Sánchez armó junto a Pablo Iglesias su propia coalición de Gobierno en Moncloa con la ayuda del PNV y a la abstención de la izquierda abertzale encabezada por Arnaldo Otegi.
Casi ninguna encuesta daba un solo escaño a Ciudadanos antes de la coalición. Algunos dirigentes populares pensaban que el riesgo de ir con Cs era grande, porque los naranjas apenas aportarían votos y el PP podía incluso bajar, como finalmente ha ocurrido.
El PP, no obstante, ha conseguido sus peores resultados. La formación lleva perdiendo respaldo en las urnas desde 2005. En todo este tiempo, los populares no han sabido adecuar su estrategia política al final del terror de ETA. Casado ha recurrido, mucho más de lo que hizo Mariano Rajoy, al mensaje de que los terroristas han entrado en las instituciones de Euskadi.
El líder del PP intenta, de esta manera, confrontar con el nacionalismo y señalar a los socialistas del PSE-EE por colaborar con los abertzales de EH Bildu. Pero en este tiempo, el PP vasco ha visto pasar a tres líderes, ha visto la irrupción de Vox en el Parlamento vasco y una huida de votos hacia la abstención y el granero nacionalista del PNV. Ahora, contempla cómo el peso del PNV y de EH Bildu aumenta en la Cámara.
La presidenta del PP vasco, Amaya Fernández, ha sido contundente tras los resultados y pide mirar al éxito de Alberto Nuñez Feijóo en Galicia. “No por esperada deja de ser una noche electoral triste para quienes sentimos y queremos al PP vasco. Toca fortalecer un PP vasco con acento propio que sea reconocible por su defensa de la foralidad, de los intereses de los vascos por encima de todo y de la moderación. Nuestras banderas deben ser el arraigo, la centralidad y la utilidad, y han de ser izadas por equipos humanas que las hagan creíbles”, ha reflexionado. Pero su lamento no ha movido a Iturgaiz, quien ha dicho que no cambiará su proyecto para ganar más votos.
Los naranjas siguen con lo suyo
“Más allá de los números de cada partido, nos preocupa el auge de los partidos nacionalistas. Nos preocupa el resultado de EH Bildu”, ha comentado este lunes la portavoz nacional de Ciudadanos, Melisa Rodríguez. El resultado en Euskadi les permite entrar en las instituciones para seguir el mismo discurso.
“Nuestro grupo no va a defraudar ni a sus votantes ni a la sociedad vasca: vamos a defender la Constitución, las libertades y la unidad de nuestro país en el parlamento de Vitoria. Tenemos claro que la única forma de combatir a los nacionalistas es con políticas útiles y ofreciendo con valentía una alternativa al nacionalismo. Demostrando se pueden hacer políticas al servicio de todos los vascos y todos los españoles y no solo de unos pocos”, ha asegurado José Manuel Gil, el futuro miembro de Cs en la Cámara, que se estrena en el País Vasco a la vez que la ultraderecha.