Cinco falsos mitos del gimnasio, desmontados
Si no consigues progresar y no sabes por qué, presta atención.
A estas alturas del año, es imposible que aún no te hayan bombardeado con publicidad para perder peso y ponerte en forma. Si acabas de empezar hace poco, quizá pienses que el mundo del fitness es demasiado complicado. Te resultará más sencillo si no te obsesionas con conseguir resultados inmediatos y sigues una rutina adecuada.
Muchas personas —y no solo principiantes, también veteranos del gimnasio— todavía se siguen creyendo unos mitos que la ciencia lleva tiempo desmintiendo.
Trevor Pickett, entrenador personal y monitor de fitness de la empresa Canfitpro, enumera cinco mitos del gimnasio que todo el mundo debería conocer antes de lanzarse a la aventura.
Mito n.º 1: Ve a tope o vete a casa
Muchas veces se dice que para que el ejercicio surta efecto hay que trabajar hasta la extenuación. Y eso no es cierto.
"Hacer caso a este mito puede incluso empeorar tu rendimiento debido a una insuficiente recuperación muscular. Puede que al principio notes resultados por la elevada quema de calorías, pero el precio suele ser frecuentemente una lesión", advierte Trevor Pickett.
"Es importante que te tomes tu tiempo para aprender a realizar los movimientos correctamente antes de incrementar la intensidad más de lo debido".
"Un buen plan de ejercicio tiene que ser intenso, siempre y cuando no se oponga a algo aún más importante: la constancia. A veces la gente no se encuentra del todo bien, y en ese caso puede que no merezca la pena forzar. Tómate la libertad de darte un respiro ese día".
Mito n.º 2: Cuanto más tiempo, mejor
"La mayoría de la gente cree que debe pasar horas y horas en el gimnasio antes de empezar a notar algún resultado. Es una pena, porque les lleva a pensar que no tienen suficiente tiempo y renuncian. Sin embargo, hay un montón de investigaciones que demuestran que un entrenamiento breve e intenso puede ser tan efectivo como uno largo, o incluso más".
La gente suele entrenar durante una hora, pero pasar de esa frontera puede ser "demasiado agotador y puede impedir que el cuerpo se recupere debidamente".
Si quieres probar un entrenamiento más breve aunque efectivo, sigue siendo necesario un calentamiento de unos 10 minutos y un enfriamiento de unos 5 minutos.
"Incluso si solo dispones de 20 minutos, sigue sin haber motivo para que no puedas realizar un entrenamiento efectivo".
Mito n.º 3: Solo importan las cifras
Ya estén intentando levantar las mancuernas más pesadas o quemar el mayor número de calorías, las personas suelen centrarse en las cifras, pero aunque es conveniente ponerse metas, el entrenamiento no debería consistir solo en cifras.
"Muchas veces nos mueven solo los resultados. Tenemos un objetivo en mente y nos da igual lo que estemos sacrificando para conseguirlo", resume Trevor Pickett.
"Ser capaz de hacer sentadillas con 180 kilos o correr 30 kilómetros suena genial, pero si ejecutas esos ejercicios con una técnica incorrecta, el resultado más frecuente es que estarás constantemente lesionándote".
Según Trevor Pickett, parte del objetivo debería ser sentirte bien: "Un buen entrenamiento no debería centrarse solo en alcanzar ciertos objetivos cuantificables, sino también en mejorar la calidad de vida".
Mito n.º 4: Solo quemas calorías durante el ejercicio
Imagínate que estás en corriendo en la cinta mientras ves cómo van subiendo poco a poco esos números que marcan las calorías quemadas y que, cuando acabas el entrenamiento, aún no has conseguido llegar al objetivo que te habías marcado. Qué bajón, ¿no? Pues, según Trevor Pickett, tras acabar el entrenamiento, las calorías siguen quemándose.
"Algunas personas se machacan en mi gimnasio pero no consiguen llegar al número de calorías que se habían propuesto y se desaniman".
Trevor Pickett alude al EPOC (exceso de consumo de oxígeno postejercicio), que consiste, sencillamente, en recuperar el aliento.
"Si el ejercicio ha sido lo suficientemente intenso, el consumo de oxígeno del cuerpo se mantiene elevado mucho tiempo tras terminar, hasta 24 horas después, y cuando el cuerpo dispone de mucho oxígeno, le resulta más sencillo transformar las grasas acumuladas en energía.
"De hecho, la mayor parte de las calorías que quema nuestro cuerpo las consumimos al hacer tareas del día a día y al realizar las funciones corporales básicas".
Mito n.º 5: La gente que está en forma tiene un aspecto determinado
En realidad, algunas personas que parecen estar en forma pueden no estar sanas, mientras que otras personas que parecen haber abandonado todo cuidado de su cuerpo podrían sorprenderte.
"Creo que, en el fitness, como en cualquier otra faceta de la vida, las apariencias engañan. La gente le da demasiada importancia a su aspecto en comparación con el de otras personas que parecen estar en forma, pero antes de nada hay que recordar los progresos propios: ¿eres capaz ahora de levantar más peso o correr más rápido? He tenido clientes que miraban mucho las fotos de las revistas o se comparaban con otras personas del gimnasio, algo que puede llegar a ser peligroso porque puede suponer una distracción y una desmotivación en el camino a tus objetivos".
Si se puede sacar una moraleja de todo esto, ya seas un principiante o lleves años machacándote en el gimnasio, es que estar sanos no es el objetivo, sino el camino que has de seguir.
"La gente que mejor lo enfoca es consciente de que conseguir cambios reales cuesta tiempo. Si intentas cambiar demasiado y demasiado deprisa, es más improbable que ese cambio sea permanente. Dicho eso, es importante buscar ayuda para no recorrer solo el camino. Convence a tus amigos o contrata a un entrenador, si es posible", concluye Trevor Pickett.
Este artículo fue publicado originalmente en el 'Huffpost' Canadá y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.