Cinco curiosidades de la cabalgata de Navidad de Disneyland Paris
El desfile navideño vuelve a ser el gran protagonista de estas fiestas en el parque temático de París.
El pasado 13 de noviembre —antes que en Vigo— la Navidad llegó a cada colorido rincón de Disneyland París: miles de luces se encendieron por todo el parque, copos de nieve comenzaron a caer en Main Street —la calle principal que conduce al mágico castillo de Bella Durmiente— y el gran abeto navideño se iluminó en la entrada para recibir con los brazos abiertos a sus visitantes.
Esta es la época más especial del año en el parque de Mickey, Minnie, Donald, Pluto y todos esos personajes Disney que acompañan ya a varias generaciones. Unos días especiales que no pueden alargarse eternamente —ojalá— y tienen hecha final: el 9 de enero.
Al derroche de magia e ilusión de la factoría Disney se suma el espíritu navideño que vive su gran momento con la gran cabalgata navideña, que ha podido recuperarse este año tras las restricciones vividas en 2020 por la pandemia.
“La Navidad en Disneyland Paris es como abrir a Dickens. Es lo que realmente nos gusta ofrecer, es volver a la Navidad más tradicional”, asegura Emanuel Lenormand, director del desfile. Para Jeanne Debost, la productora, llegar a Disneyland Paris en Navidad “es tener la experiencia real de la calidez de estar con tu familia, con tus amigos... Así que cuando entras en el parque, entras en la Navidad”.
Los dos responsables de la Mickey’s Dazzling Christmas Parade están emocionados con este especial espectáculo, que guarda unos cuantos secretos que ellos mismos se encargan de desvelar.
“Cuando empezamos a diseñar esta cabalgata, partimos de la idea de hacer algo diferente. Tenemos desfile de Navidad por todas partes del mundo en todos los parques de Disney. Y no digo que sean iguales, pero parten de la misma escena”, cuenta Lenormand confesando además que se ha estado trabajando en el más estricto secreto desde 2018.
“En estos últimos 18 meses, los de la pandemia, el proceso ha sido muy complicado porque algunas de las carrozas iban a ser creadas en talleres de Disney que fueron cerrados. Tuvimos que repensar todo el proceso y eso fue muy duro. Y luego, tuvimos que trabajar todo por Zoom y, cuando tienes que hablar de un disfraz o una tela, es realmente complicado. Pero al final lo logramos y estamos muy felices”, explica Lenormand.
“Lo que nos hace felices es que los invitados están viendo exactamente el desfile que quisimos que se viera”, confirma Debost.
El grueso del desfile lo componen cinco carrozas, coronadas por llamativos árboles de Navidad, con deslumbrantes séquitos que marcan el paso al ritmo de sus coreografías. “Queríamos que cada una de las carrozas fuese una obra maestra en sí misma”, revela el director.
En la primera de ellas, la locomotora, viaja Mickey, acompañado por Pluto, Stitch y Pinocho. Desde la segunda, la carrozas de los dulces, saluda Minnie. En la tercera, los tres sobrinos del tío Gilito y Donald. La cuarta es la de las princesas, que luce un gran árbol de Navidad decorado con perlas, joyas y muchos dorados. Y cierra el desfile la carroza de Santa Claus —que comparte con Campanilla— que es como una gran caja de música, con una enorme bola de nieve que guarda el árbol de Navidad.
Esas carrozas, con sus alegres y coloridos árboles, pueden llegar a medir hasta 7 metros de altura. Pero quizá la cifra más espectacular la arroja la de vestuario: durante el desfile se utilizan 280 trajes y más de 3.000 piezas entre coronas, zapatos y complementos.
En la cabalgata intervienen hasta 100 personas: bailarines y actores llegados de todas las partes del mundo. Eso sí, “las princesas son de aquí, son de Disneyland”, bromea Lenormand.
Por cierto, lograr que todo salga a la perfección, que se coordinen los tiempos, los desplazamientos de las carrozas, las coreografía y la música, ha supuesto 5.500 horas de ensayo (687 jornadas de 8 horas de trabajo).
“En cada show que hacemos tiene que estar Mickey Mouse... Es el más esperado. Él y sus amigos”, asegura el director del espectáculo. Por supuesto, tampoco pueden faltar las princesas, pero este año hay otra protagonista que no es un personaje: la luz. “Todo está lleno de luz. El brillo de las luces es la estrella de estos días”, corrobora la productora.
“Los grandes símbolos de la Navidad son el árbol y las luces. Esa es definitivamente la Navidad universal”, continúa explicando el primero. Además, “París es la Ciudad de la Luz, así que había que jugar con las luces, desfilar con ellas, con cientos de luces”, matiza.
Advierten los responsables que hay algo que no hay que dejar escapar, la conexión entre la música y la iluminación: “Ha sido un largo proceso conseguirlo y merece la pena poner atención”, advierten.
La cabalgata vive uno de los momentos más emocionantes cuando termina de recorrer Main Street y se para alrededor del gran abeto que da la bienvenida a los visitantes.
Este gigantesco árbol mide 24 metros de altura y de sus ramas cuelgan más de 1.000 adornos de Navidad. Pero este no es el único abeto que hay en Disneyland París, 78 más se reparten por todos los rincones adornados además con 7 kilómetros de guirnaldas.
En definitiva, la Navidad ha vuelto a Disneyland París a lo grande, “para brillar como nunca”, como aseguran sus responsables.