Chelsea Manning abandona la cárcel
La exsoldado fue sentenciada a 35 años de prisión tras ser condenada por robar 750.000 páginas de documentos y vídeos antes de entregarlos a Wikileaks.
Sin grandes aspavientos ni fiestas ni declaraciones, pero con la felicidad plena que supone el ver la luz después de casi siete años en prisión. Y con el añadido de pisar la calle convertida en lo que siempre ha sido, pero que no se atrevió a confesar hasta el final: una mujer. Chelsea Manning es, desde este miércoles, libre. A las 13 horas ha salido de la cárcel militar estadounidense de Fort Leavenworth, en el estado de Kansas, según ha confirmado Amnistía Internacional.
"Por primera vez puedo ver un futuro como Chelsea para mí. Puedo imaginarme viviendo como la persona que soy y por fin puedo estar en el mundo exterior. La libertad solía ser algo con lo que soñaba pero nunca me permití imaginármela del todo. Ahora, la libertad es algo que volveré a experimentar con amigos y seres queridos, después de casi siete años de barrotes y cemento...". Escribió la semana pasada sobre su puesta en libertad después de que el expresidente Barack Obama conmutara su pena, proporcionándole una fecha de liberación mucho más pronto de lo esperado.
La exsoldado fue sentenciada a 35 años de prisión tras ser condenada en 2013 por robar 750.000 páginas de documentos y vídeos antes de entregarlos a Wikileaks, una de las filtraciones más grandes y comprometedoras de información clasificada en Estados Unidos.
Su vida iba a quedar reducida a despertarse cada día a las 4.30 horas en su celda de siete metros cuadrados en Fort Leavenworth, Kansas, e intentar mantener una conducta de buen comportamiento. Durante este tiempo ha estado al borde de la muerte en varias ocasiones: intentó suicidarse dos veces. Pero todo esto ya es pasado.
Ahora Manning saldrá de la cárcel con 29 años convertida en una activista por los derechos de los transgénero (ha sido la primera militar en haber podido seguir una terapia de hormonas en prisión), y en una heroína por haber sacado a la luz decenas abusos cometidos por Estados Unidos en la guerra de Irak, el conflicto en Afganistán, la prisión de Guantánamo y miles de casos relatados en los 700.000 documentos que filtró a Wikileaks en 2010.
En su primera declaración desde la decisión de Obama, difundida por la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), Manning ha dado las gracias al expresidente, así como a su equipo legal y a las "incontables" personas que le han apoyado durante los "casi siete años de barras y cemento", en los que habría pasado periodos de aislamiento y sufrido carencias en materia sanitaria. Tras "ver los cambios del mundo desde dentro de los muros de una prisión y a través de las cartas" enviadas por veteranos, personas transexuales, políticos y artistas, la militar ha dicho que espera aplicar las "lecciones" que ha aprendido y devolver el "amor" recibido. "Tengo que trabajar para mejorar la vida de los demás", ha prometido.
Manning también es consciente de que no todo son luces en su liberación. Su caso ha sido considerado un emblema en materia de revelación de documentos y ha generado un debate en relación a cuál debería ser la consideración legal para los filtradores. Heroína para algunos, villana para otros, Manning saltó a las portadas de todos los periódicos y lo que hizo sigue generando controversia. Durante el juicio por su caso la acusación retrató al todavía Bradley Manning como un traidor cuyas acciones pusieron en riesgo vidas de militares estadounidenses y personas que trabajan junto al Ejército. La defensa, por su parte, le describió como una persona bien intencionada que buscaba revelar la verdadera cara de la guerra.
En una carta al diario británico The Guardian en 2013, señaló que nunca había dicho ser una persona contraria a la guerra y que se había unido a las fuerzas militares para defender a su país. En la misiva, se describió a sí misma como una humanista motivada no sólo por su fe en la transparencia, sino también por su profunda preocupación por el valor de la vida humana.
En una declaración tras recibir el premio de la paz Sean McBride, en 2013, afirmó: "La opinión pública no puede decidir qué acciones y políticas están o no están justificadas si ni siquiera conoce los detalles más crudos sobre ellas y sus efectos".
Algunos analistas de seguridad consideran que las acciones de Manning han generado un daño palpable en las relaciones diplomáticas que EEUU sostiene con otros países y que, en algunos casos, tardarán mucho tiempo en repararse. "A mí me gustaría que se envíe un mensaje muy claro: si uno firma un contrato para mantener el secreto del ejército, no importa cuál es su postura política, eso no se puede violar", explicó a la cadena británica BBC Steven Bucci, director del Centro de Estudios de Política Exterior de la Fundación Heritage, en Washington. Bucci, que también es un coronel retirado de las Fuerzas Especiales y ex secretario asistente encargado de Defensa, añadió que las acciones de Manning constituyen espionaje, para lo cual existe una norma en la ley estadounidense.
No todos comparten la opinión de Bucci: "En lugar de castigar al mensajero, el gobierno estadounidense puede enviar una enérgica señal al mundo sobre su seriedad a la hora de investigar las violaciones de derechos humanos reveladas en las filtraciones y de hacer que todos los presuntos responsables penales comparezcan ante la justicia en juicios justos", explica Erika Guevara-Rosas, directora para las Américas de Amnistía Internacional.
Según Guevara-Rosas, Manning no pudo presentar pruebas de que había actuado en aras del interés público junto con otras cuestiones relativas al debido proceso en el juicio: "Permaneció 11 meses en reclusión preventiva en condiciones que el relator especial de ONU sobre la tortura calificó de trato cruel, inhumano y degradante, y fue sometida a aislamiento tras intentar suicidarse mientras cumplía condena. Además, tras comenzar su transición de género una vez condenada, en diversos momentos de su encarcelamiento se le negó un tratamiento fundamental y adecuado en relación con su identidad de género".
El nuevo presidente de EEUU, Donald Trump, no está, ni de lejos, por la labor de hacer algo parecido a lo que pide Guevara-Rosas. Basta con echar la vista atrás para darse cuenta de que eso es así: el día en el que Obama conmutó su pena, Trump calificó de "traidora ingrata" a Manning.
"TRAIDORA ingrata Chelsea Manning, quien nunca debería haber sido liberada de prisión, ahora está llamando líder débil al presidente Obama. Terrible", subrayó Trump a través de su cuenta personal de Twitter.
El abogado de Manning, Vincent J. Ward, confesó a El HuffPost que tanto él como su cliente son conscientes de lo "afortunados" que son de haber conseguido que Obama le conmutara la pena. "Con Trump no hubiera sido posible. Es una persona intolerante y cruel y no le hubiera dado esa oportunidad a Manning", sentencia.
Ahora, con la liberación de Manning, Ward tiene claro que no será el último caso: "Habrá más reveladores de secretos, les perseguirán, pero que abogados como yo haremos todo lo posible, todo lo que esté en nuestras manos, para protegerles". Eso sí, de momento disfrutará de la liberación de Manning. Él, que la conoce bien, asegura que está "muy contenta, con muchas expectativas de lo que va a poder hacer". "Ha estado en la cárcel la mayoría de su edad adulta, pero es una persona con recursos, una de las personas más inteligentes que conozco, así que espero que Chelsea pueda hacer grandes cosas por el mundo".
Manning cumplirá 30 años en diciembre. Tal vez entonces tenga la apariencia que ha deseado, después de que las autoridades de la cárcel rechazaron dejar que le creciera el cabello más de los cinco centímetros permitidos en la prisión.
El Ejército quiere mantener su liberación en un bajo perfil. No está planeada ninguna rueda de prensa. "Para garantizar la privacidad y seguridad del interno Manning, no se proporcionará ninguna información concerniente a su liberación", ha dicho Dave Foster, portavoz del Ejército, a través de un comunicado.
Chelsea Manning, de quien hay pocas fotos públicas disponibles, podría encontrar refugio en la casa de una tía en una región de Washington. Confía en una sólida red de voluntarios que están listos para ayudarla.