La central nuclear ucraniana de Zaporiyia (ZNPP), bajo control ruso, ha desconectado uno de sus reactores tras registrarse varios bombardeos en las zonas colindantes, según ha informado la empresa estatal de Ucrania, Energoatom, en su cuenta de Telegram.
“Hoy, 1 de septiembre de 2022, a las 4:57 a. m. (hora local), como resultado de otro bombardeo de mortero por parte de las fuerzas de ocupación rusas en el sitio de la central nuclear de Zaporiyia, se activó la protección de emergencia y se apagó la quinta unidad de potencia operativa”, ha señalado la empresa.
La central nuclear, la mayor de Europa y la tercera del mundo en cuanto a potencia, ya sufrió una desconexión temporal de la red la pasada semana por causas que aún no han sido aclaradas.
Según la compañía, los bombardeos también dañaron “la línea auxiliar de suministro de energía de respaldo” de la central, lo que supuso que la unidad número 2 de la planta se apagara transitoriamente y se activara posteriormente con los generadores diésel.
La unidad de energía 6 continúa operando dentro del sistema energético ucraniano y al mismo tiempo alimenta las propias necesidades de la ZNPP, precisó Energoatom.
El personal ucraniano de la planta está haciendo todo lo posible por eliminar los daños a su infraestructura, enfatizó la compañía, que recordó que esta es la segunda vez en los últimos 10 días que “las acciones criminales de los alborotadores han llevado al cierre de la unidad y la desenergización de la estación” en referencia a los ataques rusos.
En plena visita del OIEA
Este suceso se produce mientras un grupo de expertos del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) visita la planta tras llegar a un acuerdo con el Gobierno de Moscú, que ocupa la central desde el pasado 4 de marzo y cuyos alrededores son objeto de ataques de los que se acusan mutuamente rusos y ucranianos.
El Klemlin ha acusado este jueves a las tropas ucranianas de un intento de asalto de la planta. “En dos grupos de sabotaje de hasta 60 personas y en siete barcos atracaron en la costa del embalse de Kajovka, tres kilómetros al noreste de la planta de energía nuclear de Zaporiyia e intentaron apoderarse de ella”, ha defendido el portavoz del Ministerio de Defensa, Ígor Konashénkov.
Según la institución castrense, “se tomaron medidas para destruir al enemigo, incluso con el uso de la aviación del Ejército” y actualmente la central está “bajo control”.
Estado de una de las clases del liceo Mykhailo-Kotsyubynske
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Sofia Zhyr, de 14 años, sentada en su pupitre en su escuela de Chernihiv, atacaba en marzo. Confiesa que tenía miedo de regresar.
Emilio Morenatti via AP
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Anna Skiban, de 12 años, en el lugar donde estaba su asiento en su clase del liceo de Mykhailo-Kotsyubynske, Chernihiv, atacado en marzo. "Estoy muy triste, no puedo creer que esto le haya pasado a mi escuela".
Emilio Morenatti via AP
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Oleksandr Morhunov, de 13 años, entre los escombros de su aula, atacada en marzo pasado, en Chernihiv. "Cuando estoy en mi clase, pienso en las ganas que tengo de que acabe la guerra".
Emilio Morenatti via AP
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Mykola Kravchenko, de 12 años, mira su destrozada aula de informática en el liceo Mykhailo-Kotsyubynske. “Cuando estoy en la escuela, pienso en la persona que murió entre los escombros. Lo siento profundament...
Emilio Morenatti via AP
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Khrystyna Ignatova, de 16 años, mira lo qque queda en pie de su aula, en la escuela Chernihiv.
Emilio Morenatti via AP
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Anastasia Avramenko, de 13 años, en la posición exacta en la que estaba su pupitre en la escuela de Chernihiv. Dice que se quiere graduar en ese centro, porque es donde siente que pertenece.
Emilio Morenatti via AP
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Ivan Hubenko, de 11 años, camina con su mochila sobre los restos de su escuela bombardeada en Chernihiv. "Me siento ofendido cuando estoy en mi escuela. Un resentimiento porque los rusos la destruyeron".
Emilio Morenatti via AP
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Oleksii Lytvyn, de 13 años, ante el lugar que ocupaba la pizarra de su clase, en el Mykhailo-Kotsyubynske. “Nunca había visto algo así, no puede ser una realidad”, dice, como si fuera un sueño.
Emilio Morenatti via AP
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Karina Muzyka tiene 10 años y está retratada en su clase de Chernihiv. "Cuando bombardearon mi escuela, me aterroricé. Vivimos cerca. Nuestras ventanas se dañaron y mi madre pudo morir porque la puerta casi la presion...
Emilio Morenatti via AP
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Sofia Klyshnia, de 12 años, en el espacio que ocupaba su asiento escolar en el liceo Mykhailo-Kotsyubynske. "Tengo miedo de pisar la clase destrozada que un día ocupé".
Emilio Morenatti via AP
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Karina Muzyka, caminando sobre las ruinas de su cole.
Emilio Morenatti via AP
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Un grupo de estudiantes, reunidos en una clase dañada por los bombardeos en el liceo Mykhailo-Kotsyubynske, este 30 de agosto, primer día de clase.
Emilio Morenatti via AP
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Ventanas rotas por la explosión de 4 de marzo en el liceo Mykhailo-Kotsyubynske de Chernihiv.
Emilio Morenatti via AP
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Libros ucranianos y rusos, apilados en un colegio.
Emilio Morenatti via AP
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Estudiantes en una clase aún en pie en el Mykhailo-Kotsyubynske.
Emilio Morenatti via AP
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Un grupo de niños juega en el patio dañado de la Escuela Chernihiv. Comparten historias de cómo han sobrevivido hasta ahora a la guerra.
Emilio Morenatti via AP
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Un libro destrozado, con un retrato de Lenin.
Emilio Morenatti via AP
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Estado de una de las clases del liceo Mykhailo-Kotsyubynske
Emilio Morenatti via AP