Noviazgo con la infanta Elena, adicción al sexo y coqueteo con la coca: las balas de Cayetano Martínez de Irujo
Lo ha contado TODO en su biografía.
Se acabaron los secretos sobre Cayetano Martínez de Irujo. El quinto hijo de la duquesa de Alba ya no esconde nada. Su autobiografía, De Cayetano a Cayetano (La esfera de los libros), que sale este miércoles 4 de septiembre a la venta, le ha servido para abrirse en canal y compartir su lado más oscuro.
Son más de 300 páginas llenas de confesiones desgarradores. Algunas las ha adelantado El Mundo, que ha publicado en exclusiva su capítulo más polémico, y otras las recogen este miércoles revistas como Diez Minutos y ¡Hola!. Ponen foco en la mala relación con su madre y algunos de sus hermanos y sus problemas con las drogas y el sexo. Eso, sin olvidar, su relación con la infanta Elena.
El conde de Salvatierra no deja títere con cabeza en un libro que promete ocupar muchas minutos en tertulias de radio y televisión.
Su miedo a la duquesa
“A mi madre le teníamos miedo. Yo me sentía como Oliver Twist dentro de palacio. Iba a pedir comida o una explicación y lo único que recibía eran golpes. A Fernando no le pegaban, sólo a mí, porque él no se rebelaba…”
(Cayetano Martínez de Irujo se quedó huérfano de padre con solo 9 años. Fernando, al que se refiere, es su hermano mayor, el cuarto hijo de la duquesa de Alba. Por orden son: Carlos, Alfonso, Jacobo, Fernando, Cayetano y Eugenia).
Problemas con sus hermanos mayores
“He aceptado que mis tres hermanos mayores —Carlos, Alfonso y Jacobo— no me quieren, me lo han demostrado con creces”.
Los 80 de Cayetano
“No caminé tras los pasos de Pedro Almodóvar (...) Me apunté a la otra parte de la fiesta. Madrid era el sitio más divertido del mundo. Madrid era una barbaridad: salía seis días a la semana, con una idea compartida: ‘Ésta también será una noche sin final’. El domingo quedaba con los crápulas de la noche para hacer balance de la semana. Descansaba los lunes”.
Cayetano y la coca
“La Movida escondía un lado oscuro que trazó a menudo caminos zigzagueantes. También recorrí ese camino: la noche con todas sus aristas, la vibrante y la sórdida. Entré a los 18 y salí a los 23. Me acerqué al mundo de las drogas. Me perturbó por completo la coca. Padecía un problema emocional y era carne de cañón para convertirme en prisionero de algunas sustancias. Era un chico triste, desencantado, sin consejos, sin guía…”.
Su inseparable Pocholo
“Mi fiel compañero de esos cinco años de locura fue Pocholo Martínez Bordiú. Éramos inseparables. (...) Entre los dos manejábamos el cotarro. Él pegaba saltos. Yo no había nacido para brincar por las pistas de las discotecas. Fueron cinco años de vorágine, hasta que me planté y me hice una pregunta reiterativa: ‘¿Qué hago yo aquí?’. No podía seguir viviendo así, no podía despertar cada día en un sitio de Madrid sin siquiera saber dónde me encontraba. Mi compañero de faena dormía hasta las dos de la tarde, pero yo me tenía que levantar pronto porque el sentido de la responsabilidad era más fuerte que el cansancio”.
Cayetano y el sexo
“Vivía obsesionado por conquistar a las mujeres. El sexo se convirtió en mi válvula de escape. Vivía con una obsesión: seducir a mujeres. Ninguna se me resistía. Era una especie de bestia”.
Novio de una mujer mayor
“A los 16 salía con una señora mayor que yo (...) Dormíamos juntos y el lunes me llevaba al colegio. Me gustaba mucho, creo que cumplía varios papeles en mi vida: amante, amiga, madre...El idilio nos duró año y medio. Ella mantenía otra relación paralela con un hombre del Club de Campo. No sentía celos ni me importaba en absoluto. Andaba obsesionado con la conquista”.
(Un año antes había seducido a la señora de la familia de acogida de Inglaterra donde iban en verano a aprender inglés. Asegura que se puso pesado y ella acabó aceptando)
Traumas sexuales
“La lectura de los terapeutas de EEUU que me atendieron años después coincidió en el daño que me habían hecho psicológicamente ambas relaciones (las dos anteriores). Incluso las catalogaron de abuso sexual. Era un menor, se aprovecharon de un desamparado emocional que buscaba cariño, refugio y una madre. Ese punto de partida que habría de confundirme a lo largo de la vida”.
Su relación patriótica con la infanta Elena
“Por puro patriotismo y responsabilidad histórica. La infanta necesitaba una persona fuerte al lado y al parecer yo era el elegido… La relación duró tres meses. Mi madre estaba encantada, era la ilusión de su vida (...) Lo que pasaba es que yo no quería meterme ahí porque estaba luchando por salir de mi propia celda y no quería meterme en otra mayor”.
La medicina de Mar Flores
“Conocí a una modelo (Mar Flores) que me acercó un poco más al lado oscuro. Ella era la horma de mi zapato, en el peor de los sentidos. Yo, que pensaba que todas las mujeres estaban a mi disposición, saboreé mi propia medicina: era una mujer maquiavélica y fría, de doble personalidad”.
Sus cuernos a Genoveva
“Era un desastre. Le fui infiel a pesar del amor hacia ella. Estuvimos juntos unas tres semanas y después comenzó mi angustia. Durante un vuelo a Madrid le comuniqué mi intención de acabar la relación. Al llegar aquí le confirmaron el embarazo”.