¿Carlos quién? Así se siente la generación Z británica con un nuevo rey
"El rey Carlos III me parece otro fósil no electo que no paga impuestos y que goza de privilegios en una posición arcaica construida sobre riquezas coloniales".
El día 8 de septiembre murió la reina Isabel II en su casa de Balmoral y Reino Unido perdió a la que había sido su reina durante 70 años, pero también ganó a un rey que había pasado esos 70 años siendo el heredero.
Ahora, mientras Reino Unido guarda un periodo de luto nacional, el rey Carlos III llora a su madre durante los siete días más ajetreados de su vida.
En su primera semana, el nuevo rey ha tenido una agenda muy apretada. Tras la vigilia privada de la familia junto a la cama de la reina el jueves, el viernes pronunció su primer discurso a la nación y prometió seguir el ejemplo de su madre.
¿Cuáles han sido las primeras impresiones que ha causado el nuevo monarca? Por un lado, Carlos ha mantenido una actitud muy personal al hablar de amor, de pérdida y de su “querida mamá”, y ha saludado a los ciudadanos que se dieron cita fuera del Palacio de Buckingham.
Por otro lado, se trata de un hombre 48 años mayor que su madre cuando se convirtió en reina a los 25 años, un abuelo lo suficientemente audaz como para citar versos de Hamlet a las masas, pero que se irrita fácilmente cuando un bolígrafo no funciona como debería.
Sobre todo, es extraño ver a un rey, y no a una reina, al frente de Reino Unido; un hombre con traje, y no su madre con su bolso; escuchar a la gente cantar God Save The King (Dios salve al Rey) y no God Save The Queen (Dios salve a la Reina) y saber que la cara de las monedas y billetes pronto cambiará.
Independientemente de la opinión de la gente sobre la institución de la monarquía, hay un amplio consenso en que la reina era el pegamento que mantenía unida a la familia real.
Al pensar en la realeza británica, hay que pensar necesariamente en ella. Ahora que se ha ido, es difícil imaginar cómo será el futuro de la monarquía. Una cosa es segura: muchos jóvenes no se imaginaron a Carlos III como su rey.
Entre la generación Z circula una indiferencia general que contrasta con el luto forzado, ya que muchos están más interesados en el día festivo por el funeral que en su nuevo rey.
“El rey Carlos III me da bastante igual”, dice Adedayo Akinfaderin, un estudiante de 17 años de Kent. “Siempre he visto a la reina (y ahora al rey) como una persona que simplemente está ahí”.
Akinfaderin dice que no entiende el culto que rodea a la realeza. “La gente siente una lealtad errónea hacia personas que ni siquiera saben de su existencia”, dice. “Es como el culto a los famosos, pero 10 veces más peligroso, porque la monarquía sí afecta a la política”.
Las impresiones que tienen muchos jóvenes sobre Carlos III se las han transmitido sus padres. Aunque no habían nacido para presenciar su boda de cuento de hadas con Lady Di y su posterior ruptura, la generación Z ha absorbido la adoración mundial por la “princesa del pueblo”, y también parte del histórico desprecio por su marido.
En TikTok han aparecido breves clips de la princesa Diana hablando de Carlos, de la aventura de él y de su complicado divorcio.
Lo que vino después fue una tragedia, una historia retransmitida una y otra vez en la cultura popular, así que las primeras impresiones de los jóvenes sobre su nuevo rey probablemente no sean las mejores.
Además, no hay que olvidar el complicado historial de la monarquía con la gente de color. Es difícil para muchas personas ignorar las huellas del Imperio Británico, sus secuelas y la política actual de racismo y desigualdad.
Paris Williams, una política londinense de 24 años, tiene una fuerte opinión al respecto. “Como mujer negra con herencia nigeriana por parte de mi madre y raíces caribeñas y afroamericanas por parte de mi padre, ambas ramas de mi familia se han visto afectadas por la colonización y la esclavitud”, explica.
Williams considera que el nuevo rey vive en una época en la que hay tanta facilidad de acceso a los recursos que si realmente quisiera reciclarse y cambiar algo, lo haría.
“El rey podría admitir que la familia real ha desempeñado un papel importante en la historia y que ya es hora de dimitir, pero lo que está haciendo es continuar la historia y el legado de la monarquía”, dice.
″¿También vamos a olvidar lo que le hizo a Diana? Además, está bien documentado que no quiere ser rey, pero ahí está, sentado entre sus lujos”.
Por “bien documentado”, Williams aclara que se refiere a The Crown. Esta serie dramática de Netflix, que vuelve a estar en tendencias desde la muerte de la reina, es visto por muchos como un documento informativo sobre la realeza, sin importar sus inexactitudes históricas.
Grace Cooper, de 19 años, camarera y estudiante de Kent, no está de acuerdo con la inmensa riqueza y los privilegios de la familia real, así como con su política.
“Siempre he pensado que es incorrecto que la gente pueda nacer en una posición de riqueza y poder, especialmente si está financiada con nuestros impuestos”, dice.
“Que yo sepa, la familia real nunca se ha pronunciado sobre el colonialismo o la trata de esclavos ni sobre ninguna de las cosas que siguen beneficiándoles económicamente. Es triste que tanta gente se haya dado prisa en alabarlos ignorando todo su pasado”.
Siente una fuerte aversión por el rey Carlos III, al que describe como “desagradable” y “una de las peores personas de la familia”. Al ser preguntada por el motivo, dice: “Ha dicho muchas cosas ofensivas y no puedo apoyar eso”.
Una de esas polémicas fue en 2009, cuando Carlos llamó sooty (hollín) a su amigo indio-británico, el empresario Kolin Dhillon, aunque este defendió al ahora rey, afirmando que era un “mote cariñoso”.
Cuando Meghan Markle contó en su entrevista de 2021 con Oprah que un miembro de la familia real le había preguntado qué tono de piel tendría el hijo de ella y Harry, toda la realeza británica quedó manchada.
Lewis, de 21 años, trabaja para el Gobierno y prefiere ocultar su apellido. Cree que el nuevo rey está “fuera de contacto” con la realidad.
“La época en la que nuestros padres amaban a la realeza ha terminado”, dice el londinense. “Nos enfrentamos a una recesión inminente, a una crisis climática, a una crisis de la vivienda y a una crisis energética. La gente tiene problemas para pagar sus facturas y cada vez hay más personas abocadas a la pobreza”.
“Son problemas corrientes a los que nos enfrentamos todos, salvo la realeza. La realeza come en porcelana china y viaja en jets privados. A los jóvenes nos han abandonado durante décadas y la realeza no ha hecho nada para ayudarnos. La monarquía está fuera de la realidad y debe ser abolida”.
Akinfaderin está de acuerdo en esta última afirmación, a pesar de su indiferencia hacia el rey.
“En este momento la monarquía está ahí de decoración. También siento que sirve para alimentar un sentimiento de nacionalismo entre los británicos. Esto se ha podido ver claramente con Meghan Markle”.
Después de que Harry y Meghan se unieran a Guillermo y Kate el sábado en el castillo de Windsor, el hashtag #MeghanGoHome (Meghan, vete a casa) comenzó a ser tendencia en Twitter.
La última columna del periodista británico Piers Morgan es una prueba de cómo Meghan sigue enfrentándose a la hostilidad de los medios de comunicación de Reino Unido: “Harry, si de verdad quieres honrar a tu padre, cancela tu nuevo libro y controla a esa esposa tuya que está dañando a la realeza”.
Tito Mogaji, londinense de 24 años, cree que la existencia de la monarquía refuerza este culto a las portadas y a los famosos.
“No les cuestionamos ni les pedimos suficientes responsabilidades cuando hacen algo malo, del mismo modo que haríamos con un político o con una persona corriente”, afirma.
“El rey Carlos III me parece otro fósil no electo que no paga impuestos y que goza de privilegios en una posición arcaica construida sobre riquezas coloniales”.
Mogaji coincide con quienes opinan que la familia real está “fuera de contacto” con los jóvenes (aunque cree que Harry es el que mejor conecta con ellos).
″¿Cómo pueden relacionarse con una persona de a pie, con un estudiante, con un inmigrante, con un conductor de autobús, con un trabajador del sexo o con cualquiera, en realidad? Tienen unos privilegios que van más allá de los sueños más optimistas de cualquier persona en este país”, dice.
“Realmente a los jóvenes no nos aporta nada la monarquía, no son progresistas, no tienen diversidad. No son tan ecologistas ni de izquierdas como nosotros. Son una reliquia de una época pasada que no nos incluye”.
A Cooper también le gustaría que desapareciera la monarquía: “Es una institución anticuada, en mi opinión, y no la necesitamos para nada”, afirma.
En su defecto, me gustaría ver cómo asumen de verdad su pasado. “Si la monarquía va a seguir existiendo, me gustaría que intentara reparar el daño que ha causado en todo el mundo”, añade.
“Por desgracia, no veo que lo vayan a hacer. Están muy alejados de la realidad y son demasiado privilegiados para que les importe”.
En cuanto a Mogaji, también espera el final de la monarquía “o que, en su defecto, llegue una generación más diversa, progresista y honesta, no tan dependiente del dinero público y dispuesta a admitir los errores históricos de Gran Bretaña”.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Reino Unido y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.