Un 'brownie' rosa
El 19 de octubre se celebra el Día mundial contra el cáncer de mama; el metastásico es el menos conocido.
Aunque el chocolate es una de mis pasiones, el día que me obligaron a comerme este brownie lo aborrecí de por vida. Por fuera llevaba azúcar rosa, todo un engaño cuando le hinqué el primer diente y por dentro estaba “hueco, amargo y podrido”.
Así es como me sentí el verano de 2015 cuando me dijeron que tenía metástasis en una de mis vértebras. Mi primer diagnóstico de cáncer de mama fue en otoño de 2009, y solo quería escuchar que estaba curada en aquella revisión rutinaria.
Porque con 35 años, y después de casi seis años de cirugías, tratamientos, un divorcio, secuelas de por vida y más tratamientos, sentí como la muerte se sentaba junto a mí. Desde entonces somos las peores compañeras de viaje, pero intentamos respetarnos.
Me sacaron la vértebra después de dos cirugías muy duras por vía anterior y posterior, esa fue la primera vez que creí en la magia, fui la primera voluntaria para el espectáculo, y gracias a las mejores manos, hoy, sigo caminando en esto que llaman vida, vida con metástasis.
He pasado por todos los tratamientos hormonales que están a nuestro alcance, lástima que dejen de funcionar cada seis meses, y lástima que cada vez queden menos en la lista, el tiempo corre y nada funciona. – Joder ¿qué estoy haciendo mal?
A lo mejor todo sería más fácil si los ensayos clínicos fueran más accesibles, si alrededor del 20% de las mujeres que padecemos cáncer de mama metastásico tuviéramos las mismas oportunidades de vida sin importar la comunidad autónoma en la que vivas, quizá así sería más fácil.
Ahora que llevo seis meses son una mutación genética que nunca ha existido antes en cáncer de mama podría sentirme única, pero el año pasado murieron 6.000 compañeras en las mismas, y aunque mi oncólogo sigue haciendo pócimas mágicas para dar con la receta perfecta, entre ensayo y error el cuerpo se agota, la ciencia se cansa y la investigación no llega.
Porque dinero no habrá, pero ¡ojo! los brownies rosas se sortean a dedo en la pastelería de la vida, lástima que estén “huecos, amargos y podridos”.
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#masinvestigaciónparamásvida