El otro Camino de Santiago: símbolos, mitos, leyendas y un origen pagano
Javier Sierra cuenta los 'otros mundos' que envuelven la famosa peregrinación.
Por primera vez en mil años de historia el Camino de Santiago ha enmudecido. Con la pandemia, 2020 ha sido toda una contrariedad: las rutas de la peregrinación se han quedado vacías. Todo se ha llenado de un silencio que, poco a poco, se está rompiendo con la llegada de los nuevos peregrinos.
Ese es el aspecto que Javier Sierra ha podido mostrar en el programa Otros mundos (Movistar+), el del vacío que ni las guerras ni las pestes consiguieron.
Recorrer durante un día Santiago de Compostela de la mano del escritor es conocer todo lo que se suele ignorar y que intenta desgranar también en el programa: símbolos, mitos, leyendas y el origen pagano de la peregrinación de un camino apto para creyentes y para quienes no lo son. Porque antes de esos mil años de rutas cristianas, hubo un camino anterior, el de la ruta al Finis Terrae (fin del mundo), al ser Galicia la tierra más occidental.
También lo era para los celtas, que cuando se referían al fin del mundo citaban a Galicia. Para ellos era la tierra de los espíritus, la que estaba al otro lado del mar. Todo esto lo relata el escritor de El fuego invisible en un viaje que coincide con un sol radiante y un cielo despejado en Galicia, lo que permite apreciar en todo su esplendor la magnitud de los monumentos mientras se recorren los rincones más emblemáticos de la ciudad con la ‘música’ de fondo de la narración de Javier Sierra y las historias del otro Camino de Santiago: símbolos, mitos, leyendas y su origen pagano.
“Toda la imaginería gallega está llena de muerte”. La esencia del Camino era la reflexión sobre la vida, la muerte y la resurrección. Por eso, cuando se llegaba al final, todo estaba vinculado con los muertos. Es más, A Costa da Morte (A Coruña) —la Costa de la Muerte— invadía a los peregrinos paganos de una sensación de haber llegado al límite de los vivos. Al otro lado sólo estaban los espíritus.
Por eso, explica, había que crear una historia para cristianizar la ruta. En este caso, poner en una vitrina los huesos de un discípulo directo de Jesús para atraer a la gente, porque lo que movía durante muchos siglos la sociedad eran las reliquias.
Sin embargo, la historia anterior no ha desaparecido del todo, por desconocida que sea. En San Andrés de Teixido, un pueblo de A Costa da Morte, se sigue haciendo una procesión todos los años en la que la gente se mete en ataúdes para preparar su viaje al más allá.
El Pórtico de la Gloria: ¿Es el Génesis de la Biblia la copia de una leyenda?
En el Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago de Compostela aparece representada la figura de un hombre agarrando dos leones. “No se sabe quién es, hay un debate de siglos, y no tiene sentido litúrgico que sea el personaje de la Biblia Daniel, como se suele decir”, revela Sierra.
La última hipótesis apunta a la mitología mesopotámica y señala a Gilgamesh, un héroe sumerio. Casualmente, la primera novela de la historia es la Epopeya de Gilgamesh. En ella se narra cómo Gilgamesh se da cuenta de que lo tiene todo como rey de Mesopotamia, excepto la inmortalidad de los dioses. Para interpelarla, hace un viaje al más allá y les pide la inmortalidad. Los dioses le sugieren que hable con Utnapishtim, el único humano al que se la ha concedido hasta el momento.
El anciano le revela cómo lo ha logrado: los dioses le informaron de la llegada del fin del mundo y le encargaron la construcción de un barco para preservar la vida de un animal de cada especie.
Utnapishtim no es Noé, pero el cuento sí que es anterior, en al menos 5.000 años, al Génesis, el primer libro de la Biblia. En dicho cuento, una de las escenas más famosas es la de Gilgamesh tomando el control de los leones en un intento por dominar sus pasiones, de ahí que se haya llegado a la conclusión de que es ese momento el que inspiró la base de la columna.
Lo más curioso de todo es que en el siglo XII, supuestamente, no se conocía en Europa el cuento de Gilgamesh. De hecho, se descubrió en las ruinas de la Biblioteca de Asurbanipal de Nínive (en el actual Irak), en el siglo XIX. ”¿Cómo el cuento de Gilgamesh pudo haber llegado de Mesopotamia a Galicia? ¿A través de quién? ¿Qué tipo de peregrino iba de sitio en sitio contando esas historias? Estas son mis cábalas”, se plantea en voz alta el escritor.
La leyenda del hombre lobo o el monstruo de Vákner
Un peregrino de Lapurdi (País Vasco francés), recorría la zona de Roncesvalles, un lugar peligroso por la cantidad de asaltantes que esperaban encontrarse con gente haciendo la ruta. Conoció a otro peregrino en una posada en la que hizo noche y decidieron continuar el camino juntos. El primero acabó apuñalado por el segundo, para darse cuenta después de que no llevaba nada de valor encima y, enrabietado, lanzó a la víctima, aún con vida, por una ladera. Una manada de lobos rodeó al hombre que había sido atacado y en la mirada de uno de ellos, distinto a los demás, creyó ver a Santiago reencarnado. Los lobos nunca lo atacaron y murió en paz.
La leyenda del gallo y la gallina de Santo Domingo de la Calzada
En el siglo XIV, Hugonell, un joven alemán que peregrinaba con sus padres, llegó a Santo Domingo de la Calzada (La Rioja). Una vez allí, una chica se enamoró de él, pero no era correspondida, así que coló en la bolsa del peregrino una copa de plata para acusarlo de haberla robado. El joven fue condenado a morir en la horca. Cuando sus padres se agarraron al cuerpo sin vida de Hugonell, este les dijo que estaba vivo gracias a Santiago. Inmediatamente fueron a comunicarlo al regidor, que se burló de ellos: “Vuestro hijo está tan vivo como este gallo y esta gallina que me disponía a comer antes de que me molestarais”. El gallo y la gallina comenzaron a cacarear.
La leyenda de la Dama Azul
Sor María Jesús de Ágreda, una monja de Soria, decía tener el don de estar en dos lugares a la vez. De hecho, cuando los franciscanos llegaron por primera vez a Nuevo México en 1629, los indígenas les contaron que una mujer vestida de azul les había evangelizado. Fue la mujer que ayudó a consolidar la leyenda del apóstol Santiago en España.
La leyenda de la muerte de Santiago
Cuando Santiago volvió a Tierra Santa —tras predicar en España enviado por Cristo después de morir crucificado—, lo decapitaron. La Virgen llevó sus restos en una barca para dejarlos en Galicia. Antes de llegar a la costa, un hombre montado a caballo salió del mar. El animal y él se habían ahogado y aparecieron vivos. En clave simbólica, significa que estar cerca de esos huesos puede dar la vida eterna.
Los mitos de la luz para descubrir sus restos: ovnis y estrellas
Las estrellas están en todas partes por Santiago de Compostela. Según se cuenta, los huesos del apóstol se descubrieron en el siglo IX porque una luz iluminó su tumba donde se encontró un escudo con un ovni (“o lo que pudiera ser aquello en ese siglo”, dice Sierra) o con una estrella. Etimológicamente, Santiago de Compostela significa ‘Santiago del campo de la estrella’. “Sobre los milagros de la luz, se puede decir que los templos se construían orientados para que se iluminarán en un día y hora determinado”, comenta el escritor. Actualmente, la tumba del apóstol, un arca de plata con una estrella encima, se encuentra en un subterráneo.
El ADN de las palabras y su doble sentido (qué dice mucho)
La Catedral de Santiago está construida sobre un cementerio de época romana. Si antes se mencionaba que Compostela quiere decir ‘campo de la estrella’, otra de las hipótesis es que deriva de postum (después de la muerte, de donde vienen los huesos). Se piensa que Compostela viene de una ciudad construida sobre los huesos, algo a lo que Sierra da menos crédito ya que se trata de una palabra compuesta, “mucho más larga”.
Todo es un juego permanente de palabras. “Santiago es Sant Yago, Jack en Francia. Jack da nombre a Jaca, que significa sabiduría”, desvela.
Por otro lado, el nombre de Galicia viene de ‘cáliz’. Es la única Comunidad Autónoma que tiene un escudo con un referente tan antiguo, y tiene que ver con la creencia de que Galicia era el lugar en el que se protegían las reliquias más sagradas del cristianismo, no solo del apóstol, también el Grial.
“Lo importante es que el relato sea bueno”
“Los mitos y leyendas no son inocentes, y en esa época se utilizaban para exaltar un valor nacionalista o una legitimidad sobre el territorio. Los musulmanes llevaban ocho siglos en España. ¿Con qué legitimidad les quitas sus tierras? Diciendo ’es que antes de que llegarais ya había venido Santiago”, explica Javier Sierra.
Al final, todo se trata de marcar un lugar especial con algo especial, donde ha habido una conexión entre el cielo y la tierra. Es decir, como indica, “un lugar sagrado marcado por los restos de un superhombre, y eso se puede aplicar a la antigua Grecia, a la antigua Roma y al antiguo Egipto”.
Según las crónicas, en el arca en la que el obispo Teodomiro confirmó “por ciencia infusa” —apunta— que estaban los restos del apóstol, había tres cuerpos: el de Santiago y el de dos compañeros, “o el de ninguno, porque no sabemos si Santiago vino a España alguna vez. En esa época lo importante era el relato, que fuese bueno, ahora necesitamos pruebas de todo”, concluye. Y ese es el poder y la esencia del mito.